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Ver para creer

Desolación al final del partido | MADERO CUBERO

Paco Merino

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Prepárense a escuchar de nuevo el término “milagro” repetido hasta la saciedad en las semanas que faltan para que concluya el campeonato de Segunda. ¿Con el Córdoba dentro? En ello están los blanquiverdes, que desperdiciaron una ocasión extraordinaria para dar sustento a su discurso positivo. La escalada la frenó un Huesca que mira a la Primera División con argumentos sólidos. Supieron los de Rubi sacar provecho del estado de inquietud de un equipo que corre sin desmayo y se comporta de manera más que aceptable en el campo. Con esto le valdría para un curso sin sobresaltos o incluso para opositar razonablemente a un play off. Su problema es que arrastra un sórdido pasado y unas deudas futbolísticas casi inasumibles. En un Arcángel caldeado, en el que todo el mundo siente ya la punzante sensación de que cualquier desliz es irreversible, el Córdoba se dejó tres puntos con los que contaba en la construcción de su escalera para salir de una zona de descenso en la que lleva más de seis meses. Ahí seguirá. Y ya a expensas de lo que hagan otros.

Fiel a su costumbre, Sandoval agitó el once para introducir variantes y llevar el factor sorpresa a los últimos extremos. El de Humanes dejó en el banquillo a Reyes, la referencia cordobesista desde enero y, precisamente por esto, pieza de caza mayor para los adversarios. El técnico reservó al internacional utrerano de su habitual ración de patadas -que en ocasiones provocó su sustitución prematura- a costa de rebajar el nivel del equipo en intimidación y acciones a balón parado. La ausencia de la estrella la compensó con la inclusión de Álvaro Aguado, talento y desparpajo para romper las costuras a una defensa oscense en la que reaparecía, a pierna cambiada y después de meses fuera por lesión, el lateral Akapo. Más allá de retoques, se sabia que el factor emocional iba a jugar un papel preponderante. Se detectó desde los emotivos prolegómenos y se dejó sentir en la impetuosa salida de los blanquiverdes.

Una acción individual de Sergi Guardiola a la que Aguza no acertó a poner una buena rúbrica y un disparo de espuela del mediocentro catalán fueron los primeros testimonios en ataque de un Córdoba que tuyo una puesta en escena vertiginosa. El equipo de Rubi se dejó hacer. Juegan los oscenses con el empaque y la seguridad de aquellos que tienen ya más que cubiertos los riñones con lo que han conseguido y son conscientes de que todo es premio. Pueden subir a Primera. Quién se lo iba a decir. El Córdoba no puede permitirse el error. Y cuando lo comete, entra en pánico. Le ocurrió cuando Álex Gallar remató al fondo de la portería de Kieszek un centro de Ferreiro, que le hizo varios nudos a Loureiro antes de colocarle el balón a su compañero. El 0-1 lo notó el Córdoba, que perdió el orden y la verticalidad para ponerse a correr detrás de la pelota con fogosidad y protestándolo todo. Nervioso y enloquecido, con poco criterio a la hora de armar una réplica que le permitiera empezar de nuevo un partido torcido, el Córdoba mostró una imagen deshilvanada. Sergi Guardiola lo intentó en alguna arrancada desde atrás, pero los adversarios no le permitían llegar al área y tampoco hubo ninguna asociación especialmente inspirada.

Melero pudo marcar en un disparo que le salió muy centrado y que detuvo Kieszek, aunque poco después el goleador oscense quebró la débil resistencia de la defensa local para hacer un 0-2 a pase de Moi Gómez que dejó El Arcángel en silencio. El Huesca tenía el dominio del juego, de la pelota y del marcador. El Córdoba, metido en un embrollo de consideración, vivió el pitido de Pérez Pallás indicando el descanso como una liberación.

La primera ovación tras el intermedio se produjo cuando el speaker anunció la salida de José Antonio Reyes, que suplió a un improductivo y perdido Jovanovic. El veterano internacional, tras recibir un par de buenas tarascadas como bienvenida, empezó a repartir juego con aperturas hacia las bandas y pases filtrados que buscaban a Sergi Guardiola en una posición más cercana al área. Los primeros minutos fueron de asedio blanquiverde. Con más prisas que método, pero no estaban las cosas como para exquisiteces.

La vida se volvió maravillosa en el minuto 59, cuando el de siempre, Sergi Guardiola, batió a Remiro para hacer el 1-2 y convertir El Arcángel en un hervidero. “Sí se puede”, cantaban enfervorizados los hinchas cuando el Huesca sacó de centro y, en segundos, colocó el 1-3 con la firma de Cucho Hernández. El partido entró en una dinámica frenética, que continuó con la señalización de un penalti en el 64. Marcó Reyes. El estadio estalló de nuevo y la tomó principalmente con árbitro. Sandoval -en la grada, por sanción- sacó Eneko Jauregi por Aguza. Un delantero más. A tumba abierta.

El Córdoba no encontró manera de reconducir aquello. Cucho Hernández marcó de penalti el 2-4 y abrió de nuevo brecha ante los locales, a los que les costaba la misma vida generar acciones de ataque frente a un Huesca bien pertrechado. Rubi fortaleció el mediocampo metiendo para el tramo final a Luso Delgado, excapitán del Córdoba, que fue aplaudido cuando salió al césped. Para entonces, las esperanzas estaban en niveles mínimos ante la visión de un Córdoba que ponía corazón y poco más. Que no es poco. Sergi Guardiola la tuvo clara en el 77, pero no acertó a apuntillar en carrera un balón que se quedó muerto en el área pequeña.

El tramo final fue un querer y no poder de un Córdoba que era claramente inferior a su rival, al que los planes le salieron clavados. Entre protestas, petición tragicómica de penaltis y una grada que se despoblaba antes de tiempo, el Córdoba consumió un capítulo decisivo de su lucha por la salvación. Algunos jugadores se derrumbaron sobre el césped cuando el árbitro pitó el final. Por la megafonía sonó el himno. Treinta seguidores del Huesca alentaban a los suyos mientras los hinchas locales se marchaban moviendo la cabeza con preocupación. Faltan cuatro partidos. Cuestión de fe.

FICHA TÉCNICA

CÓRDOBA, 2: Pawel Kieszek, Loureiro, Aythami, Jesús Valentín, Javi Galán, Edu Ramos, Aguza (Eneko Jauregi, 67'), Jovanovic (Reyes, 46'), Aguado, Narváez (Quim Araujo, 72') y Sergi Guardiola.

SD HUESCA, 4: Remiro; Alexánder González, Pulido, Jair, Akapo, Aguilera, Melero (Sastre, 71'), Moi Gómez, Ferreiro (Kilian, 83'), Álex Gallar (Luso 74') y Cucho Hernández.

ÁRBITRO: Pérez Pallás (Comité Gallego). Amonestó con tarjeta amarilla a los locales Valentín, Eneko Jauregi y Edu Ramos y a los visitantes Melero y Remiro.

GOLES: 0-1 (22') Álex Gallar.

0-2 (36') Melero. 1-2 (59') Sergi Guardiola. 2-2 (60') Cucho. 2-3 (64') Reyes, de penalti. 2-4 (70) Cucho Hernández, de penalti.

INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la trigésimo octava jornada de la Liga 1|2|3 disputado en el estadio municipal El Arcángel, ante 15.300 espectadores.

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