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Un trienio para la historia de Espiel

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Cristian López

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El Atlético Espeleño certificó -de manera indirecta- su descenso a la División de Honor después de tres años escribiendo los renglones más importantes de la historia del club. Una caída esperada y que solo las matemáticas restaban por certificar, después de un curso de sufrimiento. No obstante, no cabe duda que la lectura principal para la afición de Espiel no debe ser el amargo desenlace, sino el sueño dibujado durante un trienio que muchos no olvidarán jamás, y que otros tantos nunca vieron. La aventura arrancó en la campaña 2013-14, cuando Rafa Navarro (actual técnico del Córdoba CF) se hizo cargo de un equipo que vagaba sin rumbo desde hacía años entre la categoría provincial y la zona baja de la Primera Andaluza. Ahí se empezó a cimentar un sendero ascendente que no solo triunfó sobre el césped, sino que también despertó del letargo a toda una localidad.

Tal fue el impacto del preparador cordobés que en apenas unos meses se pasó del undécimo lugar en la tabla a pelear directamente por el ascenso a Tercera División (no existía por entonces la División de Honor). Navarro enmendó a un equipo que deleitó durante tres temporadas al fútbol andaluz, dirigiéndose sin frenos hacia el ascenso. Y por fin el objetivo se fraguó. Y a lo grande. A falta de dos jornadas para el desenlace del curso 2015-16, el cuadro rojillo confirmó su promoción con una goleada como local ante la AD San José (4-0). Por primera vez en su historia, el Espeleño competiría en una categoría nacional. Todo un pueblo de fiesta. Un hito histórico para una población de algo más de 2.000 habitantes.

La ilusión brotaba por todos los frentes en una campaña en la que todos los integrantes de la plantilla miraban al cielo. Eran los recién llegados. Una entidad novata, pero sin complejos. Ese pundonor fue lo que quiso transmitir el actual entrenador cordobesista, que quiso seguir haciendo historia. Y lo logró. El Atlético Espeleño se erigió en su primer año en el Grupo X de Tercera División como uno de los más fuertes de la categoría. Unos meses de locura, que finalizaron con el propósito principal más que conseguido y con la miel de algo mucho más grande rozando los labios de la entidad. Aquella temporada (2015-17), el cuadro rojillo se codeó durante muchas jornadas con los aspirantes al ascenso a Segunda División B, quedando al final en novena posición. Otro hito para las páginas doradas del club.

La chispa siguió presente al siguiente año, aunque el crecimiento personal de los integrantes obligó a una reestructuración profunda. Muchos jugadores salieron y Navarro emprendió el desafío de director de fútbol formativo en el equipo de su vida, el Córdoba CF. Salva Serrano se hizo cargo de la plantilla para lo que restaba de campaña, alcanzando la permanencia de manera holgada, aunque mostrando unas costuras cada vez más amplias.

Con mucho que decir, el Espeleño se presentó en una nueva temporada con la ilusión renovada, aunque ya sin ese toque de picardía que supuso una efervescencia absoluta en épocas recientes. El nivel de Tercera se le echó rápidamente encima, augurando un curso de mucho sufrimiento. Y así ha sido. Serrano salió después de una racha negativa que sumió a la plantilla en lo más profundo de la clasificación, de la cual ya no ha conseguido escapar. El objetivo del milagro se encomendó al jienense José Ángel Garrido, que, pese a la lucha constante por parte de todos los estamentos de la entidad, no logró revertir la situación para sacar a sus pupilos del pozo. En este sentido, y con cuatro jornadas por disputarse, los de Garrido son vigésimo primeros con 26 puntos. Su caída ya es oficial.

Tres años de historia futbolística para una humilde población. Un sueño que empezó desde abajo y desde ahí tratará el Espeleño de volver a reconstruir su proyecto para ampliar el legado. Un trienio que nadie olvidará y que, desde ya, tratará de repetir.

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