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Siete días para reescribir la historia

Imagen de un entrenamiento del Ciudad de Lucena | CIUDAD DE LUCENA

Rafael Ávalos

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En realidad la situación competitiva -el rango deportivo, para que se entienda- no será la misma que antaño. Ni siquiera se parecerá a la de esta temporada, cerrada para un gran número de clubes de manera abrupta y sólo abierta para quienes lo merecieran a lo largo de meses. La pandemia de Covid-19 lo cambiará -como ya lo cambió- todo en plenitud o casi. De entrada, entre Segunda B y A existirá una nueva división: es la Pro, ideada por la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) para reorganizar el fútbol no profesional -que no amateur como tal en todos los casos-. Pero poco -o nada- importa tal circunstancia a una de las entidades referentes en la provincia en la modalidad. Se trata del Ciudad de Lucena, que aspira a devolver a la división de bronce -que ya no lo será al 100% la próxima campaña- a la capital de la Subbética. El conjunto aracelitano encara los últimos siete días antes de encarar un play off tan histórico como incómodo con la ilusión al alza. No es para menos, está ante la posibilidad de lograr un ascenso absolutamente memorable en Córdoba.

Por partes, el equipo que dirige Dimas Carrasco -nombre ya referencial- empieza este lunes la que es su cuadragésimo segunda semana de trabajo en lo que va de extraña 2019-20. La temporada es rara porque de por medio ha existido un problema tal como la pandemia de Covid-19 que ha sido, sin género de duda, el mayor de los últimos cien años -desde el final de la emergencia sanitaria, también mundial, provocada por la mal denominada Gripe española-. Tampoco esta circunstancia, una vez llegado el instante, rebaja la ambición de un club que tiene como objetivo lo que para toda una ciudad es un sueño. Esto no es otra cosa que la vuelta a Segunda B, división que aunque de otro modo conoce Lucena a la perfección. Lo esencial hoy por hoy es desear, no sin mucho trabajo para conseguirlo, el ascenso. Para ello parte el cuadro aracelitano con cierta ventaja, ya que en su primer partido le resulta suficiente el empate.

Sin embargo, el Ciudad de Lucena no piensa en pequeño y prefiere encarar el choque con el Xerez DFC -el de nuevo cuño- con el ánimo de conseguir la victoria sí o sí. Más vale ser ambicioso cuando se tiene una oportunidad como ésta. De cara al encuentro y con esa mentalidad va a continuar con su preparación los próximos días. En concreto, el conjunto de la Subbética se va a ejercitar en su estadio este lunes y el martes desde las 19:00. A la misma hora va a entrenar de nuevo el jueves y el viernes, después de gozar de una jornada de descanso el miércoles. Tampoco va a pisar el verde el equipo celeste el sábado, en la previa del estreno en el play off exprés. Por cierto, la plantilla va a efectuarse de nuevo pruebas de Covid-19 de cara al partido, que se va a jugar en el Municipal Antonio Lorenzo Cuevas de Marbella el domingo a partir de las 22:00.

La entidad cordobesa afronta el reto con el objetivo primero de alcanzar la final, en la que se vería las caras con el Betis Deportivo o el Utrera. En principio, la escuadra que dirige Dimas Carrasco parte con el papel de favorito. O más bien, para evitar el peligro de la relajación o el exceso de confianza, como mayor aspirante que su rival. Resulta poco significativa no obstante esta circunstancia pues los triunfos en fútbol, así como en la vida, se logran en virtud al trabajo y la constancia. Es lo que procura asegurar, al menos, el Ciudad de Lucena, que además regala una razón por la que recuperar la sonrisa a su afición y al municipio en general tras la dureza de los últimos meses por el Covid-19 -en la capital de la Subbética, en España y en el mundo-. A la localidad, tanto como a sus seguidores, pretende obsequiar con el regreso a Segunda B cinco años después de que el extinto Lucena Club de Fútbol perdiera la categoría.

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