Un salvavidas en Oviedo
Al Córdoba se le queda una media sonrisa en el rostro para terminar el año en la Liga. En un partido de lo más delicado, ante un adversario de rango y con la presión extra que supone la falta de concordancia entre sus metas y su situación actual, el conjunto de Carrión logró salir airoso en el Carlos Tartiere y agarrar tres puntos que le sirven para mucho. Primero, para evitar un desplome en la tabla y la amenaza de unos puestos de descenso que no toca desde hace años. También para homologar el trabajo del nuevo técnico y alumbrar a incipientes ídolos como Javi Galán. Lo de este chico ha sido un proceso de maduración acelerada, un producto creado en casa y regado por la crisis. El extremo zurdo ha sido titular en todos los partidos con el nuevo técnico. En Oviedo fue de lo mejorcito. Trajo por la calle de la amargura a cuantos le salieron al paso, fue valiente para subir y esforzado para tapar. Marcó, además, un gol de raza que abrió el marcador cuando su equipo más lo necesitaba. No es un fichaje -más que nada porque estaba ahí y porque la plantilla, como dice el discurso oficial del club, es de 40 jugadores-, pero su irrupción en el Córdoba en esta fecha le convierte en un refuerzo real para un grupo que, pese a todas las nuevas entradas -la de Esteve es otra-, sigue reclamando algún retoque. Mientras llegan o no, el Córdoba ha logrado mantenerse a flote y evitar una caída libre que había disparado las alarmas entre el cordobesismo. Después de ganar solamente un partido de los últimos once, la escuadra blanquiverde doblegó al Oviedo con mérito y sudor. Hizo bien su trabajo.
Carrión apostó de salida por Luso -que no había intervenido un solo minuto desde que llegó al banquillo- para componer un centro del campo de corte rocoso junto a Edu Ramos, con Borja Domínguez más adelantado y unas alas con Javi Galán y Juli. Atrás, lo de siempre. Y en punta, el clásico: Rodri. El Córdoba va ajustando piezas y estilo a marchas forzadas, preso de la urgencia por recomponer su imagen -principalmente en la clasificación, lo demás vendrá después- y por evitar a toda costa situaciones de corte dramático en un periodo tan turbulento como el mercado invernal.
La puesta en escena del Córdoba fue la que se podía esperar de sus circunstancias. Pocos riesgos en ataque, con un intento de mantener la pelota controlada en el mediocampo y sacarla sin contemplaciones cuando rondara su área. Atrás, Bijimine iba al corte con eficacia -al borde de la tarjeta- y ninguno de sus compañeros se complicaba en exceso. Lo de jugarla desde la primera línea, tal y como sucedió -con desigual fortuna- ante el Cádiz, se aparcó en esta ocasión. El Oviedo apretó sin atosigar. Fió su ataque a los bulliciosos Jonathan Pereira y Nando, que no anduvieron precisamente finos. Tampoco Toché, al que no le llegó casi nada en condiciones. Como a Rodri, que se mostró como un islote en la punta del Córdoba. Pero a los de Carrión eso les importaba menos.
El Oviedo se dejó ver en ataque a los 17 minutos, en una dejada del ex cordobesista Nando a Jonathan Pereira. El remate del menudo punta gallego lo tocó Héctor Rodas para enviar a córner. Los carbayones hicieron poco más. El Córdoba andaba bien pertrechado. Fue un buen encajador de golpes blandos hasta que le llegó la hora de sacar la mano. Y lo hizo con contundencia. En el minuto 21, Antoñito progresó por la banda derecha y lanzó un centro pasado al que llegó Javi Galán lanzándose en plancha. El pacense le había ganado la carrera al cordobés José Manuel Fernández, que incluso llegó a empujarle en su intento de detener una acción que terminó siendo letal: el cabezazo de Galán acabó dentro de la portería de Juan Carlos. El primer gol en categoría profesional de un jugador que hasta hace tres semanas jugaba con el filial de Segunda B sirvió para dar confianza a un Córdoba de moral quebradiza en los últimos tiempos. Le vino bien para sentirse seguro y aguantar la previsible respuesta del Oviedo.
Los de Fernando Hierro, algo desconcertados, no acertaron a imponerse a un Córdoba muy trabajador. Pawel tuvo su intervención más importante en el minuto 40, en un remate en escorzo de Jon Erice a centro de Susaeta. El intermedio llegó con una sensación de control blanquiverde labrada a través de la disciplina táctica y el instinto de protección.
Tras el intermedio, bofetada del Córdoba al Oviedo. Había transcurrido poco más de un minuto cuando una dejada de Juli al borde del área a Borja Domínguez la aprovechó de manera fantástica el gallego, que enganchó un trallazo que dejó sin respuesta a Juan Carlos. El Oviedo se quedó descuadrado, incómodo en un escenario inesperado. Pudo arreglar algo el panorama en el minuto 51, en una falta del borde del área que lanzó Néstor Susaeta al palo. Al borde del 60, Rodri estuvo a punto de llegar a un centro de Juli para hacer el tercero. Fernando Hierro metió en el campo a David Rocha y Linares buscando más potencia ofensiva ante un Córdoba muy seguro de lo que que hacía. A falta de más de media hora, el ex capitán de la selección española agotó el cupo de cambios quitando a Toché para colocar a Jorge Ortiz. Iba a por todo, a pecho descubierto. Mientras tanto, Carrión permanecía a la expectativa. Los planes le salían bien.
Pawel cazó un latigazo de Ortiz a falta de diez minutos y evitó males mayores para un Córdoba que se desenvolvía con oficio, parando el juego y jugando con el creciente nerviosismo de un Oviedo que no perdía en el Carlos Tartiere desde el mes de septiembre y que solamente había encajado cuatro goles en su hogar hasta que llegó el sorprendente Córdoba de Carrión. Se llevó, como es habitual, su ración de susto final. Que no parezca fácil nunca. A falta de dos minutos, Linares batió a Kieszek y revolucionó al Oviedo, que se fue enloquecido al ataque con Hierro vociferando desde la banda. El último disparo a puerta salió de las botas del ex cordobesista Fernández, que le pegó desde muy lejos tras recoger un rechace. Kieszek atrapó con seguridad y aquello no duró mucho más. Al final, el Córdoba cierra el año con mejores números como visitante que como anfitrión. En la tarde asturiana le dio un capotazo a la amenaza de ruina. Ahora es uno más en la pelea por alcanzar el play off. No está tan mal.
FICHA TÉCNICA
OVIEDO, 1: Juan Carlos, José Manuel Fernández, Óscar Gil (David Rocha, 59'), David Fernández, Varela, Erice, Torró, Nando, Susaeta (Linares, 62'), Jonathan Pereira y Toché (Jorge Ortiz, 65').
CÓRDOBA, 2: Pawel Kieszek, Antoñito, Héctor Rodas, Jonathan Bijimine, Domingo Cisma, Luso (Esteve Monterde, 67'), Edu Ramos, Borja Domínguez, Juli, Javi Galán (Guille Donoso, 81') y Rodri (Piovaccari, 86').
ÁRBITRO: Gorostegui Fernández-Ortega (Comité Vasco). Amonestó con tarjeta amarilla a los visitantes Héctor Rodas, Javi Galán, Borja Domínguez, Rodri, Esteve Monterde y Piovaccari.
GOLES: 0-1 (21') Javi Galán. 0-2 (46') Borja Domínguez. 1-2 (88') Linares.
INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la décimo novena jornada del campeonato nacional de Liga 1|2|3, disputado en el Estadio Carlos Tartiere ante 12.414 espectadores.
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