Punto de sutura en una herida abierta
Fue una pelea de puñetazos al aire. Ninguno se fue feliz a casa. Mucho menos el Zaragoza, que ofreció un aspecto cadavérico. Lucas Alcaraz no ha logrado arrancarlo. En el Córdoba tampoco está el asunto para hacer fiestas. El equipo lleva cuatro partidos oficiales con Curro Torres en el banquillo -tres de Liga, uno de Copa- y no ha ganado ninguno. Esta vez no logró el objetivo máximo, pero sí unas cuantas micrometas. Con eso se debe conformar para no volverse loco. Mantuvo la portería a cero, lo que no está nada mal para el que sigue siendo el conjunto más vulnerable de la Liga 1/2/3. También demostró que no es peor que un histórico que a día de hoy es adversario directo en la pelea por salvar el pescuezo en la categoría. De hecho, hasta pudo haber ganado. En el último cuarto de hora, cuando los aragoneses corrían sin ton ni son, en una lamentable coreografía para los hirientes cánticos que se escuchaban en el graderío, los blanquiverdes gozaron de un par de ocasiones muy claras en las botas de Andrés y Blati. Pero el marcador no se movió en una noche de tensión máxima.
Con los resultados de la jornada bullendo en las enloquecidas cabezas de los cordobesistas, Curro Torres tomó cartas en el asunto para componer un once que se podría calificar como sorprendente si la vida de este Córdoba estuviera marcada por los parámetros de la estabilidad. No es así, para su desgracia. El de Ahlen, en su búsqueda de una formación efectiva por encima de todo, recuperó para el centro de la zaga a Aythami Artiles y colocó como hombre más avanzado a Jaime Romero, que pasó la noche del martes hospitalizado y que se recuperó a toda marcha para asumir una función vital: pelear por el gol en un equipo que no había ganado nada fuera de casa. Ahí encajó también la gran novedad blanquiverde en La Romareda, donde se vivió la primera titularidad de Sebas Moyano, el que fue en su momento un golden boy de la cantera y que ahora se ha convertido en un recurso adulto para ayudar a salir al equipo de una situación espantosa.
El Zaragoza se plantó como se podía esperar que lo hiciese un equipo que no había dado una alegría a su afición desde el mes de agosto. Sabía el cuadro maño que tenía en frente a un Córdoba que lejos de su hogar venía siendo un despropósito andante -un punto de 21-, así que la lógica marcaba un asedio o, al menos, una presión notable. Ojo: teniendo en cuenta que el técnico local es Lucas Alcaraz, poco amante del desmelene efectista. Esperar exquisiteces de dos equipos en puesto de descenso, agobiados bajo el peso del escudo y el descrédito que les reportan sus cifras, resultaba una vana pretensión. Hubo nervios, imprecisiones, ataques alocados y algunas de esas acciones de esfuerzo inútil que muchos futbolistas practican para congraciarse con la grada. El Zaragoza tiró más de este estilo, pues a él le correspondía, y el Córdoba aguantó las andanadas locales con decoro. Carlos Abad le hizo un paradón a Álvaro Vázquez en el minuto 4. El cuadro aragonés apretaba más y tenía la pelota, pero el Córdoba no perdía la concentración. Tuvo alguna aparición por las bandas, con Sebas y Galán como protagonistas, pero sin disparos a puerta.
Los de Curro Torres sofocaron el intenso comienzo del Zaragoza y equilibraron el partido. Un trallazo cruzado de Miguel de las Cuevas desde el borde del área en el minuto 26 fue el primer testimonio ofensivo del Córdoba. Los locales también se asomaron al área de Carlos Abad con algunos centros laterales, pero sin que saltaran las alarmas en la zona cordobesa. Poca cosa de uno y otro. Ambos en su línea. Equipos con gente de nombre jugando en un tono menor, con más miedo que método. Fútbol de garrafón, con triquiñuelas y patadas para llevar el pleito al escenario de la picaresca. Una noche complicada para el árbitro Díaz de Mera, al que algunos jugadores miraban más que a sus propios compañeros. Los equipos se fueron a la caseta sin haber marcado ni haber dejado demasiadas muestras de poder hacerlo. Ahí, en el ese choque de miserias, iba venciendo el Córdoba: el equipo que más goles recibe contenía a uno de los que menos marca.
A la vuelta de los vestuarios, idéntico panorama. El Córdoba, bien pertrechado atrás, no se complicaba en absoluto ante un Zaragoza deslavazado, que buscaba más por pesadez que por inspiración sus opciones ofensivas. Le costaba un mundo. Y al Córdoba, más. Los de Curro Torres sometían a un adversario cuyo nivel de inquietud iba creciendo a medida que avanzaba el crono y los pitos componían la banda sonora de la frustración en la grada. La gente enloqueció cuando salió a escena Jorge Pombo, otro efectivo atacante. Lucas Alcaraz tomaba una decisión de riesgo, sintoma evidente el estado de extrema necesidad de su equipo.
En los últimos veinte minutos, Curro Torres metió picante: salió primero Sasa Jovanovic y después lo hizo Andrés Martín. El Zaragoza andaba en la típica fase de las preguntas existenciales: la situación y el público le exigían irse arriba, pero la posibilidad de ser cazado en una contra por el Córdoba le producía pánico. Al Zaragoza le dio Pombo una nueva dimensión. Pero el Córdoba empezó a sacar su perfil más agresivo.
El joven Andrés enganchó un zurdazo en el minuto 85 tras un rechace en el borde del área que forzó a Cristian Álvarez a realizar una parada antológica. Fue la mejor oportunidad del Córdoba, que metiò en los últimos minutos a Federico Piovaccari. En el último minuto, Blati Touré llegó solo en carrera y recibió en el pie un buen servicio de Jovanovic, pero el burkinés conectó la bota de modo deficiente y el balón salió desviadísimo. No hubo más. Pañuelos para el Zaragoza y alivio para un Córdoba que sigue sin ganar con Curro Torres, pero al menos ya sabe que no es el peor y que podrá pelear con sus iguales.
FICHA TÉCNICA
REAL ZARAGOZA, 0: Cristian Álvarez, Alberto Benito, Delmás, Verdasca, Álex Muñoz, Lasure, Javi Ros, Pep Biel (Jorge Pombo, 68'), Raúl Guti, Marc Gual (Alberto Soro, 87') y Álvaro Vázquez.
CÓRDOBA CF, 0: Carlos Abad, Loureiro, Álex Quintanilla, Aythami, Javi Galán, Vallejo, Quim Araujo (Andrés Martín, 80'), Blati Touré, Sebas Moyano (Jovanovic, 74'), De las Cuevas y Jaime Romero (Piovaccari, 87').
ÁRBITRO: Díaz de Mera Escuderos (Comité Castellano-Manchego). Amonestó con tarjeta amarilla a los locales Álex Muñoz y Lasure y al visitante Javi Galán.
INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la decimoséptima jornada del campeonato nacional de Liga 1/2/3, disputado en el estadio La Romareda ante unos 17.000 espectadores.
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