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La portería en las manos de Kieszek

Kieszek, en un partido en El Arcángel | MADERO CUBERO

Rafael Ávalos

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Aunque el éxito es colectivo, buena parte del mismo está en sus guantes. Y también en sus botas. Una vez terminada la temporada, el futuro de la portería también está en sus manos. Las de Kieszek, el portero que dio vida al Córdoba ante el Valladolid y en Reus y que ahora tiene que decidir si continúa o no en la entidad califal. A su figura se dirigen muchos focos estos días, después de que el equipo de Sandoval lograra la permanencia el pasado sábado. Porque la continuidad el polaco está en el aire aun cuando contaba con una cláusula en su contrato, que finalizaba el 30 de junio, por la cual renovaba de manera automática tras disputar en torno a una treintena de duelos. La decisión en realidad la ha de tomar él.

El cambio de propiedad trajo para el guardameta cierta libertad en lo que su futuro se refiere. Tras la llegada de Jesús León, como dueño y presidente, y Luis Oliver, para dirigir la parcela deportiva del club, las condiciones de la vinculación del cancerbero variaron notablemente. Pawel Kieszek, que firmó con el Córdoba en verano de 2016, recaló en El Arcángel para dos años más otro por objetivos. Esto era hasta el final de la presente campaña con posibilidad de seguir si cubría una cifra concreta de choques -que superó hace semanas-. Sin embargo, dada la situación del equipo, en posiciones de descenso y con la salvación casi imposible allá en enero, los nuevos dirigentes de la entidad resolvieron liberar al jugador de dicha atadura.

Una vez lograda la permanencia, su relación con el cuadro califal sigue en sus manos. La intención del club es prorrogar el contrato del polaco, pero entiende que a su edad una oportunidad más atractiva por categoría o mayor cuantía de sueldo puede ser la última de dar un salto en su carrera. Del mismo modo lo ve el propio guardameta, que en ningún momento ocultó la comodidad con que se encontró los dos últimos cursos con la elástica del Córdoba. Lo cierto es que pocos cuentan, ya terminada la campaña, con la salida de Kieszek. Por mucho que la posibilidad exista, el deseo de la afición, tanto como de la propia entidad, es que el portero siga ligado a un conjunto al que otorgó la capacidad de sumar puntos gracias a sus intervenciones.

Sin ir más lejos, en una temporada tan negativa, en términos globales, como la que cerró el Córdoba, el guardameta mantuvo su línea de buenas actuaciones. La mala trayectoria de los blanquiverdes hizo que éstas cayeran en no pocas ocasiones en saco roto y se desluciera su papel. Pero una de sus apariciones marcó el devenir del tramo definitivo del cuadro califal. En el segundo encuentro con Sandoval en el banco, el Valladolid pudo dictar sentencia en cierta forma. Ganaba por 0-1 y tenía la opción de incrementar su ventaja con una pena máxima. Kieszek detuvo el penalti y entonces se produjo una catarsis colectiva que condujo al equipo a vencer ese partido y comenzar una remontada épica que acabó con la salvación ante el Sporting. Un desenlace feliz y festivo que fue posible gracias a otra intervención memorable: la que evitó el 2-1 del Reus y dio alas a los de Sandoval para ganar en tierras catalanas (1-2).

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