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Sueños acuáticos y paladas recreativas

Deportistas del Club Piragüismo Córdoba.

Cristian López

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Una nueva normalidad así en el cielo como en la tierra. También sobre el agua. Lejos está aún la sociedad de volver a tener un ritmo similar al de hace algo así como dos años. Y de ello no se libra ningún estamento, pues el deporte ha sido igualmente víctima de esta crisis. Sea cual sea su modalidad y sus perspectivas. Sin embargo, lo cierto es que ese nuevo funcionamiento general, con las distintas medidas de seguridad y sanitarias, ha hecho que la adaptación no sea igual en todos los frentes. Cada vez, gracias al avance de la vacunación, es más sencillo el trabajo, aunque hay determinados clubes que han conseguido solventar diversos problemas con mayor facilitad que otros. Todo depende de la exigencia de la competición a la que se accede, y si no se depende de ninguna, el camino es más propicio. Así ha quedado reflejado por parte del Club Piragüismo Córdoba, que ha podido adaptarse casi sin problema a la pandemia. Y es que en la ciudad también hay disciplinas alejadas de la intensa y rutinaria carga competitiva, que no dejan de lado la actividad física, aunque sin los contratiempos que, en no pocos casos, suponen los torneos.

En este sentido, el conjunto califa no cuenta con un calendario regular de sesiones de entrenamiento, y por ende, tampoco de competiciones, por lo que le ha sido relativamente sencillo adaptar sus actividades a las limitaciones impuestas en cada nivel de riesgo sanitario. Al no ser un deporte de contacto y practicarse al aire libre, no es complicado respetar las distancias de seguridad y, en su caso, han podido organizar grupos reducidos tanto en el propio club como en los desplazamientos. Y es que el Guadalquivir, así como otros puntos acuáticos de la provincia y fuera de ésta, se llena de vida desde hace años con los participantes de una modalidad deportiva que vive desde siempre (con la excepción reciente de los Juegos Olímpicos) alejada del primer foco mediático, pero que en Córdoba tiene un fuerte arraigo, que no tradición, siendo una práctica muy adecuada para soportar con mayor facilidad la climatología local. 

Así, el Club de Piragüismo Córdoba vive una etapa de gran satisfacción a nivel de club, pues en la próximas fechas podrá celebrar un momento muy importante para su historia, dado que en 2022 se cumplirá nada menos que el trigésimo aniversario de la entidad, fundada en 1992, y que, en palabras de José Luis Arranz, su presidente, “se dedica fundamentalmente al piragüismo recreativo”. Y es que “aunque a lo largo de estos años, algunos de nuestros palistas han participado en competiciones y pruebas deportivas, las actividades que organizamos y en las que participamos en las últimas temporadas no son competitivas”, matiza. 

Su planificación deportiva está configurada por travesías en embalses en las provincias de Córdoba, Jaén, Sevilla, Málaga y Granada; en ríos como el Guadalquivir, en distintos tramos entre Montoro y Sanlúcar de Barrameda, el Genil o el Guadiato; o a través del mar, principalmente en el litoral andaluz. Asimismo, “también participamos en concentraciones de piragüistas y 'quedadas desorganizadas' con palistas de otros clubes”, añade el dirigente. 

Arranz subraya que “las características de este deporte, el espacio en que se practica y el material que se utiliza condicionan las actividades y el número de miembros del club”, por lo que no hay un cómputo generalizado para una entidad que tiene su núcleo central, desde hace más de quince años, en la IDM Centro Náutico, en el Balcón del Guadalquivir, “junto a una lámina de agua de caudal irregular que no siempre es accesible para los entrenamientos”. Con todo, el club cuenta con embarcaciones de pista, de travesía, de descenso, de escuela y de recreo, y ajusta el número de sus miembros a la adquisición de nuevos kayaks. Así las cosas, según apostilla su presidente, el propósito de la entidad a corto plazo es un “ambicioso proyecto”, que no es otro que el de “poner en marcha una escuela de piragüismo. El objetivo es formar y preparar un grupo de palistas que pueda competir en los campeonatos y ligas andaluzas. El reto, para un deporte minoritario sin tradición en Córdoba, es complejo y aún se encuentra en fase embrionaria, pero los cimientos están puestos”. 

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