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Fátima Gálvez, la reina de las cinco coronas

Fátima Gálvez, en Córdoba tras su diploma en Río 2016

Rafael Ávalos

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Buen símil es la figura de Carlos I de España, que también lo fuera V de Alemania. En la historia se encuentra su nombre como el rey emperador, el hombre más poderoso y con el dominio más extenso del planeta en su momento. La comparación quizá es un tanto exagerada, pero Córdoba tiene desde el sábado una figura a su altura en cuanto a posesiones. De una forma muy diferente, eso sí. Tiene cinco coronas pero no la colección de territorios del monarca. Por si todavía es necesario aclararlo, se trata de Fátima Gálvez, la deportista de Baena que hiciera historia el sábado con el primer oro de España en los Juegos de Tokio. Conseguida la medalla, que no caiga en el olvido, junto con Alberto Fernández en el formato de equipo mixto de foso olímpico. Y es este metal el que otorga a la tiradora un palmarés tan envidiable como inalcanzable para la inmensa mayoría de competidores y competidoras de cualquier disciplina.

Porque el olímpico es el quinto gran título de Fátima Gálvez, que ya había alcanzado la victoria, en al menos una ocasión, en el Campeonato de España y el de Europa, el Mundial y, como añadido, los Juegos Europeos. Ya lo dijo su madre, Josefina Marín, a los micrófonos de Televisión Española (TVE) poco después de que obtuviera el oro en Tokio. “Con tantos éxitos, que no tuviera una medalla olímpica, no podía ser”, aseveró. Era imposible definir la trayectoria de la tiradora de Baena de una manera mejor. Y por algo es una referente a nivel internacional de su disciplina, el foso olímpico. A sus 34 años, el primer cetro parece de otro tiempo y no por su edad sino por la amplitud de su brillante singladura competitiva. Lo consiguió en Alicante hace ahora tres lustros, allá en 2006. Con apenas 19 años alcanzó su primer máximo trofeo nacional.

Quizá entonces pocos podían intuir lo que venía por delante. De entrada, la baenense se volvió a proclamar campeona de España en 2008, entonces en Mollet del Vallés. Si bien sus miras en ese momento comenzaban a estar en otros horizontes más lejanos. Un trienio transcurrió hasta que dio el salto al continente. Aunque con anterioridad bien vale recalcar que Fátima Gálvez llegaría a llevarse el título nacional, con el cúmulo de los calendarios, hasta cinco veces más. La última se produjo en este mismo 2021, de nuevo en la localidad barcelonesa -antes mencionada- y para encadenar tres oros en el evento -Las Gabias en 2012 y 2014 y otra vez Mollet del Vallés en 2019 y 2020, son los cuatro torneos en que superó a todas sus rivales-.

Aunque el definitivo impulso lo tomó la cordobesa, en efecto, en 2011. Tenía entonces la tiradora de Baena 24 años, edad con la que pasó de reinar en España a extender sus metafóricos dominios al continente. Subió al primer cajón del podio en el Campeonato de Europa de Belgrado (Serbia). En 2010 ya había lanzado un aviso a navegantes al hacerse con el bronce. A partir de ahí, Fátima Gálvez quiso mucho más y tuvo mucho más. Lo buscó y consiguió mandar a nivel planetario, disparaba y no se ponía el sol, como en el imperio de Felipe II. Fue en 2015, cuando la flamante campeona olímpica logró el título en el Mundial de Lonato, en Italia. En ese instante, la deportista tocaba el techo, escalaba a su cenit. Y aun así, deseaba mucho más. Su objetivo vital era la más elevada de las cimas.

Camino de la cumbre, en su exploración convertida en conquista irrefrenable, estuvo muy cerca del anhelo que tenía desde los cinco años, cuando se vio un día como esa tiradora para la historia: Zhang Shan, la primera mujer que venció en una competición entre hombres y mujeres. En los Juegos de Londres 2012 finalizó quinta. Sólo un año después conseguir el cetro mundial, acabó cuarta por un suspiro final en la Olimpiada de Río de Janeiro 2016. De vuelta a 2015, Fátima Gálvez también se hizo con el oro en los Juegos Europeos de Bakú (Azerbayán), que contaron como campeonato continental. En esa cita y en el torneo continental propiamente dicho repitió Fátima Gálvez en 2019, fue en Minsk (Bielorrusia) y Lonato -uno de sus escenarios idílicos-, respectivamente. “Con tantos éxitos, que no tuviera una medalla olímpica, no podía ser”, dijo acertadamente Josefina Marín, su madre, tras lo que sucedió el sábado. A la deportista de Baena le restaba el soñado metal olímpico y por unas jornadas pareció que no la lograría. El pasado jueves quedó fuera de la final de la competición femenina y sin embargo aguardaba su segunda opción, la novedosa prueba de equipo mixto al lado de Alberto Fernández.

El 31 de julio de 2021 sucedió lo que debía desde el origen. Fátima Gálvez se hizo con el oro en los Juegos Olímpicos de Tokio, con el apellido de 2020. Con la más grande de las pandemias en un siglo de por medio, la de Covid-19, y numerosas dificultades por ese hecho, la cordobesa se apropió de otro cetro, probablemente el más relevante de todos. Ya era, como es y será, la reina de las cinco coronas. Pero éste sólo es el culmen de una trayectoria en que jamás dejó de acumular éxitos y trofeos. El mejor ejemplo está en las múltiples medallas que, más allá de los oros citados, logró en el Campeonato de Europa -con dos platas y cuatro bronces- o en el Mundial -con otras dos platas y dos bronces-. Y eso sin contar cada metal en Copas del Mundo, Copas de España…

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