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Sin pies ni cabeza

Los jugadores del UCAM festejan el empate ante un abatido Rodas | MADERO CUBERO

Paco Merino

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Lo del Córdoba es un monumento al disparate. Su partido ante el UCAM Murcia resultó un compendio de circunstancias que fueron de la épica a la comedia. Empezó bien, marcó pronto y hasta encontró la suerte de cara en decisiones arbitrales. El rival tampoco era gran cosa. Llegó a verlas venir y apenas generó trabajo a Pawel, que vivió uno de los partidos más plácidos del curso. Al polaco le amargó la tarde un compañero, Héctor Rodas, que conectó un remate inapelable hacia su portería que sirvió para despertar fantasmas dormidos. La afición, que lleva meses sin ver ganar a los suyos, emprendió la huida. El equipo de Carrión se queda dándole vueltas a un encuentro que no tuvo ni pies ni cabeza. La falta de pericia para gobernar una situación favorable, la contumacia en el error y la orfandad de liderazgo en el campo terminaron por enloquecer a un grupo que a día de hoy sigue en obras. Puede que en las próximas horas entren nuevos y salgan viejos. A los blanquiverdes les queda por delante un horizonte complejo, en el que tendrán que asumir una nueva realidad. Su guerra es escapar de las últimas posiciones. Y si lo consiguen, quizá se pueda ir más allá. Por lo visto ante el UCAM, hablar de metas mayores es un chiste.

Carrión buscó una reconstituyente para el Córdoba realizando un puñado de cambios relevantes. Caro ingresó para aliarse con Héctor Rodas en lugar del últimamente atribulado Bijimine en el centro de una defensa que venía pagando su inconsistencia. Luso, el capitán, volvió como pivote para dar equilibrio y oficio en el centro del campo. Y Javi Lara, un canterano que debutaba en su casa y en el primer equipo ya treintañero, salía para aportar más recursos en una vanguardia tristona. Llevaban tres partidos sin marcar. Una racha dañina y tan intolerable como el expediente que presentaban los blanquiverdes: cuatro meses sin ganar ante los suyos. Y las urgencias, aunque había quien prefería mirar para otro lado para no angustiarse más de la cuenta, estaban ahí. Por la identidad del adversario -digámoslo sin remilgos: directo- y por los resultados que se daban en otros escenarios, el duelo del Córdoba adquiría un tono inquietante.

Al UCAM se le complicaron los planes cuando el personal ni siquiera había roto a sudar. Hugo Álvarez reclamó el cambio tras sentir un dolor al realizar un despeje. Empezó a calentar Fran Pérez, pero desde el banquillo entendieron que había que forzar un poco más. El zaguero fue finalmente sustituido tres minutos más tarde, después de haber sido destrozado en un quiebro dentro del área por parte de Rodri antes de que el soriano soltara un derechazo que batió a Biel Ribas. El goleador de cabecera en el Córdoba llevaba bastantes semanas sin festejar ningún tanto y por eso celebró éste con un buen catálogo de gestos hacia la grada para aliñar su tradicional voltereta. El ex sevillista aprovechó un buen servicio de Antoñito para romper su sequía personal y la del equipo, que se encontró con un panorama alentador. El UCAM, incómodo, era sometido con claridad por parte de un Córdoba que tocaba bien el balón y no perdía la colocación. Los de Carrión tenían el dominio y la ventaja en el marcador. Todo iba bien.

Hasta que llegó el primer susto. Que fue de los que dejan tembleque. A los 23 minutos, Jona marcó en la portería de Kieszek y el juez de línea se quedó parado. Vio fuera de juego. Nadie más lo apreció, pero los seguidores aplaudieron la decisión evidentemente errónea. Fue una acción de suerte para los blanquiverdes, que parecieron captar el mensaje: cualquier detalle podía destrozarles el guión de un partido que tenían controlado. Un par de remates de cabeza de Rodri y Luso se marcharon desviados y provocaron momentos de tensión en la meta murciana, donde ocurrían más cosas que en el área de un Pawel que se benefició de unas cuantas pifias de los auxiliares en la señalización del fuera de juego. Los de Carrión no deslumbraban, ni mucho menos. Pero con trabajo y fortuna lograron irse al descanso con un marcador favorable. La visión de ese 1-0, combinada por la falta de costumbre en un Arcángel habituado a las penurias, despertó el aplauso cuando los jugadores se retiraban a los vestuarios.

Francisco sacó del campo a un inoperante Natalio para dar entrada a Luis Fernández, un cambio al que dio inmediata réplica Carrión sustituyendo a Antoñito por Bijimine. El congoleño pasó al centro de la defensa y Caro se desplazó al lateral derecho. Fernández protagonizó el primer testimonio ofensivo del UCAM en la segunda parte con un disparo cruzado que se le marchó desviado. El Córdoba mantenía el control ante un contrario voluntarioso, pero sin apenas llegada. El segundo lo tuvo cerca Héctor Rodas, que remató de cabeza en carrera una falta botada por Javi Lara. El montoreño monopolizó el saque de todas las acciones a balón parado, una de sus especialidades. De las botas del campeón de la India llegó otra acción de peligro: sacó un córner y Domingo Cisma, solo en el área, cabeceó fuerte y detuvo Biel Ribas.

Y lo que no fue capaz de hacer el UCAM lo hizo el Córdoba. En una acción tremendamente desafortunada, Héctor Rodas remató a su propia portería un centro de Jona. Quedaba apenas un cuarto de hora para el final del encuentro y un ambiente turbio se instaló en El Arcángel. Hubo malas caras, nervios en el césped y ese murmullo tan característico de la grada cuando los planes se tuercen. Carrión dio entrada a Federico Piovaccari para afrontar un tramo final trepidante. El italiano salió tan fogoso que no tardó en ver una tarjeta amarilla que le impedirá jugar el próximo partido. Igual que Rodri, que añadió una más a su récord y será sancionado por cumplir su segundo ciclo. Las desgracias cordobesistas siempre traen efectos secundarios.

El UCAM se envalentonó y el Córdoba, destartalado y plena descomposición, empezó a pasarlo realmente mal. Para aumentar el disparate, Edu Ramos protagonizó una aparatosa entrada en el centro del campo a Vicente y después protestó al árbitro, que le expulsó con roja directa. Con diez en el campo, el rival presionando y la grada cantando “¡Directiva, dimisión!”, el Córdoba se mantuvo como pudo. Al final, un puntito amarrado ante un equipo de los que marcha abajo. Un vecino.

FICHA TÉCNICA

CÓRDOBA, 1: Pawel Kieszek, Antoñito (Jonathan Bijimine, 54'), Caro, Héctor Rodas, Domingo Cisma, Pedro Ríos (Piovaccari, 75'), Luso (Caballero, 67'), Edu Ramos, Javi Lara, Juli y Rodri.

UCAM MURCIA, 1: Biel Ribas, Tekio, Hugo (Fran Pérez, 7'), Albizua, Morillas, Basha, Juande, Collantes (Nono, 69'), Vicente, Natalio (Luis Fernández, 53') y Jona.

ÁRBITRO: Areces Franco (Comité Asturiano). Amonestó con tarjeta amarilla a los cordobesistas Rodri, Piovaccari y Juli, y al visitante Fran Pérez. Expulsó con roja directa a Edu Ramos en el minuto 86.

GOLES: 1-0 (7') Rodri. 1-1 (73') Héctor Rodas, en propia puerta.

INCIDENCIAS: Partido corrrespondiente a la jornada 23 del campeonato nacional de Liga 1|2|3 disputado en el Estadio Municipal El Arcángel ante 10.906 espectadores. Se guardó un minuto de silencio en memoria de Francisco Calzado Ferrer Litri, en el tercer aniversario de su fallecimiento.

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