Una pica en el José Ramón Cisneros
Tras un tiempo de amargos tragos, ya es hora de que lleguen los días de vino y rosas. El mayor éxtasis del fútbol: la victoria. Pero para alcanzar el dulce sabor del triunfo, antes hay que batirse en el barro. Primero hay que curtirse en la guerra para luego festejar. Y en ese punto decisivo de la contienda se halla el Córdoba, que este mismo domingo encara una nueva batalla trascendental. No será, ni mucho menos, la última, aunque sí que puede ser decisiva en el plano anímico, y por ende, deportivo. El cuadro cordobesista visita la Ciudad Deportiva José Ramón Cisneros para medirse al Sevilla Atlético (11:30) en un auténtico territorio hostil. Situación que no hace sino incrementar la dificultad, pero también la ambición. O así debiera ser, ya que son los grandes, los -en teoría- elegidos, los que saben crecerse en los momentos duros. Y este sin duda, es uno muy sustancial para la entidad califa.
Dos empates y una derrota en los últimos tres compromisos han diluido el efecto de reacción que supuso la llegada de Pablo Alfaro. Además, dichos resultados han impedido al Córdoba acechar con mayor mordiente las plazas que dan a acceso a estar en la siguiente fase por la pelea hacia Segunda División, es decir, entre los tres primeros. Ese, y no otro, es el objetivo del club, pues de no alcanzarlo debería calificarse como un absoluto fracaso.
En este sentido, el Córdoba se sitúa a día de hoy en la cuarta posición con 20 puntos. Bien es cierto que tiene a solo uno al tercer clasificado (y a dos al segundo), aunque también tiene que considerar que están igualmente a uno de distancia de los blanquiverdes tanto el quinto como el sexto. Y precisamente ese primero es su próximo adversario, por lo que un resultado adverso incrementaría la dificulta ante la situación. Ganar, ganar y ganar. No le queda otra a los de Alfaro, que deben revertir un delicado momento de forma, tanto en clave ofensiva como defensiva.
De hecho, el plantel ha pasado de encajar cero goles en los cuatro primeros encuentros ligueros del técnico maño, a los cuatro recibidos en los tres más recientes. Una estructura debilitada y herida que tiene que saber reponerse lo antes posible. Y, salvo Jesús Álvaro, el club dispone de todos sus efectivos en la zaga para dicha misión. Hombres como Bernardo Cruz, Djetei, Xavi Molina, Farrando, Álex Robles o Espeso tienen que dar un paso adelante.
En otro orden de cosas, otro de los problemas del equipo, pero este viene de largo y no se le ha conseguido dar solución casi en ningún momento hasta la fecha, es el de la vertiente ofensiva. Ni Willy ni Piovaccari han mostrado una regularidad y solvencia goleadora propia de un equipo que pretende dominar en la categoría de bronce. Pero todavía se les espera. Eso sí, mientras tanto, Alfaro dispone de Alberto Ródenas, el único de los fichajes que todavía no ha debutado y que se presentaba como una alternativa distinta a los dos arietes mencionados. Por tanto, no cabe duda que parece ser un recurso necesario, mas aun cuando el preparador no podrá contar con hombres de peso en ataque como Javi Flores o Valverde.
A todo ello deberán darle la vuelta los blanquiverdes y será, además, en un escenario que no se le ha dado demasiado bien nunca y frente a un equipo que llega como el mejor del subgrupo en el presente año, al acumular cuatro jornadas sin conocer la derrota, y tras apuntarse un 0-3 en la cancha del Linares Deportivo, actual líder. Un bagaje que les deja como el más goleador. Eso sí, esa absoluta solvencia arriba la está pagando con una debilidad notoria atrás, pues los de Paco Gallardo son también medalla de plata en goles recibidos.
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