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Tengo un partido en la cabeza...

Guardiola tras marcar en el Córdoba-Lugo (1-0) en El Arcángel | MADERO CUBERO

Paco Merino

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“Es la típica jugada en la que antes nos hacían gol”, explicaban de manera recurrente en la zona mixta, cabizbajos y deprimidos, los futbolistas de un Córdoba que sobresalía en Segunda División por sus registros negativos. Entre otros particularmente dolorosos figuraban dos cuyas consecuencias eran dramáticas: el equipo más goleado y el que más encaja en los tramos finales de los partidos. ¿La interpretación? Vulnerable y de moral frágil. Un retrato insostenible para un aspirante a la permanencia. Una tendencia que había que revertir de manera inaplazable. Con Sandoval, el Córdoba ha enfilado la línea correcta. Ha ganado los tres últimos partidos y en todos ellos ha conseguido los goles decisivos en el cuarto de hora final, esa franja horaria en la que antes se iba a pique.

Dicen los manuales de coaching deportivo que los partidos se empiezan a ganar en la cabeza, visualizando escenarios de éxito que motivan para construirlos después en el césped. Los futbolistas quieren lo que vieron en su imaginación. Lo malo del asunto es que en el Córdoba, hasta hace bien poco, esta tarea resultaba tremendamente complicada. Más bien parecía que los jugadores aplicaban, como si fuera el catecismo, uno de los postulados de la vieja ley de Murphy: todo lo que va mal puede ir peor. En escenarios difíciles, el grupo se amilanaba. Un dato lo dice con crudeza: el equipo perdió 13 puntos en el último cuarto de hora en las 27 primeras jornadas del campeonato. Si todos esos encuentros hubieran terminado quince minutos antes, los blanquiverdes estarían en una posición alejada del fango. No hubo forma de salir de esa dinámica que enfatizaba lo negativo. Ni con Carrión, ni con Merino, ni con Romero. Encajar primero era sinónimo de no ganar. Ni siquiera ventajas claras daban garantía cuando llegaba el tramo final. Mentalmente, el Córdoba era un guiñapo.

En los cuatro partidos de Sandoval se ha vivido una mutación. En la primera cita, la bofetada fue de las que hacen daño. Seguramente alguno pensaría -no sin base-, que el golpe es de los que hacen que uno no se levante más. El técnico de Humanes jamás había perdido en el debut con ninguno de sus equipos durante su trayectoria profesional. Un talismán al que agarrarse. Pero ni eso valió. Ante el Granada, el Córdoba se adelantó y terminó perdiendo, una vez más, como siempre: Machís marcó en el 82' y Kundé en el 88'. Batacazo en El Arcángel. Lo que ocurrió después entra de lleno en ese terreno que el Córdoba está explorando, el de los milagros.

Contra el Valladolid, con la victoria como necesidad absoluta, el Córdoba empezó encajando. Un cero-uno al filo del descanso, cuando más duele. Jamás había remontado un partido esta temporada. Y, para mayor inquietud, el partido se disputaba en un horario “maldito”, el domingo por la mañana, una franja en la que la ausencia de victorias se prolongaba durante varios años. Jovanovic empató en el minuto 73 y Sergi Guardiola llevó al delirio a las gradas en el 87. Primer partido volteado del curso y en los instantes postreros.

El subidón continuó en Alcorcón. El Córdoba arrastraba una estadística penosa en los desplazamientos: no había ganado un partido desde el 24 de agosto del año pasado. Llegó a Santo Domingo y antes de los cinco minutos iba perdiendo (1-0). ¿Qué ocurrió? Dos de los principales refuerzos invernales, de los que han llegado con la mente reseteada, hicieron de las suyas. Juanjo Narváez empató en el minuto 19 y Aythami Artiles, a pase de José Antonio Reyes, firmó el 1-2 en el 78'. Otra remontada y vuelta a la victoria lejos del hogar.

El tercer capitulo de esta redención a cámara rápida llegó el domingo pasado en casa, ante el Lugo. El Córdoba consiguió dejar su portería a cero por primera vez con Sandoval -el técnico lo valoró especialmente en la sala de prensa- y consiguió amarrar tres puntos vitales con un gol de Sergi Guardiola en el minuto 79. El Arcángel se volvió loco. La tercera victoria consecutiva supone el mejor momento de la temporada. Cuarenta y ocho horas después, el club anunció la prolongación del contrato de su jugador franquicia para colocarle una cláusula de rescisión de 15 millones de euros. Al tiempo, se prepara una nueva caravana de valientes para desplazarse a Tarragona, donde el próximo domingo el Córdoba se enfrenta al Nástic. La distancia con la permanencia se ha acortado hasta los 7 puntos y el Córdoba ha conseguido amarrar 6 en el último cuarto de hora de los tres partidos más recientes. “Vamos en serio. Ya no vamos a hacer más el ridículo ni nos van a tomar el pelo en ningún campo. Estamos asustando”, dijo el director deportivo, Luis Oliver, este martes en el acto de renovación de Guardiola.

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