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La noche amarga de Piovaccari

Piovaccari, tras ser expulsado ante el Extremadura | MADERO CUBERO

Rafael Ávalos

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Todo acto genera una consecuencia. A veces, otra posterior permite que sea diferente. De tal modo pudiera resumirse lo ocurrido la noche del sábado en El Arcángel, donde dos acciones puntuales provocaran sendos cambios totales en el relato. Por fortuna, el resultado es positivo para el Córdoba. Aunque éste es posible después de un choque vibrante como no se recuerda en tiempo. Y de un ejercicio memorable de constancia por parte de los blanquiverdes, a los que tocara rehacerse después de la expulsión de Piovaccari. El italiano es protagonista, en parte y por un motivo distinto, este domingo tras el duelo con el Extremadura, toda vez que una reacción suya bien pudiera haber castigado a todo el cuadro califal. Un hecho éste que hace que el delantero viviera su noche amarga entre el jolgorio generalizado en El Arcángel.

En cinco minutos varió todo en exceso. El Córdoba vencía al Extremadura gracias a un golazo de Miguel de las Cuevas y mantenía el control del partido. Sin embargo, en los últimos minutos del primer tiempo hubo un giro inesperado de guion. La escuadra pacense igualó la contienda y por si fuera poco el equipo de José Ramón Sandoval se vio con un hombre menos. Piovaccari agarró el balón tras el gol y Enric Gallego se lo arrebató de un manotazo. Al ariete le molestó y empujó al atacante rival. Un gesto que le supuso la segunda cartulina amarilla, su salida prematura del campo y dejar a los suyos en inferioridad numérica. Ahí los de Almendralejo se vinieron arriba y lograron dar la vuelta al tanteador en la segunda mitad.

Las dos amarillas para el punta blanquiverde llegaron en apenas unos minutos. En el 34 vio la primera por “derribar a un contrario, de forma temeraria, en la disputa del balón”. Así lo señaló Pulido Santana, el árbitro del encuentro. La segunda se la mostró el colegiado en el 39 y fue, precisamente, por “empujar a un adversario, de forma temeraria, durante la celebración de un gol del equipo visitante”. El debate acerca de la rigurosidad del trencilla es posible, pero no sin olvidar que la acción del italiano era completamente evitable y pudo desembocar en una derrota del Córdoba. La expulsión posterior de Pomares, por parte del Extremadura, y la voluntad de los califales hicieron que al final todo quedara en una anécdota. Eso sí, ésta significa perder A Piovaccari para el siguiente choque liguero, en Son Moix ante el Mallorca.

“Se me ha caído todo para abajo, porque teníamos el partido controlado. Tan sólo nos podían hacer daño en estrategia, y así ha sido. Quedarte con uno menos te provoca rectificar todo lo que habíamos hablado en la charla, nos ha cambiado todo el guion”, expresó el entrenador del Córdoba sobre la expulsión. Pero el madrileño no quiso dar reprimenda pública a su futbolista. Al fin y al cabo se pudo reconducir la situación con una remontada memorable. “A Pio no le he querido decir nada porque bastante tenía él. Creo que tenía un sentimiento de mea culpa por haber dejado al equipo con diez”, comentó Sandoval acerca de su posible conversación privada con el delantero. “Él sabía que había metido la pata, porque el equipo el equipo estaba bien y podía hacer el segundo antes de que ellos metiesen ese gol. Hubiésemos visto otro partido”, zanjó.

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