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No pasa nada: otro empate más en El Arcángel

Córdoba CF - Levante UD en el Estadio El Arcángel | MADERO CUBERO

Paco Merino

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El Córdoba despide el año en su hogar con un recital de esfuerzo incompleto | El Levante, con el sello de Lucas Alcaraz, aprovecha la candidez ofensiva blanquiverde

Se le quedó el asunto a medias. No encajó gol, pero tampoco marcó. No ganó, que era el objetivo que martilleaba -y lo seguirá haciendo- la sensibilidad del cordobesismo en las vísperas, pero al menos amarró el punto que le permite seguir fuera de los puestos de descenso. No hubo alardes de pasión desmedida en la grada al finalizar el mediocre evento, pero tampoco se percibió ese ambiente avinagrado de otras ocasiones. Fue un partido jugado a dentelladas por dos equipos a los que nadie les tiene que recordar para qué luchan. Ambos han despedido ya a su entrenador y miran el mercado de invierno con la idea -si la LFP y sus topes de gasto lo permiten- de realizar movimientos en la plantilla. El Arcángel es el reino de lo insustancial. La gente se conforma con versiones mutiladas de un equipo que, al menos, no escatima sudor. Es lógico cuando todos saben que después de las vacaciones navideñas habrá muchas caras que no volverán a verse por estos pagos. Bajo esa amenaza se activan los músculos aunque, a la vista quedó, no siempre el talento. Y el resultado ahí quedó: un monumento al feísmo futbolístico, ningún gol y casi ninguna acción que pudiera etiquetarse con propiedad como una oportunidad clarísima.

De entrada, continuidad. Bendita palabra. Sobre todo cuando se pone en práctica no porque no queda otro remedio, sino porque las cosas rodaron bien en la semana anterior. Y para el Córdoba lo hicieron mejor que eso en San Mamés, donde lograron un triunfo de impacto inmediato en todos los órdenes. Djukic sólo realizó un cambio: entró Crespo en la banda izquierda por el sancionado Dani Pinillos. Un trueque natural. Todo fuera por reeditar en el hogar propio la imagen eficiente y comprometida de Bilbao. Aunque eso incluyera dejar fuera del once inicial a una de las referencias clásicas de ataque del equipo, el argentino Fede Cartabia. Aquí no hay intocables. Ya lo dijo en su día el técnico serbio, que predica con el ejemplo. El Levante compareció con el sello de Lucas, al que llamaron para una misión muy concreta: sacar del atolladero a los granotas tras su pésimo inicio con Mendilíbar y salvar la categoría. El granadino, curtido en el oficio, actúa en consecuencia. Su equipo salió a aguantar y a lo que saliera.

Con Fidel y Borja actuando a banda cambiada, el Córdoba trató de exprimir el factor sorpresa en un partido que, tal y como se presumía, se ajustó a un guión previsible. Ninguno se lanzó a la aventura en ataque, aunque los anfitriones se estiraron algo más. Sin locuras, pero con intención. Abel, con mucha presencia en el centro del campo y hasta ayudando en la presión en la salida del balón del Levante, sirvió un buen balón desde la esquina a Pantic y el remate del central serbio lo interceptó Mariño. Fue el primer tiro a puerta del Córdoba, en el minuto 11. El Levante se dejaba hacer. Sin perder la colocación, apretando lo justo arriba, sólo apareció con peligro cuando los blanquiverdes cometieron alguna pifia. El griego Nikos se sacó un zapatazo desde muy lejos que se marchó fuera, pero que causó un instante de pavor en un Arcángel expectante. La mejor del Córdoba la tuvo Borja, que no llegó a conectar su bota tras un centro raso al corazón del área de un desmelenado Edu Campabadal. Iván López se anticipó al madrileño, casi en línea de gol, para enviar a córner.

Los minutos pasaban en medio de un discurso futbolístico dibujado por el miedo a equivocarse. En el Córdoba hubo quien intentó alguna cosita, como Borja, pero sin fortuna. Un cabezazo flojo de Deivid y un trallazo lejano de Borja fueron los últimos testimonios ofensivos de un equipo que tenía dificultades para hilar su fútbol, que se desvanecía en las inmediaciones del área ante la maraña de rivales. El pitido de Prieto Iglesias puso fin a un recital de sobada de pelota en zonas intrascendentes y mucho amago. Las raciales arrancadas de Campabadal y la briega de Ghilas, sometido a una vigilancia policial por los centrales azulgranas, proporcionaron a los aficionados esa dosis de fútbol visceral que iban buscando en un duelo que, efectivamente, fue a cara de perro.

Se abrió el segundo acto sin cambios en los equipos, pero con un talante algo más arriesgado. No demasiado, claro. El Levante la tuvo clarísima en el 56', con un centro de Barral que remató de cabeza Ivanschitz para que despejara Juan Carlos y Íñigo la mandara después a córner. Los de Lucas, en su papel, mantenían prietas las filas y esperaban más que buscaban. Djukic buscó el arma de Fede Cartabia, al que dio entrada en el minuto 63 por Fidel, y el graderío entró en un estado de entusiasmo. La presencia del argentino no tuvo trascendencia. Los goles que se celebraron en El Arcángel fueron los que anunciaba el marcador electrónico firmados por un Recre que era derrotado en el Colombino por Las Palmas. El graderío se enchufó en el tramo final, pero a medida el cronómetro avanzaba en progresión directa con el miedo a perder de ambos. Los levantinistas perdían tiempo con todo el descaro del mundo y el Córdoba no parecía dispuesto a desmelenarse como si no hubiera mañana. Los locales acabaron el partido donde correspondía: acorralando en su terreno a un Levante reservón y serio. Un zapatazo lejano de Borja García, con más furia que dirección, cerró la noche. Una más en El Arcángel, un reino en el que no pasa nada desde hace ya demasiado tiempo.

FICHA TÉCNICA

CÓRDOBA, 0: Juan Carlos, Campabadal, Pantic, Íñigo López, Crespo, Deivid, Luso (Ekeng, 73'), Abel (López Silva, 78'), Fidel (Fede Cartabia, 63'), Borja y Ghilas.

LEVANTE, 0: Mariño, Iván López, David Navarro, Vyntra, Nikos (Toño García, 67'), Diop, Simao, Morales, Casadesús, Ivanschitz y Barral (Rafael Martins, 73').

ÁRBITRO: Eduardo Prieto Iglesias (Comité Navarro). Amonestó con tarjeta amarilla a Iván López, Nikos y Simao, del Levante.

INCIDENCIAS: Encuentro correspondiente a la decimoquinta jornada del campeonato nacional de Liga de Primera División, disputado en el Estadio Municipal El Arcángel ante 14.125 espectadores, con medio centenar de seguidores levantinistas en la zona de Preferencia.

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