El milagro, para el que se lo trabaja: Ya van tres seguidas
Un gol tempranero de Xisco, una soberbia actuación del meta Juan Carlos y una dosis extra de sufrimiento relanzan al Córdoba
Tres puntos más. Tercera victoria consecutiva. El play off está más cerca. El descenso, más lejos. El Córdoba está inmerso en una espiral de éxito que le ha llegado de manera súbita. Necesitó tocar fondo ante el Murcia para impulsarse hacia un destino desconocido, pero esperanzador. ¿Subir a Primera? Palabras mayores, desde luego. Lo que el Córdoba hace ahora no es fútbol de salón. No levanta aplausos de admiración, pero conmueve. Y excita al personal como pocas veces. Sufriendo como un condenado, exponiendo el resultado como en una ruleta rusa, terminó sonriendo en el Rico Pérez. No había ganado allí desde hace más de cincuenta años. Nunca había salido con la portería imbatida. Los récords estadísticos son la guarnición del plato fuerte: el Córdoba se pone noveno y vuelve a ser candidato. Prepárense, porque va a ser divertido.
Ferrer lo empieza a tener claro en el Córdoba. Quizá no el equipo -los cambios son permanentes, por razones de fuerza mayor y por elección propia- pero sí el estilo, el talante, la puesta en escena. Ya no se planta en el campo a lo que salga, como quien rellena un boleto y espera a que le sonría la suerte. El Córdoba se ha dado cuenta de que lo que más le conviene es no enseñar el pescuezo, no vaya a ser que se lo muerdan, y se dedica a mantenerse en orden. Defiende atacando. No es un recular medroso, sino una disposición activa que agobia al adversario y que convierte el partido en un trámite farragoso. No es bonito en absoluto. Pero puede resultar francamente rentable, aunque tiene sus riesgos. Al Córdoba le reportó dos victorias seguidas y por eso fue al Rico Pérez con la intención de clonar sus actuaciones ante Sporting y Alcorcón. Aunque eso supusiera dejar en el banquillo a los goleadores de la jornada anterior -Arturo y Abel- para acorazar el mediocampo con un doble pivote formado por López Garai y Luso. Arriba sorprendió al salida como titular de Xisco Jiménez, fíjense ustedes cómo está el patio en el Córdoba.
Los hechos dieron la razón a Ferrer, que vio cómo a los siete minutos del juego los suyos ya iban por delante en el marcador gracias un tanto del nueve. Gunino se marcó una internada excepcional y golpeó el balón en la frontal del área con tanta potencia que Falcón no pudo blocarlo. Lo dejó a los pies del balear, que hizo el 0-1. Al Hércules se le quedó una mala cara que espantaba. Apenas uno minuto antes había visto como Adrián Sardinero abandonaba el campo lesionado. El puñetazo lo notó. El equipo de Quique Hernández dejó patente la fragilidad de ánimo que le proporciona su preocupante situación en la tabla, forjada a golpe de penalidades, errores y desdichas variadas. El Córdoba, que también ha tenido en este curso sus momentos de bajón, ante ahora más subidito. Los de Ferrer gobernaron futbolística y emocionalmente un duelo trascendente. Luego se dejaron llevar y, para no perder la costumbre, terminaron viendo a su portero convertido en el héroe de la tarde. Juan Carlos, ex del Hércules, amargó la tarde a sus antiguos compañeros.
Los alicantinos, alicaídos y sin respaldo en su hogar -gradas vacías, ambiente avinagrado-, no encontraron su primera ocasión hasta pasada la media hora. Sissoko lanzó al poste de cabeza, pero la acción había sido invalidada por fuera de juego. Los locales ni protestaron. Cuando el público empezó a pitar, el Hércules sintió un ramalazo de vergüenza torera y apretó. Portillo tuvo una oportunidad, pero la abortó Dani Pinillos cortando un balón peligrosísimo. Más clara, y legal, fue la ocasión del Córdoba para hacer el segundo. Raúl Bravo peinó un balón servido por Juanlu y Falcón despejó con apuros. Antes, Uli Dávila se quedó solo en una acción que el árbitro Arias López interrumpió por un discutible fuera de juego. El Córdoba se fue al vestuario con un aire de seguridad. Lo peor, la salida de Aritz López Garai al cuarto de hora. El de Barakaldo pidió el cambio por lesión y en su lugar salió Pelayo Novo, que no está para mucho.
Después del descanso, lo esperable. El Hércules, desesperado y enardecido por la arenga de Hernández, subió la intensidad. Guiado por David Ferreiro, particularmente inspirado, el conjunto local empezó a asustar con disparos desde cualquier posición. La zaga cordobesista se tuvo que multiplicar. Ferrer sacó a Xisco del campo para buscar con Abel algo más control de la pelota, que era siempre del Hércules. Uli se quedó solo arriba. Al Córdoba le quedaba un guión previsible: aguantar, sufrir y buscar el contragolpe. Lo tuvo Pedro, pero su intento de vaselina lo adivinó Falcón. El Córdoba lo pasaba realmente mal. Sin la posesión de la pelota y con un desgaste físico demoledor, se encontró durante muchas fases agobiado por la presión alocada de un Hércules que se lanzó con todo a por algún punto. Lanzando contínuamente centro al área, Juan Carlos tuvo que multiplicarse para achicar balones. En el último suspiro, el meta cordobesista detuvo un remate en el área pequeña de Portillo. Acto seguido, el árbitro pitó el final. El Córdoba sacó la máxima renta posible a un partido típico de final de temporada, con jugadores angustiados por la presión y detalles decisivos. Los de Ferrer supieron sufrir para llevarse los puntos en un partido que no tuvo un camino ideal, pero condujo a la mejor de las metas.
FICHA TÉCNICA
HÉRCULES, 0: Falcón, Juanma Ortiz, Pamarot, Echaide, Aitor (Lauren, 67'); Héctor Yuste, Sissoko, Ferreiro, Eldin (Gai Assulin, 55'), Sardinero (Héctor Font, 5') y Javier Portillo.
CÓRDOBA, 1: Juan Carlos, Adrián Gunino, Bernardo Cruz, Raúl Bravo, Dani Pinillos, Pedro, Luso, López Garai (Pelayo, 17'), Juanlu, Uli Dávila (Arturo, 75') yXisco (Abel, 59').
GOL: 0-1 (7') Xisco.
ÁRBITRO: Arias López (Colegio Cántabro). Mostró la tarjeta amarilla al local Héctor Font y los cordobesistas Juan Carlos, Pelayo, Uli Dávila, Pinillos y Juanlu.
INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la trigésimoquinta jornada de Liga Adelante, disputado en el estadio José Rico Pérez de Alicante, ante unos 5.000 espectadores, con presencia de seguidores cordobesistas.
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