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Mikel Saizar, el regreso del hombre tranquilo

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Paco Merino

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El portero del Córdoba, el único de la plantilla que no ha jugado ningún minuto en Liga, vuelve a Guadalajara, donde triunfó

Si a Mikel Saizar (Ibarra, 1983) no le recorre el cuerpo un ramalazo de emoción cuando pise el estadio José Escartín es que no es humano. Allí sintió en toda su plenitud la caricia de esos grandes placeres reservados a los obreros del fútbol modesto: ascensos, eliminatorias de play off y salvaciones agónicas. Esos son los títulos de los humildes, episodios que terminan con invasión de público y salida a hombros de unos héroes sin trofeo, pero con la gloria eterna de un sitio en la historia de un pueblo. En Guadalajara, el nombre de Saizar está asociado a una extraordinaria campaña en Segunda B que concluyó con el salto de categoría y otra, ya en Segunda A, que deparó una permanencia con los sobresaltos justos. Lo dicho: como ganar dos campeonatos. En esos dos cursos, el 10-11 y el 11-12, Carlos Terrazas ocupaba el banquillo y entre los tres palos se dibujaba la figura de Saizar. El domingo volverán a coincidir ambos en el lugar de los hechos, pero esta vez en trincheras opuestas. El entrenador bilbaino sigue anclado en su puesto, mientras que el meta -uno de los 17 damnificados por la drástica limpieza realizada por Terrazas el último verano- es ahora suplente del Córdoba.

La vida de Saizar ha experimentado un vuelco global. El portero jugó todos los partidos posibles la temporada pasada con los alcarreños (42 en la Liga y uno en la Copa), mientras que en la actual figura como el único miembro de la primera plantilla de Rafa Berges que todavía no ha disputado ni un sólo minuto en la competición de Liga. Alberto García es ahí intocable. Sin embargo, Saizar no es en absoluto un profesional postergado en el grupo y ni mucho menos traumatizado por una situación que él, curtido ya por la experiencia, entiende como normal dentro del fútbol. Sus actuaciones en la Copa del Rey le reportaron notoriedad (6 partidos, incluyendo la excitante eliminatoria ante el Barcelona) y el club valoró su papel planteándole una renovación de contrato hasta 2016 que Saizar aceptó de mil amores. Acaba de cumplir los 30, por lo que entra en la edad de madurez de un guardameta. “Córdoba va a ser una ciudad importante para mí”, declaró ante la prensa el día en que se hizo pública la prolongación de su vínculo con un club, el blanquiverde, que marca el techo en una carrera que nunca ha sido fácil.

El guardameta de Ibarra debutó en el Tolosa, pasó por en la cantera del Unión de Irún y por el Sanse, donde coincidió con Xabi Prieto, Díaz de Cerio o Elustondo. Luego comenzó su peregrinación por la Segunda B. Perteneció al Pontevedra, donde militó tres temporadas, y también jugó para la Leonesa, donde se cruzó con el Barcelona de Pep Guardiola en la Copa. Todo dio un giro a finales del verano de 2010. Recibió una llamada del Guadalajara. “Llegué a finales de agosto, cuando pensaba que tendría que dejar el fútbol y ponerme a trabajar en la pastelería de la ama en Tolosa. En verano estaba sin equipo. Me entrené con el Lagun Onak, luego hice el Camino de Santiago con un amigo y a última hora me llamaron de Guadalajara”, relataba el jugador. Luego llegaron el ascenso a Segunda B tras una memorable eliminatoria cerrada ante el Mirandés en Anduva, la permanencia con el Guadalajara, la oferta del Córdoba y, después, la renovación por tres temporadas más. El guipuzcoano mira ahora el mundo con otros ojos. El Guadalajara-Córdoba del domingo no es para él una cita más en el calendario. Se cruzan los dos equipos que han marcado su regreso al fútbol profesional. Uno pelea por asegurar su continuidad en Segunda y otro por mantener sus opciones de ascender a Primera. Y él lo verá todo desde el banquillo.

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