El lento progreso del Córdoba B en su camino de recuperación
El filial ha logrado sumar tres puntos en los últimos cuatro partidos, de los que sólo perdió uno, números todavía insuficientes pero que hacen pensar en una pronta reacción
Todavía están lejos de ser los mejores números posibles, pero al menos sirven para vislumbrar una reacción que hasta hace cuatro semanas comenzaba a parecer cada vez más lejana e incluso poco probable. Los tres puntos que ha obtenido el Córdoba B en las últimas cuatro jornadas se presentan como un ligero avance en su camino hacia una recuperación necesaria para iniciar la escapada del último lugar de la tabla del Grupo IV de Segunda B y, por tanto, de la zona de descenso. Si bien las cifras deben mejorar aún, el filial ha conseguido acabar con una dinámica difícil de sobrellevar y que significó la salida de su banquillo del que ahora es responsable de cantera de la entidad califal, Pepe Puche. Desde que José Antonio Romero se puso al frente del equipo, éste parece mostrar un carácter diferente y, aunque de manera lenta, logra progresar.
Hasta hace cuatro jornadas, las mismas que lleva al frente del filial su nuevo técnico, el conjunto blanquiverde apenas había sumado un punto en ocho encuentros. Lo logró en la segunda fecha del campeonato liguero, en una visita al Almería B que acabó con el que hasta el momento es el único partido en que el filial fue capaz de dejar su meta a cero. Después de aquel choque entre filiales se sucedieron seis derrotas, algo que dejó al Córdoba B en una situación dramática de la que ahora intenta escapar. Antes de que llegara al banquillo José Antonio Romero, el equipo no sólo era colista con ese único punto cosechado en el Juegos del Mediterráneo, sino que además parecía no saber competir en algunos partidos, como sucediera en Guadalajara o ante el Granada B en El Arcángel. A estas circunstancias se han de sumar los guarismos en lo que a goles se refiere, pues al paso de la octava jornada el segundo equipo blanquiverde había conseguido marcar cinco tantos y en cambio había encajado 16, lo que dejó al filial como el tercer equipo menos anotador y el más goleado.
Por eso se buscó el cambio en el banquillo, con la esperanza de que se produjera una reacción que pareció se comenzaba a producir en la novena jornada, la primera de Romero al frente del equipo. Entonces, el filial logró arañar un empate en La Roda, ante un rival nada sencillo y que fue capaz de golear incluso al Lucena, que en este momento sólo es superado en su capacidad defensiva por La Hoya Lorca. Se sumó un primer punto y se pensó en que la reacción era posible y lo cierto es que en las tres semanas posteriores el Córdoba B ha conseguido sumar otros dos puntos, con sendas igualdades en el marcador en El Carpio ante Cacereño y Cádiz. Sólo cayó en esta nueva etapa en su salida a San Fernando, por lo que se corta el contador de derrotas que de forma tan rápida avanzaba. Aun así, se resiste el triunfo para un filial que sí empieza a tomar algo de oxígeno.
No abandona el farolillo rojo y sigue sin ganar, pero sus números han mejorado en las últimas cuatro jornadas de forma significativa si se tiene en cuenta que la comparativa con la dinámica anterior se realiza con la mitad de partidos disputados. El filial ha sumado tres puntos, marcado cuatro goles y encajado cinco, guarismos mejorables pero que superan en mucho a los cosechados hasta la octava fecha de una Liga que parecía se podía hacer eterna para un equipo que ahora tiene un ligero progreso, lento, pero que hace pensar que se va en el camino de la recuperación necesaria. Esa recuperación se debe comenzar a certificar con una victoria, la primera de la campaña y por ende de Segunda B, que haga abrir vías a la esperanza de la salvación. El Córdoba B se presenta como un rival mucho más hecho en la actualidad y quién sabe si en Algeciras se inicia ese proceso de ascenso en la tabla que tanto se ansía a orillas del Guadalquivir -o en el Municipal de El Carpio-.
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