José Luis Navarro, hecho eterno en El Arcángel
La identidad de un club se construye desde la historia. Es cada página del relato de su existencia lo que aporta sentido a la misma. Sin el legado de unos resulta imposible el sentimiento de pertenencia de otros. Todo hecho es esencial para la perduración de tal pasión. Pero mucha más importancia tienen las personas pues son ellas las que dan forma a la narración. Es en este sentido donde aparecen nombres inolvidables. Como el de José Luis Navarro del Valle, cuya figura es indispensable para entender qué es el Córdoba Club de Fútbol. Al fin y al cabo es parte fundamental de la trayectoria vital de la entidad, a la que uniera durante décadas, hasta su adiós este lunes, la suya propia.
“El Córdoba, su escudo, está por encima de todo”. Éste es el significado del conjunto blanquiverde para quien más tiempo y en más ocasiones defendió su camiseta. Y es el titular que en su día abrió la entrevista N&B de CORDÓPOLIS que protagonizó. No es de extrañar que hiciera aquella afirmación, que surgía de lo más profundo, ya que todo cambió para él por el club que ahora llora su triste pérdida. José Luis Navarro del Valle nació en Aranjuez. Lo hizo en una época oscura, en 1936. Fue un 27 de mayo, el mes por excelencia de Córdoba. Quizá esta circunstancia no fue más que un presagio de la ligazón que desde su juventud tuvo ya para siempre con la ciudad.
Por mucho que fuera madrileño el corazón le latió como cordobés. Le sucedió como a tantos otros que también escribieron la historia de la entidad califal. El mejor ejemplo es Juan García Juanín, que llegó desde Nerva (Huelva) para quedarse -él se marchó en 2013-. Los dos compartieron la etapa más brillante del Córdoba, al que dieron peso específico a nivel nacional junto a más jugadores cuyos nombres jamás habrían de ser olvidados en El Arcángel. Entre ellos estaba Simonet, que compuso con Navarro y el onubense una tripleta mítica: fueron los únicos que superaron los 300 duelos oficiales con la elástica blanquiverde. Cuatro décadas después se les sumó Juan Bautista González Juanito, un incombustible reciente. También se encontraba Ricardo Costa, el canario que quiso, como el de Aranjuez, hacer vida en la ciudad y junto al club. Un accidente de carretera en 1968 se lo impidió.
Fueron ellos quienes escribieron la historia del Córdoba de la mano de otros ilustres como Rafael Campanero o Francisco Calzado Litri -al que también se perdió en 2014-. Pero entre las leyendas deportivas, porque así se les debe considerar, una sobresalió sin lugar a dudas. Ésta fue la forjada por José Luis Navarro, el muchacho que llegó a la capital con sólo 19 años y que de ella se despide con 83. A su padre no le gustaba demasiado el fútbol y fue necesaria la intervención de su madre para que el fichaje se llevara a cabo. Eso sí, sin la visita del entrenador del equipo entonces, Pepe Juncosa, su incorporación al conjunto blanquiverde habría sido imposible. Lo rememoró en 2016 el propio jugador -ya ex- en la mencionada conversación con este periódico.
Aquella entrevista sirvió para que el cordobés de Aranjuez reivindicara, como siempre hizo pero más si cabe, la historia de la entidad califal. Su mensaje lo lanzó en instantes en que el legado de personas como él parecía estar condenado al ostracismo. En esa charla ofreció además un repertorio de recuerdos entre los que quizá destacaron dos. Uno fue la ocasión en que el Atlético de Madrid trató sin éxito de cerrar su fichaje. El otro tuvo que ver con la confesión de que Gento y Ufarte, jugadores históricos del Real Madrid y el propio conjunto colchonero fueron los rivales a los que más trabajo le costó cubrir desde su posición de central. Cierto es que estos apuntes no fueron los únicos pues su memoria, como hasta su último día, fue admirable.
De vuelta al origen de su relación con el Córdoba, José Luis Navarro firmó con el club que ya lo fue para siempre en verano de 1955. Era el segundo año de existencia de la entidad y competía en Tercera. Él fue partícipe del ascenso a Segunda, el primer salto de categoría de la historia del cuadro califal. Enseguida se ganó una capitanía que le llevó a ser referente dentro del campo antes que fuera del mismo. Después… Festejó el asalto a Primera en Huelva de la temporada 1961-62, continuó como baluarte atrás en la máxima categoría, vivió la inolvidable quinta posición en ésta en la 1964-65 y también la presencia del equipo en semifinales de la Copa del Rey -en esa época aún del Generalísimo-. Fue en 1970 cuando, tras un frustrado intento de recuperar un lugar entre los grandes, puso punto final a su recorrido con la blanquiverde.
El madrileño, al que se dice adiós este lunes y que va a recibir un merecido homenaje el martes -antes de su definitiva despedida-, marcó un triple registro con el Córdoba que hasta la fecha nadie fue capaz de igualar. No sólo compitió en Tercera, Segunda y Primera sino que completó nada más y nada menos que 15 campañas en la entidad. Jamás otro repitió tales méritos, como tampoco otro alcanzó la cifra de duelos oficiales que disputó con el conjunto blanquiverde. El dato fue -y es- de 319 encuentros. Tras él en esa clasificación se encuentran los nombrados Simonet (318), Juanín (317) y Juanito (308). Si alguien dudara, o tuviera desconocimiento por la edad, José Luis Navarro fue -y será- la mayor leyenda del club. De ahí que ha ganado por derecho la eternidad en El Arcángel.
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