Una historia de suspense resuelta en los minutos finales
Sólo dos partidos del Córdoba no tuvieron una trama abierta hasta el último suspiro, momento en que perdió cinco puntos en tres encuentros y ganó otros dos en la jornada inaugural
En escena no aparece Cary Grant ni James Stewart. El director no es Alfred Hitchcock. Tampoco se escucha el sonido de una claqueta ni hay cámaras siempre. Sí existen grandes focos de iluminación artificial, pero no se trata de una película, aunque en ocasiones lo parezca. Porque el Córdoba se ha abonado en la actual campaña al suspense, a una incertidumbre que a veces no queda resuelta hasta el último instante. Más cercano imposible un ejemplo de esta circunstancia. Al conjunto blanquiverde se le escaparon dos puntos ante el Sporting cuando el tiempo reglamentario se cumplía. La historia tuvo un final poco feliz para el equipo de Pablo Villa, que ya conocía esta experiencia de encuentros anteriores. Sin ir más lejos, el partido precedente al que le enfrentó al cuadro rojiblanco.
No es nueva esa situación en que el desenlace cambia repentinamente en el último suspiro y cuando casi nadie lo espera. Sucedió en Murcia, donde además el resultado fue exactamente el mismo que deparó el enfrentamiento entre califales y asturianos, un empate a dos que llegó tras un penalti que quizá se pudo evitar. Y ya van cuatro puntos que volaron, pero no fueron los únicos. No en vano, en la cuarta jornada del campeonato de Liga el conjunto blanquiverde acabó cariacontecido en Éibar cuando todo hacía indicar que se esbozaría una leve sonrisa. Entonces, Urko Vera apareció para dar un giro brusco al final de la película. Marcó en el primer minuto de añadido de un encuentro en que se dejó atrás un punto. Son cinco los que perdieron los hombres de Pablo Villa en los instantes finales.
Pero no siempre tuvo un mal desenlace para el Córdoba esa particular historia de suspense en que parece vivir en la mayor parte de sus encuentros. El conjunto califal también supo cambiar el signo de un partido a su favor en el último suspiro. Por si a alguien se le olvidaba, Villa lo recordó ayer tras el duelo con el Sporting: “El día de la Ponferradina, nosotros también ganamos al final”. Efectivamente, la campaña arrancó con un triunfo cuando la película terminaba, con un gol de Strahman que llegó en el tercer minuto de añadido. Por tanto, la realidad es que el cuadro blanquiverde dejó de ganar tres puntos y no cinco, si se tiene en cuenta ese comienzo que quizá nadie se tomaba como un presagio de lo que pudiera venir después.
Está claro que las circunstancias vividas en los cuatro partidos citados se pueden dar de la misma forma en que suelen desaparecer. Es decir, no es algo buscado ni tan común que finalmente se termina convirtiendo en costumbre. Lo que sí es cierto, es que los instantes finales tienen hasta el momento su importancia dentro del desarrollo de la competición para un Córdoba que, además, no se aleja del suspense en otros muchos partidos. En este sentido, sólo en dos ocasiones se miró al desenlace del encuentro de turno sin la tensión de que todo puede cambiar en cuestión de segundos. Fueron los duelos con Numancia y Girona, ambos resueltos con victoria por parte del conjunto blanquiverde, los únicos en que no hubo que esperar al último suspiro para saber si se produciría un giro en el guión e incluso se terminara produciendo. Tampoco está mal, de vez en cuando, andar con la incertidumbre en los talones para disfrutar de este deporte llamado fútbol.
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