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Héctor Rodas, el defensa que defiende y punto

Héctor Rodas anima a sus compañeros de retaguardia | ÁLVARO CARMONA

Paco Merino

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El central valenciano goza de protagonismo en el Córdoba después de un periodo como actor secundario en sus anteriores clubes

Es un elemento extraño en un ejército de jugadores polivalentes. Héctor Rodas (Valencia, 1988) es un especialista en lo suyo. Es defensa y defiende. Le pagan por frenar adversarios y a eso se viene dedicando desde que es profesional del fútbol. Se forjó en las divisiones inferiores del Levante, teniendo como espejo en la primera plantilla a tipos de sólida reputación en el asunto de amargar delanteros. Gente como Javi Navarro o Ballesteros, por ejemplo. Héctor llegó a debutar en Primera División con los granotas. Como José Luis Oltra, su técnico ahora y valenciano como él, que también se estrenó en los banquillos de élite en el Ciutat de Valencia.

El destino los ha reunido en el Córdoba, un club singular que perpetró un curso horroroso en Primera pero, por esas cosas que tiene el fútbol, se empeña en volver. Oltra ha conseguido firmar el mejor arranque de un entrenador cordobesista desde 1998 y Héctor Rodas tiene mucha parte de culpa en esta conquista que alivia e ilusiona a partes iguales a los fieles de El Arcángel, que no están habituados a vitorear a defensas pero que, a la vista de los resultados, podrían terminar haciéndolo. No parece, en todo caso, que el tema de los laureles públicos sea lo que más preocupe a Héctor Rodas, cuyas labores son más ásperas y menos vistosas, pero sin duda necesarias. Hay un trabajo duro que hacer y alguien tiene que hacerlo.

Rodas llegó desde el Betis, aún bajo los efectos de la resaca de un ascenso a Primera División con los de Heliópolis. Los verdiblancos le reclutaron en el mercado invernal y Pepe Mel le utilizó en cinco partidos de la segunda vuelta. Llegaba desde el Levante, donde había perdido el sitio hace tiempo y Lucas Alcaraz no le tenía en cuenta. El club granota le envió cedido al Elche en un periodo anterior y allí recuperó sensaciones, pero al volver a casa retomó una situación desagradable. Llevaba ya varios años con un rol secundario en sus equipos. El Córdoba apostó por él este verano para una demarcación delicada, que sufrió un auténtico terremoto después del fiasco de Primera y que hasta el último momento registró convulsiones. La última fue la marcha de los hermanos Cruz –Bernardo al Sevilla B y Fran al Llagostera– y la llegada de Marius Stankevicius, un veterano internacional lituano que arrastraba dos cursos sin tocar bola en Turquía y Alemania. El exsevillista se acopló al lateral derecho y Héctor Rodas fue atornillado al centro de la zaga al lado de Deivid.

El valenciano lo ha jugado todo mientras ha estado disponible. Se perdió la cita de Lugo porque la semana anterior se lesionó ante el Bilbao Athletic en el desempeño de su labor: se tiró al césped para sacar la pelota de los pies a un adversario en la esquina del córner. Iban 1-0 y no estaba la cosa para alegrías. Su sustituto en el Anxo Carro, el canterano Rafa Gálvez, no lo hizo mal. Pero Oltra devolvió la plaza a Héctor en cuanto estuvo dispuesto para hacerlo. Ha jugado ya ocho partidos, más que en toda la campaña anterior, y hoy por hoy es uno de los hombres fuertes del Córdoba. En la última jornada pasó un mal rato ante el Numancia y en particular frente a Óscar Díaz, que le sacó un penalti y una tarjeta amarilla. Es la tercera del ciclo para un futbolista que ha ido cogiendo el tono con el paso de los partidos, dejando al descubierto sus puntos más débiles –velocidad, sobre todo– pero poniendo sobre el césped oficio y contundencia. Es defensa y defiende. Ni más, ni menos.

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