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Koseky y Cordero, dos héroes en un sueño real

Koseky celebra el primer triunfo ante Mengíbar en el 'play off' 2019

Rafael Ávalos

3 de junio de 2021 05:30 h

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La decisión es complicada siempre. Pero especialmente cuando afecta a personas con importancia dentro de un determinado colectivo. También sucede en deporte y como en la vida es inevitable. Más que nada porque mandan los ciclos, relacionados estos con edades o simplemente con diferentes etapas. Es una era lo que precisamente se encamina poco a poco a su final con el transcurso de los años. Y con la variación de expectativas. Al Córdoba Patrimonio de la Humanidad comienza a llegarle el momento de dar el paso definitivo en la elite. De la permanencia quiere avanzar al afianzamiento en Primera de la Liga Nacional de Fútbol Sala (LNFS), y del mismo modo a la ilusión de gozar de más altas aspiraciones. Con este motivo interviene en su confección de plantilla como cree conveniente y eso conlleva medidas ingratas, como la despedida de dos referentes de su historia.

Son Antonio Rivera Koseky y Manuel Jesús Cordero, que como muchos otros tienen el rango de héroes. La razón de que fueran considerados como tales y vayan a ser en adelante recordados igualmente es sencilla. Ambos formaban parte del club cuando éste consiguió el mayor éxito de su todavía breve existencia. Seis años después de su fundación, el Córdoba Patrimonio de la Humanidad escaló hasta la cima al ascender a Primera. Lo que resultaba inimaginable hace un lustro, y más de 2013 hacia atrás -con la inolvidable excepción del Grupo Pinar en la capital y del Maderas Miguel Pérez de Bujalance en la provincia-, se hizo posible. Ocurrió gracias al compromiso de un grupo compuesto únicamente por jugadores de la tierra. Entre ellos se contaban los dos que el martes, junto con otro referente -el máximo- como Manu Leal, en ese plantel.

Como el resto, Cordero y Koseky fueron captados, por decirlo de alguna forma, por el presidente de la entidad, José García Román, mientras militaban en otros equipos -de rango menor- o jugaban entre amigos. El primero de ellos, con pasado en el fútbol al igual que quien fuera capitán de la escuadra califal hasta hace un par de días -aunque emocionalmente lo va a ser siempre-, firmó con el conjunto blanquiverde en 2017. Y no fue justo antes de que el club se estrenara en Segunda sino un puñado de meses antes. Manuel Jesús Cordero Carrera (Navas del Selpillar, 1988) fichó en enero del mencionado año, con el proyecto aún en Segunda B. Tiempo después, la renuncia de otro equipo le permitió debutar en la categoría de plata con el Córdoba Patrimonio de la humanidad, que entonces no se denominaba así.

Por cierto, el cierre llegó de la mano de Antonio García, uno de los entrenadores de la provincia más relevantes a nivel nacional e incluso mundial. Continúa en el cuerpo técnico de la selección de Vietnam, por ejemplo. Meses después, con la entidad ya en Segunda, fue turno para Antonio Rivera Espinar (Priego de Córdoba, 1989). El ala sí aterrizó en el Palacio Municipal de Deportes Vista Alegre de cara al debut en superior división. En ese instante estaba al frente, contratado tras la marcha de García, Miguel Ángel Martínez Maca. El caso es que Koseky también participó, igual que Cordero y que Manu Leal -cuya despedida mereció mención aparte por su importancia dentro del club desde 2014-, en el histórico ascenso del conjunto blanquiverde a Primera. Los tres, y el entrenador hasta el martes de O Parrulo Ferrol, provocaron el éxtasis en la ciudad y muy especialmente entre los amantes del fútbol sala.

Y disfrutaron, que no es poco ni mucho menos, de una jornada de gloria ante la efigie del Gran Capitán y con la afición. Todo mientras el Córdoba Club de Fútbol, el eterno hermano mayor del deporte de la capital -aunque escasamente actuó así-, sufría una durísima caída a Segunda B. Para el club de El Arcángel todavía habrían de venir tiempos peores, todo lo contrario que para el Patrimonio de la Humanidad. Cordero y Koseky, el primero tras un año de asueto por asuntos laborales, fueron además artífices junto con el resto de sus compañeros de una emocionante permanencia en la elite el pasado domingo. Sus nombres deben quedar grabados en la memoria por siempre, como héroes y porque una era está por acabar. Por fortuna todavía queda para eso, ya que Cristian Ramos y Jesús Rodríguez continúan en el conjunto blanquiverde. El portero y el cierre son hoy por hoy los únicos integrantes de aquel equipo que concedió una nueva oportunidad de “tocar el cielo en Las Tendillas”.

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