Ferrer y la lección final en Vista Alegre
Quiso el destino que su último partido en el Palacio Municipal de Deportes Vista Alegre fuera un duelo de rivalidad local ante el Virgen del Carmen, la institución en la que empezó su camino en el baloncesto un jugador emblemático para este deporte en la ciudad. A José Antonio Ferrer Rodríguez, nacido en Ibiza en 1974, ya nadie le pregunta si se va a retirar. El Bball-CV Carmen, de la penúltima jornada en la Primera Nacional, supuso su última aparición en un partido oficial al calor de su hogar. La semana que viene, el equipo de José Santaella dirá adiós al campeonato en Málaga.
Si Ferrer volverá después del verano a competir con la del Bball o con otra camiseta distinta es algo que, a día de hoy, es difícil de aventurar. Sobre todo porque el ala pívot ha escenificado su adiós varias veces aunque, por una u otra razón, siempre terminó regresando a unas canchas de las que, en realidad, jamás se fue. Ya sea como profesional como amateur, José Antonio Ferrer, no ha dejado de practicar nunca su deporte. “¿Una temporada más? No, no, ya no...”, comentaba en las vísperas de este último fin de semana. Pero quién sabe. Quienes apuesten a que le verán lanzar y rebotar en alguna pista de Córdoba dentro de unos meses no lo tienen todo perdido.
El Bball perdió ante el Carmen, que labró su triunfo (66-71) desde la defensa feroz y un buen catálogo de soluciones ofensivas. Con el sello de su técnico, Edu Pérez, que era un chaval cuando Ferrer ya era profesional de la canasta. Su aventura empezó en las pistas del colegio carmelita y luego pasó por el extinto club de La Caja antes de enrolarse en el Cajasur en los años 90. Lleva muchos partidos detrás. Se ha ganado el respeto de todos tras una trayectoria deportiva muy regular, siempre aportando en todos los clubes por los que pasó. En su despedida de Vista Alegre, a sus 42 años, Ferrer ofreció lo mejor de su repertorio. Fue el que más tiempo estuvo en pista (36:41 minutos), el que más puntos anotó (20), el que más rebotes capturó (10), el que más faltas recibió (7), el que más asistencias repartió (2) y el que acumuló mejor valoración final (26). Una lección en toda regla.
Ferrer, que mantiene una buena capacidad física -jamás sufrió una lesión grave en su carrera- y se dosifica con habilidad en cada partido, es uno de los hombres récord en las competiciones LEB, donde ha militado durante catorce años consecutivos formando parte de equipos como Cajasur, Breogán, Porriño, Lobos Cantabria, Badajoz, CAI Zaragoza, Inca o Los Barrios, contando también con un paso por equipos de la provincia como Egabrense -con el que disputó una memorable fase de ascenso a Liga EBA-, Peñarroya o Puente Genil. Formó parte del Bball Córdoba en la temporada de su fundación, la 12-13, en Primera Nacional, y se ha mantenido en activo jugando en distintos equipos de provincial y liga municipal. Volvió para ayudar en una coyuntura difícil y su papel ha sido destacado. “Yo siempre intento ayudar en la pista en lo que le haga falta al equipo”, admite Ferrer. Así lo hizo con el Bball, que se desmanteló deportivamente el pasado verano y que ha despachado un curso más que digno en Primera Nacional. Ferrer ha tirado de un carro al que se han subido las nuevas generaciones. Chavales de 15 y 16 años -los cadetes Juanma Gómez, Manu Jiménez o Ismael Tamba- han debutado en los últimos meses y todos podrán contar que un día jugaron al lado de José Ferrer, el cuarentón insaciable.
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