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Ecos de Tokio: Fátima Gálvez, con billete para Japón y un sueño que sigue

Fátima Gálvez, a su llegada a Córdoba tras los Juegos Olímpicos de 2016 | MADERO CUBERO

Rafael Ávalos

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Es agosto. Aunque resulte tópico, el calor aprieta en Córdoba. Durante la tarde el aire acondicionado ofrece un respiro. También es verdad que a la hora en que todo sucede la temperatura va en descenso, ligero pero va. No son pocos los que se colocan frente al televisor. Ocurre en la ciudad tanto como en la provincia. La cita ante la pantalla se da también en el resto de España. Pero especialmente toman asiento muchos en una localidad de la Campiña Este y Guadajoz. Cómo no si está a punto de competir, como siempre, al máximo nivel y en esta ocasión con cámaras como testigos, una paisana suya. Fátima Gálvez mantiene pendientes a los ciudadanos de Baena al igual que a los de todo el país -al menos a los grandes amantes del deporte-. La tiradora lucha por una medalla, nada más y nada menos, en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. Es el 7 de agosto de 2016 y la historia termina con mal sabor de boca. El bronce se le va casi en el último momento. Sin embargo, el sueño continúa, desde entonces y mucho más ahora.

La baenense asegura la representación cordobesa en la siguiente cita olímpica. Ésta es la que se va a desarrollar en Tokio en una fecha muy distinta a la prevista y a la que correspondía. La pandemia de Covid-19 provocó la suspensión de unos Juegos que deberían encontrarse este miércoles en su tramo final. Si nada lo impide, va a ser el próximo año, cinco después de aquella competición múltiple en Brasil, cuando todas las miradas se dirijan a Japón. El caso es que la tiradora cuenta con billete para estar en el más importante evento deportivo del mundo. Su plaza la tiene garantizada desde junio de 2019. Fue el 23 de dicho mes cuando selló su pasaporte para el campeonato al conseguir un bronce en los Juegos Europeos de Minsk. Dicha presea por sí sola no le otorgó la posibilidad de acudir a su tercer encuentro de este tipo sino un recorrido mucho más amplio durante las Olimpiadas -período en que se obtienen los puestos en los Juegos siguientes-.

Sea como fuere, Fátima Gálvez demostró de nuevo que es, sin género de duda, una de las grandes referencias del deporte cordobés de los últimos tiempos. Pero también lo es a nivel nacional -y por sus actuaciones en el panorama mundial- en su disciplina. Natural de Baena, su figura tiene una especial relevancia gracias a sus éxitos en tiro olímpico. En concreto, en la modalidad de foso olímpico, en la que precisamente luchó por subir al podio ya en dos ocasiones en unos Juegos Olímpicos. Porque la historia en relación con el magno evento arrancó en Londres 2012. E incluso antes, realmente, cuando obtuvo su clasificación para la cita en Inglaterra al proclamarse campeona del mundo. Como si fuera cualquier cosa, vaya. En Reino Unido completó una magnífica participación pero se le escapó el metal de manera ajustada.

Estuvo en la pugna hasta el final y sin embargo tuvo que conformarse -y esto es un decir porque ya quisieron muchos y muchas- con un diploma. La baenense terminó en quinta posición en el que fue su estreno en competición olímpica. Desde ese momento comenzó a pensar en Río de Janeiro, ciudad a la que miraba con mucho tiempo por delante con el único objetivo de resarcirse. La medalla era su meta y a por ella fue el 7 de agosto de 2016, como quedó escrito anteriormente. Una vez más estuvo a la altura de la competición y logró situarse entre las mejores tiradoras del plano internacional. El sueño estaba a punto de convertirse en realidad pero la fortuna le fue esquiva. En esta ocasión sucedió en la tanda de desempate por el bronce tras quedar fuera de la pelea por el oro. Cedió ante la estadounidense Corey Cogdell.

Por tanto, en Río de Janeiro regresó de nuevo con un diploma -que ya es mucho- al acabar en una cuarta plaza que le sirvió para mejorar la posición alcanzada, claro está, en Londres 2012. Tras quedar con la miel en los labios por dos veces, Fátima Gálvez pensaba en Tokio 2020 con la mentalidad de subir al fin al podio. Un reto éste que mantiene aun después de que las circunstancias hicieran que la visita -es licencia pues no va de turismo- a Japón se demorara un año. La cordobesa sigue con su sueño, que alimentó durante los primeros meses de marzo con la consecución de metales en todos y cada uno de los torneos internacionales en que participó.

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