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El Córdoba se sigue preguntando dónde está

Una acción en el área del Málaga en el partido | MADERO CUBERO

Paco Merino

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El conjunto de Ferrer cae en El Arcángel ante un Málaga más armado y agrava su situación | Juanmi y Amrabat sentencian un partido doloroso para los blanquiverdes

Si esto es un peaje que hay que pagar, está resultando muy caro. El Córdoba sigue sin ganar un partido. Ni a los de su Liga ni a los de la otra. A veces le ha quedado el consuelo de haberse quedado cerca, de tener una buena coartada o haber competido, algo que se vende como un mérito pero que no deja de ser un servicio mínimo. Esta vez, a ratos, ni eso. El equipo de Albert Ferrer dejó una impresión penosa ante el Málaga, que se llevó el triunfo de El Arcángel con una solvencia apabullante. El Arcángel mostró su desencanto del modo habitual en estos casos. Hubo pitos y malas caras. El gol de Nabil Ghilas pudo ser el más triste en mucho tiempo. El argelino firmó su primer tanto unos segundos antes de que José Luis González se lleVara el silbato a la boca para señalar el final del encuentro.

El doloroso episodio ha servido para echar definitivamente el cerrojazo a la época de paciencia infinita, de planes dibujados con trazos de inocente ilusión, y abrir de par en par las puertas a la cruda realidad. El Córdoba necesita cambiar. Lo que hace ahora tendrá -que lo tiene- su mérito, pero no le alcanza para conseguir abandonar los puestos de descenso. Ahí está metido desde que arrancó todo esto. Queda tiempo, pero el simple transcurrir de los días no arregla nada. Algo habrá que hacer. El partido de la próxima jornada, otra vez en casa y ante la Real Sociedad, toma un cariz decisivo. El gol de Ghilas sobre el pitido final mitigó algo la bronca.

Unos lo interpretarán como una falta de confianza en sus propios planes y un síntoma de criterio desquiciado; otros, como una muestra de pericia a la hora de establecer una democracia interna en la que se gana el puesto el que hace más méritos. El caso es que Ferrer sigue haciendo cambios, en un intento cada vez más desesperado de encontrar fórmulas que permitan al Córdoba ser eficiente. Ante el Málaga, el técnico catalán devolvió un sitio a Fidel y colocó a Deivid como pareja en el centro de la zaga del intocable Íñigo López, que ya ha tenido al lado a Pantic y a Bouzón en lo que va de campaña. Regresó también Rossi al doble pivote al lado de Luso, capitán de un equipo que sigue buscándose a sí mismo. El guiso futbolístico continúa siendo insípido.

El Málaga se dejó en el banquillo al ariete Roque Santa Cruz y metió una línea de vanguardia sin referentes fijos, con mucha movilidad y capacidad de alboroto. Amrabat, Juanmi, Samu... El dinamismo de los malacitanos acabó matando a la retaguardia blanquiverde, que lo pasó francamente mal una vez que se disipó la fogosidad inicial de los locales y el equilibrio aparente dejó paso al mando malagueño. En poco más de un cuarto de hora, el equipo de Javi Gracia dejó el asunto encarrilado con una andanada de acciones brillantes. En el minuto 14, Juanmi se marcó un eslalon espectacular y se plantó delante de Juan Carlos, lanzándole un disparo colocado que se marchó ligeramente desviado. El canterano malagueño volvió a tenerla en el 19, tras agarrar un pelotazo largo de Camacho con un perfecto control de pecho para pegarle tal y como caía. El balón tocó en un defensa, para suerte del meta local, y se fue a córner.

La inquietud se había instalado definitivamente en El Arcángel, donde el aliento de la afición trataba de sostener a un Córdoba inconsistente, cándido o directamente inexistente en lo que atañe a la creación de juego ofensivo. A Fede Cartabia o Borja apenas se les vio. Algunos gambeteos de Fidel y la briega permanente de Nabil Ghilas eran argumentos demasiado pobres ante un Málaga bien posicionado y sin miramientos atrás. Ese temor se encarnó en el minuto 21. Samuel enganchó un bellísimo remate estirando la pierna en el aire para desviar lo justo el balón que le había lanzado desde lejos Camacho, dejando a Juan Carlos a media salida. El 0-1 sumió al Córdoba en un estado depresivo. Carente de liderazgo en el campo y a merced de un adversario superior, el equipo de Ferrer desnudó sus debilidades en su propia casa. Los seguidores, más por piedad que por otra cosa, siguieron animando a un equipo que no conseguía activarse de ningún modo. Y ahí llegó la segunda bofetada.

Un servicio excelente de Amrabat a Juanmi terminó con un claro derribo de Juan Carlos, que salió con todo, al punta malagueño. Penalti. Lo lanzó con habilidad el marroquí y colocó el 0-2 en el marcador. Había transcurrido media hora de partido. Una acción de Ghilas, que recortó a Sergio Sánchez y metió un pase que fue interceptado por el pie de un defensa, resultó lo más lucido del Córdoba en ataque. Muy poco para oponer resistencia a un Málaga más armado, que pudo hacer el tercero en un trallazo de Samuel que obligó a Juan Carlos a volar para enviar a saque de esquina. El pitido de José Luis González decretando el descanso sonó a gloria al Córdoba, que de inmediato escuchó la irritante sintonía del desencanto de los suyos. Hubo pitada camino de los vestuarios.

Ferrer dio entrada a Campabadal por Pinillos y a Xisco por Rossi, pero las sustituciones apenas tuvieron ningún efecto. El Málaga continuó manteniéndose por encima de un Córdoba blando y protestón, sin inspiración y cada vez con menos ganas. La apariencia de superioridad sobre el césped y la claridad del marcador minaban la frágil moral de un equipo que ni siquiera conseguía estimularse con el incansable apoyo de la grada. Amrabat perdonó el tercer gol por querer buscar un arabesco innecesario y el Málaga, muy seguro de lo que hacía, dejó espacio a un Córdoba que no supo bien qué hacer con él. Fede Cartabia chocaba contra tres o cuatro rivales cuando le llegaba alguna pelota en condiciones. La imagen del Córdoba se afeaba por momentos. En el minuto 69 llegó la primera intervención de Kameni. Fue un disparo de Fede Cartabia, con más carga de frustración que de intención, que sirvió para que el estadio despertara. Pero el Málaga tenía más ganas -y más armas- de marcar el tercero que el Córdoba de inaugurar su marcador. Amrabat formaba un lío cada vez que agarraba la pelota.

En el último cuarto de hora, con el Málaga replegado y asustando en cada contra, el Córdoba tuvo una ocasión de oro en las botas de Xisco. Después de una serie de carambolas, el balón llegó a los pies del balear, cuya bota impactó en el aire. Un disparo lejano de Borja García hizo que Kameni tuviera que lanzarse. Mientras el personal ya enfilaba las bocanas de salida, y ya en el descuento, Ghilas hizo su gol. Lo celebró sin demasiada pasión, señalándose la camiseta y mirando a un graderío que se despoblaba entre aplausos al argelino y silbidos al juego del equipo. Todo de forma muy tibia, como el fútbol de un Córdoba que hoy por hoy es un equipo lacio y sin liderazgo.

FICHA TÉCNICA

CÓRDOBA, 1: Juan Carlos, Gunino, Iñigo López, Deivid, Pinillos (Campabadal, 46'), Luso Delgado, Fausto Rossi (Xisco, 46'), Borja García, Fede Cartabia, Fidel (López Silva, 76) y Ghilas.

MÁLAGA CF, 2: Kameni, Rosales, Sergio Sánchez, Weligton, Antunes, Camacho, Recio (Darder, 75'), Samuel (Duda, 73'), Samu Castillejo (Ricardo Horta, 63'), Juanmi y Amrabat.

ÁRBITRO: José Luis González González (Comité Castellano Leonés). Mostró tarjeta amarilla a los locales Juan Carlos y Luso y a los visitantes Samu Castillejo y Sergio Sánchez.

GOLES: 0-1 (21') Samuel.

0-2 (30') Amrabat, de penalti.

1-2 (94') Ghilas.

INCIDENCIAS: Encuentro correspondiente a la octava jornada del campeonato de Liga BBVA, disputado en el estadio El Arcángel ante 16.615 espectadores, con presencia de medio millar de aficionados malacitanos.

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