Córdoba, mírala cara a cara que es la Primera
El conjunto de Ferrer se reconcilia con El Arcángel tras una convincente victoria ante el filial del Madrid y sigue en play off
A este Córdoba va a ser difícil romperle sus convicciones precisamente ahora. El grupo se ha construido un escenario ideal para la hazaña. Lo ha hecho con sus propias manos, luchando contra sus demonios interiores y transformando el descrédito de su mala racha en casa en una ola de entusiasmo vital en este momento clave de la temporada. Ante el filial del Real Madrid agarró tres puntos y se reconcilió con su afición del mejor modo posible, del único: convirtiendo sus promesas en hechos. “Chapi” Ferrer se quitó un peso de encima en El Arcángel, donde se hacía preciso un golpe de efecto para homologar la candidatura al ascenso.
Ganó el Córdoba a un buen rival y lo hizo respetando su ideario, sin alardes ni concesiones al efectismo. Fue un equipo enérgico y maduro, un grupo que ya no trata de inventar nada y que se dedica a hacer lo que sabe del mejor modo posible. Defiende bien. Sobre todo cuando tiene algo que defender. Una posición en play off y un marcador a favor ante un contrario necesitado no son poca cosa. Al contrario que en otras ocasiones, no se detectó precipitación en zonas clave ni la actitud contemplativa que tantos dolores de cabeza costó. El Córdoba no jugó a la expectativa. Defendió atacando. Cuando tuvo su gol, se esforzó por conservarlo y sentenció a la contra. Pudo incluso golear a un Real Madrid Castilla que terminó desarbolado entre gritos de “olé” desde un graderío enfebrecido. Este Córdoba ha encontrado un camino y lo tiene claro. Su liberación mental contrasta con las angustias ajenas. Y bien que se está notando.
En el primer tiempo nadie se llevó las manos a la cabeza por nada. Ni por bueno ni por malo. Los equipos estaban ahí, ordenados y con cierto resquemor -en algunos casos pánico, por el nivel estratosférico que alcanzaban los despejes- por que alguna pifia les estropeara las cosas. El Córdoba parecía mejor. Seguramente lo era, aunque a estas alturas de la película no se tolera muy bien aquello de jugar mejor que el rival pero no marcar un gol. El público andaba predispuesto a la fiesta o, al menos, al apoyo incondicional y comprensivo. Era un partido para poner a prueba la paciencia. Ferrer no cambió nada en el once que venció en Tenerife y su homólogo en el filial blanco, José Manuel Díaz, dejó en el banquillo a Borja García -un ex ídolo blanquiverde en fase de reinvención- y colocó con galones en el campo a un cordobés de Dos Torres, Álvaro Medrán, un chico que ha escalado de modo fulgurante desde al juvenil hasta Segunda División previa escala brillante en Tercera. Es muy hábil Medrán, tanto como el resto de compañeros de una formación que trató de tocar la pelota ante un Córdoba muy bien atornillado. Los locales no se complicaban la existencia atrás y buscaban el desequilibrio con las cabriolas de Uli Dávila y López Silva, principalmente.
El extremo onubense la tuvo clara. Le cayó a los pies un balón que el meta Pacheco había despejado con fuerza y que había impactado en la espalda de un descolocado Quini. Con el zaguero de Fernán Núñez tambaleándose por el inesperado impacto, Silva aprovechó para lanzar un disparo en parábola que salió fuera. Fue la desaplicación más evidente en un partido en el que ambos protagonistas optaban por conservar la pelota y meterse hasta el área sin rifarla. Hubo llegadas, pero los zagueros se empleaban sin contemplaciones. Los madridistas ensayaron algunos tiritos desde lejos. Poca cosa. En el Córdoba hubo toque de corneta en los últimos minutos de la primera parte, un arreón al que contribuyó el ánimo desde un graderío ansioso por celebrar. Se reclamó penalti en un centro de Abel que dio en la mano, pegada al cuerpo, del madridista Quini. Luego dispuso Xisco de una situación de ventaja, llegando en carrera tras controlar el balón con la cabeza, pero su derechazo dio en el lateral de la red.
Tras el intermedio, el Real Madrid quiso apretar las clavijas al partido. Aguza lanzó un disparo envenenado que salió a córner tras tocar en un defensa. La fogosidad juvenil de los visitantes se terminó cuando llegó un brote de lúcida experiencia en el Córdoba. Se iba a botar una falta de apariencia intrascendente en la zona de tres cuartos de campo. Los chicos del Real iban con parsimonia. Tampoco el portero, Pacheco, andaba muy enchufado. El balón le llegó a Dani Pinillos, uno de esos meritorios que llegó este invierno, y el lateral riojano le pegó con toda el alma para colocar la bola junto al palo del Madrid. Delirio. Con el 1-0, el Córdoba encontró en la figura de Juan Carlos a su héroe particular para evitar el empate tras atrapar de modo soberbio un remate de cabeza de Willian José.
El Madrid estaba espoleado, pero el Córdoba sabía lo que hacía. Siete minutos después, en una contra perfecta, Pedro resolvió con eficacia su mano a mano ante Pacheco para dejar el duelo muy encarrilado. Ferrer metió a López Garai por López Silva y acorazó el centro del campo. Aguza y Lucas Vázquez pudieron acortar la distancia, pero estuvo más cerca la goleada porque cada salida del Córdoba sembraba el miedo en el área rival. Pedro, Pelayo, Xisco, Nieto... Pudo haber más, pero nadie se fue traumatizado por eso. Al contrario. El personal hablaba del viaje a Huelva y de los posibles cruces en el play off. Los cánticos victoriosos retumbaban entre los muros del estadio mientras alrededor bullía la Feria.
FICHA TÉCNICA
CÓRDOBA CF, 2: Juan Carlos, Gunino, Bernardo, Fran Cruz, Dani Pinillos, Luso (Pelayo, 74'), Abel, Pedro, López Silva (López Garai, 63'), Uli Dávila (Nieto, 76') y Xisco.
REAL MADRID CASTILLA, 0: Pacheco, Quini (León, 46'), Pulido, Cabrera, Casado, Álvaro Medrán, Aguza, Lucas Vázquez, José Rodríguez (Raúl de Tomás, 71'), Burgui (Jaime, 60') y Willian José.
ÁRBITRO: Arias López (Comité Cántabro). Amonestó con tarjeta amarilla a los cordobesistas Fran Cruz, López Silva y Pelayo y a los madridistas Álvaro Medrán y José Rodríguez.
GOLES: 1-0 (52') Dani Pinillos.
2-0 (59') Pedro.
INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la jornada 40 en la Liga Adelante, disputado en El Arcángel ante 12.901 espectadores.
0