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El Córdoba y su manual de supervivencia

Sandoval y Aythami, tras el Córdoba-Sporting que cerró la pasada temporada | ÁLEX GALLEGOS

Paco Merino

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La llegada de José Ramón Sandoval ha sido el último capítulo -que no el último- de un verano de locura en el Córdoba CF, que durante este fin de semana se prepara para arrancar desde el lunes un plan de puesta a punto express con el fin de llegar al inicio de la Liga en condiciones de competir. La plantilla de futbolistas recibió un par de días de descanso, una medida que encaja poco en una fase de pretemporada pero que resulta humanamente entendible: soportar una cadena de sucesos delirantes hizo entrar al grupo en un desquiciamiento colectivo. Ahora toca empezar desde cero cuando todos los demás andan atornillando las últimas piezas y sacando lustre a sus remozados equipos.

El Córdoba, a dos semanas del comienzo del campeonato -lo hará con dos partidos en El Arcángel: Numancia y Oviedo-, trata de levantar la cara con el mismo entrenador al que descartó hace mes y medio -Sandoval-, un director deportivo debutante en el oficio -el cordobés Rafael Berges- y una plantilla corta, con carencias y sin fichajes. También con Jesús León al frente del timón, tras haber capeado el empresario montoreño el temporal de la compraventa con Carlos González. Y con casi quince mil abonados, ojo. Llegado a este punto, con la cuenta atrás hacia el estreno en El Arcángel como telón de fondo, el cordobesismo aguarda una respuesta -convincente o no, pero al menos una versión mínimamente ilusionante- sobre las cuestiones candentes.

¿Cuándo llegarán los fichajes?

Todo apunta a un desembarco -sin excesos, olvídense de lo de enero- de refuerzos durante la próxima semana, especialmente en la línea delantera. Los nombres del exblanquiverde Charles y el extremeño Álex Alegría salieron a la escena mediática, aunque su llegada no parece nada sencilla. El exblanquiverde, de 34 años, es propiedad del Éibar y el bético está muy cerca del Rayo Vallecano. Se busca a un lateral zurdo como prioridad. Todos los movimientos estarían ligados a la ampliación del límite salarial, que va en paralelo a la renegociación del pase de Sergi Guardiola al Getafe. Los contactos entre Jesús León y Ángel Torres, su homólogo en el club madrileño, han sido constantes en los últimos días. Fuentes cercanas a la negociación señalan que la cesión inicial se transformará en un traspaso por una cantidad en torno a los 3'5 millones de euros. El club, con dinero en caja, podría abordar algún fichaje.

Queda también pendiente el asunto de las salidas. A Javi Galán lo quisó en su momento el Éibar, pero el Córdoba desestimó una oferta de 600.000 euros por él y tasó al jugador en un millón, cantidad a la que tampoco llegó el Huesca, otro pretendiente para el extremo pacense. En el caso de Álvaro Aguado, parece que la cuestión se enfrió. El jugador tiene una cláusula de 6 millones de euros, aunque su escaso bagaje profesional -media temporada en Segunda- hace que su cotización real en el mercado esté lejos de esa cifra. Podría revalorizarse con protagonismo en el Córdoba, aunque esa circunstancia no evita que esté -como todos, según reconoció el propio León- en el escaparate.

¿Qué gana el Córdoba con Sandoval?

La situación con Francisco era insostenible. La crisis de confianza se dejó sentir desde las primeras semanas y las turbulencias en el club -despidos, dimisiones, bloqueo de los fichajes...- terminaron por convertir la rutina diaria del almeriense en un engorroso trámite. La salida pactada -una fórmula cortés para encubrir una dimisión decidida por el técnico- dejó el camino llano a Francisco para poder buscar otro camino -no fue inscrito por el club en la LFP, por lo que podría entrenar en España- y a León para llamar a Sandoval. Dos meses después de haber sido manteado en El Arcángel por la permanencia del Córdoba, el madrileño vuelve a tomar el mando. Y llega reforzado.

Sandoval conoce a todos los jugadores. Eso, dadas las circunstancias, es un considerable avance. Le faltan los referentes de la remontada (Reyes y Guardiola, principalmente), pero cuenta con elementos para poder montar una formación capaz de competir. Siempre y cuando, obviamente, le traigan refuerzos en la delantera. Ahí le tocará actuar a Rafael Berges, un debutante en la dirección deportiva que estuvo entrenando hasta hace unas semanas en Indonesia. No está ya Luis Oliver, el arquitecto de la revolución invernal de fichajes y de sus secuelas: los problemas con la LFP, que a través de Tebas denunció “maniobras irregulares”.

Si el madrileño conoce a los jugadores, estos también le conocen a él. Más allá de los excelentes resultados deportivos del final del pasado curso, la convivencia no resultó especialmente fluida con algunos de los miembros del núcleo duro del vestuario. La gestión emocional de la caseta es una de las tareas pendientes.

¿Cómo queda el proyecto de León?

Tras tocar la gloria el primer sábado de junio, al Córdoba se le percibe ahora desde fuera como un club descompuesto al que sostiene su increíble afición. El verano del 18 quedará en la historia como el más estrambótico de la historia blanquiverde, con una cadena de sucesos que le han hecho ir a contramano de la lógica en este periodo estival. Cuando todos los clubes se cargan de ilusión, el Córdoba ha ido dilapidando el inmenso caudal que había logrado con su fantástico final de temporada anterior. ¿Puede recuperarse? No hay nada que no arreglen un par de victorias seguidas en casa. Los resultados son la capa que todo lo tapa, pero es evidente que a Jesús León se le fue de las manos el asunto. El Córdoba se descontroló en todos los frentes: la pretemporada ha sido un fiasco -de la conexión en Panamá, con viaje y patrocinador, nunca más se supo- y la planificación un dislate. Párense a sumar las horas de trabajo de la plantilla en la última semana: un partido (perdido) y otro suspendido, tres sesiones de poco más de una horita y una suspendida, y tres días libres.

La salida por cese o dimisión -según versiones- de consejeros como Antonio Romero Campanero, Joaquín Zulategui o Rafael Barroso; la destitución -y las incendiarias declaraciones posteriores- de Luis Oliver; el despido de empleados del club; la reaparición de Carlos González en la escena para la renegociación de puntos del contrato de compraventa con la inquietud consiguiente; el bloqueo de fichajes en la Liga por el límite salarial; la falta de ingresos -por traspasos, fundamentalmente- y, finalmente, la dimisión de Francisco sin llegar a debutar han compuesto un panorama de lo más turbio.

Sandoval, con su carisma, concentrará el foco mediático a partir de ahora. Un par de fichajes aliviarán la desazón de la hinchada. Pero el presidente tendrá que consolidar apoyos para dar solidez y crédito a su proyecto. Su sintonía con las instituciones y el mundo de las peñas -donde encuentra como fiel aliado a Pedro García, teniente de alcalde del Ayuntamiento y reconocido cordobesista- sigue siendo uno de sus puntos fuertes.

¿Se replantean los objetivos?

No es necesario. Ya estaban fijados: conseguir cuanto antes los 50 puntos para la permanencia. Lo dijo al llegar Francisco. Lo reiteró Jesús León. También se sumó Rafael Berges. Desde el descenso de Primera División, y tras un primer año de Oltra en el que se llegó a disputar el play off de ascenso -derrota en la prórroga ante el Girona-, el declive ha sido patente. En las dos últimas temporadas hubo salvaciones en la penúltima jornada -sin muchos apuros- y en la última cita, ésta sí con épica incluida y la mayor remontada de todos los tiempos. No hay una demanda de “ascenso o fracaso”. No es ese el caso. Un objetivo razonable es no entrar en zona de descenso y mantener unas opciones matemáticamente creíbles de tocar zona de play off. Lo mismo que puede firmar el ochenta por ciento de los clubes de Segunda.

¿Qué dice el cordobesismo?

Van camino de los quince mil abonados. Con eso está todo dicho. Sin un solo fichaje y después de una revolución interna en el club que se ha llevado por delante a muchas piezas importantes. Algunas, conocidas por su desempeño en el césped; otras, valoradas de puertas para adentro por su labor callada fuera de los focos. Los más fieles se han sacado el carnet solo con la llamada del escudo. La hinchada sigue siendo el gran patrimonio del Córdoba y sobre ella tratará de edificar una temporada que se avecina inquietante.

La fase de perplejidad inicial entre la afición, reflejada con ácidos comentarios a través de las redes sociales y una expresión de desazón desde los foros más activos del mundo peñístico, ha ido derivando en una aceptación del desafío de la temporada como parte de la razón de ser del cordobesista. El más difícil todavía -un lema propio del ambiente circense, con perdón- va en el ADN blanquiverde.

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