De bajón en bajón en El Arcángel
Dolor casi irreparable, sentimiento de tener que alcanzar lo improbable y más peso de las palabras que de los hechos. El Córdoba CF desperdició una enésima oportunidad de depender de sí mismo, poniendo el gatillo de la pistola en manos de una Balona que sólo tuvo que esperar el error blanquiverde, usando así sus aptitudes para tal fin. Mientras que, para muchos equipos, adelantarse en el marcador supone un espaldarazo fuere como fuere el juego colectivo, sucede todo lo contrario para el Córdoba. El gol acrobático inicial de Willy Ledesma tuvo un final estéril, con sensación de no haber servido para nada -y así fue-. El tanto del extremeño fue el preludio inmediato al descanso y, tras los quince minutos de asueto, el cuadro cordobés volvió a ver mermadas sus prestaciones, sufriendo un efecto efervescente demasiado habitual por su condición de equipo puntero de la categoría.
El sierraleonés Koroma fue el protagonista de los visitantes, que consiguieron darle la vuelta al choque en tan sólo cinco minutos tras valerse de dos fallos defensivos. Tal y como ha sido mentado, no es la primera vez que el Córdoba ve cómo su contrincante se le sube a la chepa y le provoca algo más que magulladuras. De hecho, no hay que irse demasiado lejos para observar una situación pasada similar, pues el Betis Deportivo se rehizo del gol de Jesús Álvaro en la primera mitad para darle la vuelta a la tortilla, aprovechando también el bofetón psicológico que sufrieron los hombres de Pablo Alfaro tras la diana del Sevilla Atlético ante el Yeclano. El guardameta Dani Rebollo y Mizzian, ambos en el descuento, trajeron la desolación y la desesperación más absoluta a la grada cordobesista, con un golpe más sobre sus espaldas.
Pocas semanas antes, fue el Murcia el que redujo a cero las diferencias en el marcador en el justo anterior compromiso del Córdoba. Willy, de nuevo protagonista al igual que en el día de ayer, cortó la cinta de la carrera del partido, aunque Toril igualó las tornas poco más de 20 minutos después, todo ello en el marco de la primera parte. Transcurrido el paso por vestuarios, se repitió el mismo guion, con Willy Ledesma poniendo la ventaja mínima para el equipo local, pero esta vez fue Gurdiel el que colocó el empate en el marcador. La historia interminable, sin autoría de Michael Ende en este caso, continuaba con su trayecto, destruyendo a su paso, poco a poco, las posibilidades de meterse en la fase de ascenso a Segunda División. Como se puede comprobar, tal meta no se plasmó.
Así, se llegó al duelo ante la Balompédica Linense tras un alentador y sufrido triunfo ante el Tamaraceite (0-1), con el objetivo marcado de ganar para depender de sí mismo en futuros duelos contra todos los rivales del grupo. Pero, de nuevo, el Córdoba se puso a sí mismo la piedra para tropezar, desperdiciando una ventaja propiciada y protagonizada por el actor habitual, Willy Ledesma. Koroma, en doble ocasión, dio la vuelta a la situación ante la pasividad defensiva blanquiverde, que pecó de no cerrar el paso a la acometida del atacante blanquinegro. Se culminó así un nuevo fracaso, no sólo por sensaciones, sino por los fríos datos ligueros: 12 puntos de 30 posibles en el Arcángel, conseguidos mediante tres victorias ante Lorca, El Ejido y Linares -los dos primeros, inmersos en la pelea por no bajar dos categorías-. Los empates ante UCAM Murcia, Recreativo Granada y Real Murcia completan la docena de unidades de puntos conseguidos en el coliseo ribereño. Lo que antes se llamaba fortín se ha convertido en un castillo de naipes que se derruye sin control y sin posibilidad de detenerlo.
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