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De las Cuevas en una acción del partido ante el Linense

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Despedida de El Arcángel y nuevos retos en el horizonte. Es momento de apurar las últimas semanas de la pretemporada y en el caso del Córdoba, lo hará lejos de su estadio. Al menos en el terreno competitivo. En esta ocasión visitaba un feudo para nada desconocido, pero que a día de hoy queda un peldaño por encima de la entidad blanquiverde. El conjunto de Germán Crespo rendía visita a la Balompédica Linense, equipo de Primera RFEF, y ya sí con un entorchado en juego, puesto que el enfrentamiento iba a dirimir al vencedor del XXXIII Trofeo Ciudad de la Línea.

La gran novedad para los cordobeses fue la inclusión en el once de inicio de Felipe Ramos, arquero que apunta a la titularidad en liga y que vivía así su primera titularidad como cordobesista, al tiempo que Julio Iglesias repetía en la puesta en escena. Pero esos ingredientes no resultaron especialmente trascendentales para que el Córdoba pudiera mostrar un inicio similar al de los últimos partidos, donde fue el gran dominador durante los primeros compases. La exigencia del choque ante el Linense, equipo con ánimo de resurrección tras acumular una deficiente pretemporada, iba a evidenciar un desigual comienzo. 

En efecto, saltó al césped un poco más enchufada la Balona, acumulando a su favor tímidos acercamientos en los primeros compases del choque. No obstante, el juego todavía no merodeaba el área califa, que fue progresivamente cogiendo ritmo, aunque con escasa verticalidad. Precisamente de eso careció el partido prácticamente durante todo el primer tiempo. Es más, la primera oportunidad con peligro real sería a favor de los locales tras saque de esquina casi a los 20 minutos de juego, pero el remate no llegó a ser tan certero como para superar al arquero blanquiverde.

Con todo, el gran protagonista del primer tiempo en clave cordobesa estaba siendo el portero, que, pese a tener poco trabajo dada las escasas ocasiones del partido, volvía a salvar los suyos al detener otro testarazo del conjunto gaditano, esta vez de los pies de Koroma. Un murmullo empezaba a rondar al cuadro califa que se veía incapaz de construir jugadas y, aunque fuesen mínimos los acercamientos, tampoco ahí mostró una cara mejor a la de su adversario. Lo cierto es que el encuentro era por entonces prácticamente un monólogo local, lo que finalmente tuvo su recompensa. A balón parado es donde más está sufriendo el equipo de Germán Crespo, y fue en un golpeo botado de saque de banda desde donde los gaditanos hicieron el primero, gracias a un remate de pecho de Jesús Muñoz.

Herido en su orgullo, el Córdoba intentó neutralizar rápido esa desventaja con una buena jugada por banda que acabó en los pies de De las Cuevas, aunque el disparo del alicantino se estrelló con la zaga linense. No encontraba la fluidez ni el ritmo el equipo visitante, incapaz de conectar con cierta regularidad con sus hombres de arriba. Todo lo contrario que los de Antonio Ruiz, que sumarían alguna que otra ocasión más antes del descanso. Y si no llega a ser de nuevo por las intervenciones de Ramos, posiblemente la desventaja hubiese sido mayor en aquellos instantes. 

Mejoró el Córdoba tras el tiempo de asueto. Pareció quitarse el agarrotamiento del primer acto y con mayor fluidez se mostró mucho más incisivo en la zona de ataque. No obstante, seguía muy lejos de su mejor nivel ofensivo, ya que prácticamente no merodeaba las cercanías de la meta de Nacho Miras. El que sí causaba peligro, aunque ahora a pequeños chispazos, era el Linense, que muy cerca estuvo de hacer el segundo en un disparo cruzado de Dorrio que se marchó lamiendo el poste. Y para mayores problemas, en esa misma jugada acabó expulsado José Alonso por doble amarilla.

Ese contratiempo acabó por desactivar definitivamente las posibilidades del Córdoba. Si en igualdad de condiciones no gozó de verticalidad en casi ningún momento, menos lo hizo con diez futbolistas sobre el campo. De hecho, sería el Linense el que continuaría sumando acercamientos, aunque con una marcha menos de intensidad. Ni los cambios dieron alas a un Córdoba incapaz, que simplemente pudo sobrevivir y a duras penas lo logró pues Gerard Olive estuvo a punto de volver a acertar en la meta rival. Los problemas siguieron aumentando y a falta de diez minutos para el final fue José Ruiz el expulsado, al ver la segunda cartulina amarilla tras una entrada sobre Víctor Mena. Estaba claro que no era el día y tal que así sucumbió el Córdoba, que encajó el segundo en el descuento tras un desajuste defensivo entre Toni Arranz y Hankins. Desactivado en La Línea.

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