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¿Y ahora qué? Toca evitar un mal mayor

Decepción blanquiverde tras la derrota ante el Betis Deportivo.

Rafael Ávalos

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El retorno a Segunda A se hace de rogar. Tanto como una temporada más, al menos, debe esperar la entidad para regresar al fútbol profesional. Así es después de perder el domingo, ya definitivamente, la posibilidad del ascenso. Porque el Córdoba vuelve a quedar fuera del play off, tal y como ocurriera la anterior campaña. De hecho, no tiene siquiera opciones de alcanzar las eliminatorias de promoción. La derrota ante el Betis Deportivo (1-2) es la certificación, por tanto, de un fracaso deportivo –siempre en base al discurso y la aspiración del club desde el pasado verano– pero también una puerta abierta a la incertidumbre. Más que nada porque el conjunto blanquiverde no cuenta a día de hoy con plaza para Primera RFEF –llamada Segunda B Pro inicialmente– y, por ende, corre el riesgo de caer a la nueva cuarta categoría del balompié español. Como síntesis de la situación: el cuadro califal debe aplicarse a fondo para, a lo largo de seis partidos, no bajar un escalón.

¿Y ahora qué? Probablemente ésta sea la pregunta que se formulen muchos en torno al Córdoba desde primera hora de la tarde del domingo. La respuesta es sencilla: toca evitar un mal mayor. No en vano, el fiasco todavía puede convertirse en desastre, ante lo que ha de responder la plantilla dirigida por Pablo Alfaro en una segunda fase que no deja de tener. Quizá los mensajes durante el presente curso, hasta la fecha, lleven a equívoco o lo hicieran. Sin opciones de ascenso, la temporada continúa y esta vez con un objetivo más importante si cabe. Más que nada porque el cuadro califal afronta el desafío de no verse abocado a Segunda RFEF, que en la 2021-22 va a hacer las veces de Segunda B pero con rango de la actual Tercera. Es la consecuencia directa de la reconfiguración de divisiones llevada a cabo por la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) y después, de la negativa trayectoria propia.

Así, en realidad la primera meta de la campaña había de ser garantizar la presencia en Primera RFEF, la división que a partir del próximo campeonato va a situarse bajo el fútbol profesional. Es decir, el cuadro califal no sólo no opta a volver a Segunda A sino que está obligado a aplicarse a fondo para estar en la élite del ámbito amateur de la disciplina en el país. Si bien con la creación de la originalmente denominada Segunda B Pro se alcanza más el carácter semiprofesional. Dicho escalafón lo puede conseguir si acaba entre los dos primeros clasificados de la segunda fase del Grupo IV en este sentido. Para ello ha de lograr mejores resultados que otros cinco equipos, que son los oponentes con que se va a medir a partir del 4 de abril. Son el Sevilla Atlético y el Real Murcia los contendientes de su propio subgrupo, a los que añade, del otro –el A para llamar a todo por su nombre–, al Linense, el Tamaraceite y el Cádiz B.

Su necesidad es, por tanto, finalizar primero o segundo de un campeonato particular en el que sin embargo parte con cierta desventaja respecto de otros dos adversarios. Porque sí, el Córdoba arranca el segundo tramo competitivo en tercer lugar. El equipo dirigido por Pablo Alfaro tiene por delante al propio Sevilla Atlético, que se sitúa líder con 30 puntos, y al Linense, que suma 28. Además, el conjunto blanquiverde no ocupa la cuarta posición sólo por cuestión estadística. Su registro es idéntico al completado por el Tamaraceite en la primera fase, y esto son 27 puntos, como se sabe. Es el gol average individual lo que concede al cuadro califal un ligero respiro en este plano: su diferencia de tantos es positiva en cinco y la del cuadro canario, en cuatro. Por detrás, a todo esto, se hallan el Real Murcia y el Cádiz B, con 25 y 23 respectivamente.

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