La debacle del Córdoba, en varios nombres
Los protagonistas de una temporada para olvidar. El Córdoba jugará la próxima campaña en la cuarta categoría del fútbol español cuando el objetivo estaba en ascender a Segunda División. Para conseguir esta meta, la dirección deportiva planificó una plantilla muy veterana y con uno de los presupuestos más grandes de toda la Segunda B. Por ello, el resto de los equipos que componían esta competición aseguraban que la entidad blanquiverde debía ser un aspirante serio a final de curso, pero finalmente no ha sido así. Uno de los motivos por el que el plantel califa ha descendido a la Segunda RFEF es el poco nivel que han mostrado determinados jugadores que debían ser claves y que, finalmente, han significado una auténtica decepción para toda la cúpula andaluza y afición cordobesista. Gracias a esto, dichos futbolistas, a priori y sin saber aún qué profesionales estarán dentro de la dirección deportiva para el próximo curso, no continuarán vistiendo la elástica blanquiverde e incluso hay algunos de ellos que decidieron abandonar el barco en el mercado invernal.
Empezando por la línea defensiva y a pesar de que comenzó la temporada a un nivel aceptable, Bernardo Cruz no ha conseguido ser el zaguero que necesitaba el Córdoba durante la presente campaña. El cordobés llegó del fútbol profesional para ser la pareja titular junto a un Djetei que sí ha demostrado estar a la altura de la exigencia de este curso, mientras que el primero ha ido bajando su nivel conforme las jornadas han ido pasando, incluso ha acabado la segunda fase siendo suplente en detrimento de un Xavi Molina que ha mostrado más regularidad en su juego. Otro de los que estaba llamado a ser uno de los pilares más importantes de una nueva participación de la entidad blanquiverde en Segunda División B era Piovaccari. El italiano comenzó siendo el titular indiscutible para Juan Sabas, pero su poca pólvora de cara a puerta le dio paso a un Willy Ledesma que mejoró en todos los aspectos al ariete ex del Eibar que no fue capaz de demostrar su capacidad desde el banquillo.
Por otro lado, una de las mayores decepciones de la temporada y uno de los pocos que abandonó el barco en el mercado invernal es Alain Oyarzun. El donostiarra firmó con el conjunto blanquiverde en las últimas horas de la ventana veraniega y, a pesar de que las lesiones habían lastrado parte de su carrera en los últimos años, llegaba para coger un papel importante en la primera plantilla del Córdoba, aunque nunca estuvo a un nivel aceptable y que le permitiese estar continuamente en el once titular. Por su parte, otro de los que se esperaba que fuese a dar un paso hacia adelante después de estar ya más que aclimatado a la ciudad era Thierry Moutinho. El suizo portugués tampoco ha conseguido enlazar una dinámica positiva en la presente temporada, siendo un cambio constante tanto para Juan Sabas como para Pablo Alfaro o Germán Crespo. Aun así, el ex jugador del Mallorca ha tenido buenos minutos saliendo desde el banquillo, pero su poca regularidad no le ha dado para asentarse en la titularidad.
Mientras tanto, hay otro futbolista que estaba llamado a ser crucial en el carril derecho, pero tampoco ha dado la talla cuando más lo ha necesitado el equipo incluso sin demostrar la veteranía que cosecha en momentos puntuales. Y es que Carlos Valverde no ha disfrutado de su máximo nivel en su segunda temporada vistiendo la elástica blanquiverde, logrando una expulsión un tanto infantil que le valió al Córdoba un empate ante el Real Murcia (2-2) que, a la postre, fue determinante para sus aspiraciones en la primera fase. Entretanto, ni Djak Traoré ni Moussa Sidibé han sido los fichajes que ha necesitado la entidad califal para una campaña tan atípica. El mediocentro pretendía ser el controlador de la sala de mando califa junto a Darren Sidoel que tampoco ha sido la incorporación esperada, siendo una auténtica apuesta del miembro de la dirección deportiva Juan Gutiérrez Juanito. Por su parte, el jugador cedido por la SD Ponferradina llegó al club andaluz con la ilusión de ser el extremo desequilibrante que fue en el Andorra. Sin embargo, la poca continuidad sobre el césped no le ha valido para ser un habitual en los planes de Pablo Alfaro ni de Germán Crespo.
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