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Cara a cara | De las Cuevas: “El fútbol se ha vuelto muy exigente”

Cara a Cara con Miguel de las Cuevas

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Un auténtico profesional fuera y dentro del campo. Los futbolistas, a pesar de que parezcan tener una personalidad fría o incluso de hierro tras una cámara, son personas como cualquiera de los que pueden leer un periódico o ver la televisión. Tienen sentimientos, pasan malos momentos y sufren los típicos problemas del día a día. De hecho, muchas de estas personas tienen una mentalidad más reforzada por contratiempos que han ido teniendo a lo largo de su carrera o por la presión mediática que hayan podido soportar en un momento determinado. Por ello, hay profesionales de este deporte que demuestran una humanidad no antes vista, aunque en este caso no es sorprendente. Miguel de las Cuevas (1986, Alicante) es un jugador con una experiencia sobresaliente en todas las categorías del fútbol nacional hasta tal punto de que, en apenas meses, pasó de entrenar en Segunda B a hacerlo en Primera División defendiendo la camiseta del Atlético de Madrid.

“No cambio a Luka Modric por Miguel de las Cuevas”, comentaba en 2011 Anton Meana, compañero de la Cadena SER. Un tweet que demuestra la calidad que el alicantino atesoraba en el Sporting de Gijón cuando apenas tenía 24 años y ya cumplía su quinta temporada en Primera División. Una estrella en aquel entonces y que se consolidó a lo largo de las siguientes campañas en la máxima categoría de este deporte a nivel nacional. Sin embargo, no todo son buenos momentos, ya que el futbolista sufrió la pérdida del técnico Manolo Preciado, prácticamente un padre futbolístico para él y quien quería incorporarle para el Villarreal después de oficializar su fichaje días antes de fallecer. Además, le diagnosticaron años más tarde una anomalía cardiaca en Italia. Con todo ello y con el recuerdo del pasado en la mente, Miguel de las Cuevas atendió a CORDÓPOLIS relajado, con una sonrisa debajo de la mascarilla y disponible en todo momento para responder a cualquier pregunta que se le pusiese por delante.

PREGUNTA. Situación inmejorable la que estáis viviendo ahora mismo.

RESPUESTA. Sí. Estamos muy contentos. Creíamos que iba a ser un año bonito y exigente porque al final el equipo que ha hecho el Córdoba era para estar arriba, pero ni mucho menos pensábamos que a estas alturas íbamos a estar donde estamos. A parte de estar arriba destacado, el equipo da impresión de ser superior y cada partido que viene estamos confiados de que vamos a ganar.

P. Antes de centrarnos en la actualidad, me gustaría entrar un poco en los inicios. ¿Cómo empezaste en este deporte?

R. Empecé muy joven en el barrio, como todos los niños. Mis padres no eran futboleros y no hacían mucho caso. Yo siempre tengo el recuerdo de estar con el balón. Iba a todos los sitios con el balón. Me regalaban un balón por Navidad, pues era mi regalo favorito. Me acuerdo que tenía muchos, de muchos colores y empecé así. Empecé en el barrio, luego en el colegio y a partir de ahí fui un poco escalando. Yo era muy pequeño de estatura y me costaba jugar con los de un año más sobre todo por el físico. Poco a poco iba escalando. Estuve jugando en Kelme después del colegio porque vino un chico a verme. Después ya en Valencia, Hércules, Atlético de Madrid, Sporting de Gijón, Osasuna y ya aquí en Córdoba. Al final he tenido una carrera soñada. He jugado en todas las categorías posibles del fútbol nacional yo creo y soy un privilegiado. Tengo las mismas ganas que cuando tenía ocho años.

P. ¿Quién fue tu referente personal cuando empezaste con ocho años?

R. He tenido muchos entrenadores que desde pequeño siempre han visto que tenía algo un poco diferente a los demás. Desde el colegio, tenía un cura que se cabreaba conmigo porque nos dejaba jugar incluso en clase y rompíamos los espejos, los pupitres... También recuerdo alguna que otra bronca de mis padres, pero él era diferente. Mi colegio estaba más dedicado al balonmano y ese hombre me dijo que no, que yo jugase al fútbol porque de pequeño me veía cosas. Luego está mi padre porque él me ha llevado a todos los entrenamientos. Ahora que soy padre sé el sacrificio que supo para él llevarme todos los días a entrenar. Yo entrenaba a 40 minutos de Alicante y nunca he faltado a un entrenamiento gracias a que mi padre me ha podido llevar.

P. ¿Y a nivel deportivo en quién te fijaste?

R. Mi jugador referencia siempre ha sido Romario. Cuando era pequeño veía vídeos de él y me encantaba su forma de jugar y su forma de entender el juego. Luego, cuando me hice más adulto, me gustaba mucho Iniesta. Me fijaba en muchas cosas que él hacía. Yo debuté muy joven en el Hércules y tenía muchos compañeros que me ayudaron siendo veteranos. Me acuerdo de un compañero que se llamaba Nano que me llevaba a entrenar cuando yo aún no tenía ni el carnet. Era gente que te cuidaba porque antes para salir de este fútbol era muy costoso. Eran otros tiempos y creo que incluso más exigentes a nivel de antigüedad porque ahora los que somos veteranos se lo ponemos muy fácil a los jóvenes y antes tenías que currar mucho para llegar. Tengo muy buenos referentes en todos los equipos como por ejemplo en el Atlético de Madrid a Antonio López, en el Osasuna a Patxi Puñal... He tenido suerte de jugar en todos esos equipos y tener esa serie de veteranos.

P. En aquel Hércules que ascendió a Segunda División, te destapaste como un gran futbolista. ¿Cómo fue ese paso adelante y cuáles fueron las sensaciones al conseguir tu primer ascenso?

R. Fue un año bonito. Yo muchas veces me veo reflejado en los chavales de ahora como Simo o Casas. Chavales de 20 o 21 años que están haciendo un buen año y que ojalá terminemos con ese ascenso. En ese momento no piensas mucho las cosas porque pasa todo muy rápido, jugando únicamente al fútbol por disfrutar y debería ser así siempre. Cuando ya te vas haciendo más mayor pues le das más vueltas a las cosas y ya no es solo salir y disfrutar sino que tienes que dar ejemplo, que los compañeros te respeten. Yo ese ascenso lo viví como una cosa normal. Si lo viviese ahora yo creo que lo disfrutaría más, pero cuando eres joven piensas que va a ser así siempre. Entonces, yo jugué prácticamente todos los partidos con 18 años y cuando ascendimos me dio la posibilidad de firmar con el Atlético de Madrid para cinco años. Para mí fue el año perfecto.

P. Eso te iba a decir. El Atlético de Madrid fue una oportunidad única.

R. Sí. Pasas de estar en Segunda B a entrenar con gente que fue al Mundial. De hecho, yo cuando empecé a entrenar con el Atlético de Madrid había Mundial y los mundialistas llegaron un poco más tarde. De verlos por la televisión a entrenar con Fernando Torres, Diego Forlán, Kun Agüero... Con gente que la veías por la tele, pero una vez que estas ahí eres uno más, te acostumbras rápido y tuve la suerte de encontrar gente que me cuidaba mucho. La verdad que eso lo agradezco mucho.

P. Después pasaste al Sporting de Gijón durante tres temporadas y te consolidaste en Primera División. De hecho, un compañero de la Cadena SER, Anton Meana, te ponía al nivel de Luka Modric con aquel tweet famoso.

R. Antonio es muy sportinguista y lo que dice creo que lo argumenta más con el corazón que con la cabeza (risas). Modric es otro de esos jugadores que me encantan. Es increíble verlo jugar. Esas palabras fueron un poco más de corazón y sentimiento que de cabeza. Sí es verdad que en el Sporting hice buenos años, hice goles. Tuve la suerte de coincidir con Manolo Preciado que para mí fue como un padre futbolístico. Éramos una piña en el vestuario. Ganamos al Madrid, ganamos al Atlético de Madrid... Hicimos muy buenas temporadas y la verdad es que disfruté muchísimo como jugador.

P. ¿Qué sentiste cuando tristemente falleció Manolo Preciado?

R. A parte de entrenador, el cual era muy exigente como debe ser, era un padre y un amigo. Era un tío muy campechano. Hacíamos cena de equipo y él venía con su mujer. Teníamos un grupo familiar muy bueno. A mi me pilló en Nueva York de vacaciones. Él había firmado con el Villarreal y por la mañana a las 5:00 tenía muchos mensajes en el móvil. No lo podíamos creer. Él estaba bien. Había pasado por momentos en su vida muy complicados y había salido, pero fue un palo. Yo había hablado dos días antes de su muerte con él por teléfono. Tengo el mensaje guardado. Él firmó con el Villarreal y él quería que yo fuese para allí. Nosotros habíamos descendido con el Sporting aquel año y el Villarreal estaba en Segunda. Fue un palo. Lo guardo con mucho cariño y es un referente allí en Gijón.

P. Después de dejar atrás Gijón, llegaste a un Osasuna que ha sido el equipo donde más temporadas has estado. ¿Qué significa para ti este club?

R. Es que he tenido suerte de estar en equipos buenos, con historia, con afición... Osasuna es todo corazón. Es un club familiar, que te lo da todo, que siempre están ahí cuando tu familia o tú mismo lo necesitas. Entras al estadio y la gente de las oficinas e incluso los jardineros son los mismos, los de toda la vida... Eso hace una unión muy buena desde el principio. El navarro es una persona que cuesta mucho meterte dentro de su entorno y de su cultura. Yo venía desde Alicante o Madrid e incluso aquí en Córdoba que todo es más abierto, pero el navarro es diferente. Pero una vez entras, te lo dan todo. De las mejores personas que conozco, la mayoría están ahí y prácticamente tengo relación con todos. Cuando necesito cualquier cosa o simplemente cuando hay algún parón de liga como este último que ha habido, pues muchos de ellos se han pasado por Córdoba para verme y les tengo mucho cariño.

P. La única experiencia en el extranjero que tuviste fue, precisamente, en la mitad de tu etapa con el Osasuna. Fuiste a la Serie B donde defendiste la camiseta del Spelzia Calcio y viviste también un mal trago a nivel personal porque te detectaron una anomalía cardíaca de la cual te tuvieron que operar. ¿Cómo te dicen esto?

R. Fue duro porque el año en general fue duro. Nosotros descendemos con Osasuna a Segunda y hubo ahí problemas con el anterior presidente por el tema de los amaños. El club lo estaba pasando mal. Entró una Junta Gestora porque no había dinero y entonces la gente que teníamos más años en Primera División y contratos más altos pues si nos íbamos cedidos le hacíamos un favor al club. Algunos jugadores nos marchamos y fui a Italia para jugar en un proyecto bueno. De hecho, ahora mismo están en Primera División. Yo siempre he padecido de jaquecas, desde chiquitito. En Italia me dio un episodio fuerte, estando en cama varios días con mucho dolor. Fui a hacerme pruebas y me detectaron un foramen oval que se llama, que lo tiene mucha gente pero que no lo saben. Y así me lo contaron, como te lo estoy diciendo a ti. El médico me dijo de un día para otro que había que operar, que no era una cosa grave, pero que al ser un deportista de alto rendimiento lo tenía que hacer. A las dos semanas me operé y gracias a Dios que me lo encontraron. Siempre intento sacar las cosas positivas dentro de lo malo porque al final es un seguro que tengo ahí, que gracias a mi experiencia en Italia ya está solucionado.

P. ¿Temiste por si debías de dejar el fútbol?

R. La primera noticia fue un poco dura por eso, porque te pones en lo peor y piensas que tu carrera se había terminado. El médico enseguida me dijo que en ocho meses podía volver a jugar a fútbol. En Italia hay un protocolo de que, pasados seis meses, puedes volver a jugar, mientras que en España son tres. Entonces, como me pilló en diciembre preferí volver a España y jugar porque no quería estar un año de baja. Ellos lo entendieron, me abrieron las puertas en Osasuna y así volví. El médico no me dio mucho tiempo para pensar de que eso iba a perjudicar mi carrera. Me dijo que era una cosa sencilla y que volvería a jugar.

P. ¿Y en Italia estabas acompañado?

R. Estaba con mi mujer y mis hijas. Enseguida vino mi representante y mi familia a la operación. Al final siempre tengo gente en casa y llevé a toda mi familia a Italia (risas).

P. Después volviste a Osasuna y te consolidaste en el proyecto.

R. Volví. Estaba Enrique Martín de entrenador y ascendimos. Me salió perfecto. Ascendimos a Primera División con Enrique y a partir de ahí un par de años más en esta categoría.

P. Después a Córdoba. ¿Cómo estás aquí?

R. Encantado, vaya. Salió la oportunidad. Hubo problemas al principio del límite salarial. Yo tenía la oferta del Córdoba de las primeras y al final acabé firmando el último día. Estuve esperando. Una semana antes de cerrar el mercado, me dijo LaLiga que no podía inscribirme y el último día finalmente sí. El ex director general, Alfredo García Amado, me dijo que aguantase la oferta, que sea como sea me iban a firmar, que estuviese tranquilo y gracias a él estoy aquí. Voy a sumar mi cuarto año ya y como en casa.

P. Aunque los primeros años han sido un poco duros. Los problemas extradeportivos, varios meses sin cobrar, la Guardia Civil entrando a El Arcángel...¿Cómo viviste esto?

R. Fueron momentos duros en un club como este. En Osasuna viví algo parecido con el tema de los amaños, el club también iba a desaparecer, pero nos salvamos en Sabadell con un gol de Javi Flaño. Viví algo parecido en un equipo histórico, con muchos seguidores y estando a punto de desaparecer, pero sí que es verdad que nunca había vivido la experiencia de no cobrar y lo de la policía. Era más incertidumbre. Nosotros nos intentábamos aislar en el campo, pero venías a entrenar todos los días y siempre pasaba algo nuevo. En las oficinas, los empleados tenían ansiedad, unos no querían venir, algunos lo pasaban realmente mal y eso al final al futbolista le afecta. Fueron años duros. Cuando se limpia todo y se empieza a crecer como estamos ahora pues va a existir un proyecto de consolidación. La verdad que ahora estamos muy a gusto, nos centramos únicamente en entrenar, solo hablamos de fútbol y queremos ganar el domingo. Teníamos siempre un problema en lo extradeportivo, la policía, los impagos, la Covid-19... Siempre pasaba algo y ahora parece que la cosa está bien.

P. Hay cierto sector que cree que los futbolistas no sois personas.

R. Somos personas y la mayoría de la gente lo sabe. La gente quiere que su equipo gane y a mi me pasa porque, ahora en los partidos que estaba desde casa, cuando el equipo viaja soy un forofo. Cuando estas durante los 90 minutos, yo entiendo a la gente que opine, que critique, pero luego saben que el futbolista es una persona normal y que tiene sentimientos. Yo no conozco a un futbolista que cuando salga al campo quiera perder. Eso es imposible. El futbolista siempre es el más perjudicado porque cuando desciende bajan los contratos, baja el dinero y baja el prestigio. Al final somos personas, todos queremos ganar y entendemos las críticas. Además, esta afición es grande porque siempre respeta aún con lo que ha vivido. Para mí esta afición es de diez.

P. Aunque ahora mismo no deben haber muchas críticas. Primeros en Segunda RFEF, en semifinales de la Copa RFEF y con un puesto asegurado en la próxima edición de la Copa del Rey. Por ahora, está bien la cosa a pesar de tu lesión. Me has comentado fuera de micrófonos que vas a intentar estar ante el Montijo, pero sobre todo es complicado estar tanto tiempo de baja y más aún después de empezar tan bien.

R. Está bien estar fuera y que el equipo esté ganando. Cuando entres pues estarás en la dinámica de que el equipo seguirá líder. El fútbol se ha vuelto muy exigente. Quien juega al fútbol es el que se lesiona y entonces forma parte de esto porque estás expuesto a estas cosas. Ahora han caído varios compañeros. Ojalá que vuelvan y el equipo siga primero. También te digo que el míster gestiona muy bien esto porque en cada partido siempre hay un par de cambios. Todos rinden y eso es bonito. El club está creciendo mucho. Lo soñado es estar arriba, estar también presentes en todas las competiciones y aún compitiendo miércoles y domingo. Tengo que ir cogiendo poco a poco el tono que tenía antes porque en pretemporada jugué prácticamente todos los partidos, pero tuve la molestia del isquiotibial y tuve que parar. Ahora me encuentro bien y espero que para el sábado pueda ayudar al equipo.

P. Ya solo queda pensar en el Montijo.

R. Está claro. Como dice el míster, tenemos que ir partido a partido. Aunque estemos arriba, no es fácil. No te lo regalan. Tenemos que llegar con los máximos de puntos posibles hasta Navidad. Nos marcamos el objetivo de ganar todos los partidos, como hacemos siempre, pero sabiendo que es complicado. Si un día se pierde no pasa nada porque no conozco a un equipo que gane todo. No hay que volverse locos ni venirse arriba porque no hemos hecho nada aún y que si llega la mala dinámica sea solamente de un partido.

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