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Las dos caras y el incierto panorama postnavideño

Bouzón, en el Real Madrid Castilla-Córdoba. FOTO: LFP.ES

Paco Merino

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El Córdoba disfruta de un paréntesis vacacional tras el que se producirán los cambios que perfila en su agenda Pedro Cordero

Lo que ocurrió en el Alfredo Di Stéfano hizo daño. A la vista y al orgullo. Tras despachar ante el Real Madrid Castilla una de sus actuaciones más indolentes del curso y ayudar al filial blanco a abandonar el puesto de colista (3-1), el Córdoba ya está de vacaciones. El grupo volverá al tajo el día 29 de diciembre. ¿Estarán todos los que se marcharon? ¿Habrá alguno más? Los próximos días serán cruciales para dar forma a los planes que Pedro Cordero, el nuevo director deportivo blanquiverde -presentado hace poco más de dos semanas-, tiene perfilados en su agenda.

Llegarán nuevos futbolistas en todas las líneas del campo. Habrá salidas. ¿Y el técnico? La brisa de esperanza que recorrió El Arcángel después de la victoria blanquiverde ante el Tenerife (1-0) devino en un tufo irrespirable después del evento de Valdebebas, que sacó a relucir lo peor de un Córdoba cuyo balance como viajero es sencillamente desolador: sólo seis puntos sobre 30 posibles. En cuanto llegó el primer desliz casero -la derrota ante el Barcelona B, por 2-3- se descuadraron todas las cuentas. Ahora el Córdoba ha alcanzado un tristón equilibrio: gana los mismos partidos que pierde (7) y marca los mismos goles que recibe (22). Está en mitad de la tabla, tan cerca de los puestos de play off como de los de descenso. Igual da un salto hacia adelante que hacia atrás. Y los números ya van parejos con las sensaciones: ha perdido cuatro de sus cinco últimos partidos y difícilmente se puede argumentar que haya sido injusto.

La colección de situaciones desgraciadas del partido ante el filial del Real Madrid tuvo su prolongación, después del resultado y la imagen ofrecida, en las declaraciones en la sala de prensa. “Me voy con la sensación de que el partido lo he perdido yo”, dijo Pablo Villa, en una autoflagelación pública que reflejó el pulso del grupo. Las alusiones a la falta de “intensidad” de los jugadores, a las imperdonables concesiones al adversario “en acciones que se tenían que haber cortado” y a la actitud en general dibujan un panorama realmente inquietante.

El próximo partido, el día 4 de enero en El Arcángel ante el Recreativo de Huelva, tendrá un aroma de examen final para Pablo Villa. Con nombres de posibles sustitutos ya en la recámara, el técnico alcorconero volverá al hogar con una cuenta pendiente. Su situación, complicada desde hace meses, se ha enturbiado aún más. El lastimoso partido en Madrid ha dejado abierto el camino a las dudas entre el cordobesismo y a la especulación sobre el porvenir del entrenador. Los jugadores, mientras tanto, permanecen a la expectativa y tratan de digerir la decepción.

“Está claro que fuera de casa tenemos que mejorar y cambiar la mentalidad porque con lo que estamos haciendo no llega”, admitió en Valdebebas uno de los hombres fuertes del equipo, Iago Bouzón. Habrá que ver con qué piezas encara la segunda vuelta un Córdoba que precisa retoques. Un lateral derecho -con el holandés Janse no se cuenta-, un medio de contención, un interior izquierdo, uno o dos puntas... Por ahí van los tiros en la revolución invernal del Córdoba. Está por ver si Pablo Villa es quien continúa dirigiendo las operaciones en un equipo que desde el arranque liguero ofreció dos caras -de los mejores en casa, de los peores fuera- y que, para su desgracia, se va acercando cada vez más a la fea.

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