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Brilla una luz para Pawel

Pawel Kieszek, durante un entrenamiento | MADERO CUBERO

Paco Merino

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Jugó su último partido en Vallecas, en la penúltima jornada de la Liga 16-17. El Córdoba ganó por 1-2, salvó de forma matemática la categoría y él reveló públicamente lo que sólo se sabía de puertas para adentro en El Arcángel: llevaba meses saliendo a competir con una lesión en la mano. Pawel Kieszek, el mejor blanquiverde en la campaña pasada, acabó desvelando una historia que conmovió hasta al más duro de los cordobesistas. Lo suyo fue una heroicidad en toda regla. El club cordobesista emitió un comunicado en el que explicaba que Pawel había sido “intervenido con éxito de la rotura del tendón extensor, así como afectación de la cápsula del V dedo de la mano derecha, por los doctores Pineda y Bejarano en el Hospital San Juan de Dios de Córdoba”. “El periodo de baja médica será de al menos 6 semanas”, añadió el parte. Luego llegaron las vacaciones. Desde aquel día han pasado unos tres meses.

En ese periodo se han desarrollado acontecimientos cruciales en la portería. Pawel sigue ahí, pero todos sus compañeros son nuevos. Se fueron Razak -que ahora forma parte del Mamelodi Sundowns de Sudáfrica- y Marc Vito, al que enviaron cedido al Extremadura. Este verano llegaron el serbio Igor Stefanovic -que está ocupando la titularidad- y el joven Marcos Lavín, criado en la cantera del Real Madrid y suplente en las dos jornadas disputadas en Segunda. Kieszek, que tuvo un periodo de descanso algo superior al de sus compañeros, regresó a Córdoba con una desagradable sorpresa: continuaban las molestias y la rehabilitación exigía más tiempo. Ante la imposibilidad de que llegara a punto para la Liga y, en cualquier caso, con la duda razonable sobre la evolución de su lesión, el club tomó cartas en el asunto: trajo a Stefanovic, postergado en el Moreirense portugués.

Desde que se incorporó al plantel, Pawel tomó una rutina diferente, con la estricta vigilancia del recuperador del club, Javier Poveda, y un programa de rehabilitación con el preparador de porteros, Sebas Moyano. En las últimas sesiones se ha ejercitado a un nivel similar al de sus compañeros, por lo que se avecina su ingreso en las convocatorias. Incluso podría estar en la del próximo domingo, ante el Real Zaragoza. En el mismo instante en que se le abran las puertas de las listas se iniciará una sana competencia con Stefanovic por el puesto que fue suyo, prácticamente de manera exclusiva, durante el último campeonato.

Pawel apenas se perdió tres encuentros a lo largo de toda la temporada 16-17. Fue en una fase realmente alocada, con el equipo titubeante, en la que Luis Miguel Carrión quiso buscar un revulsivo desde la portería colocando a Razak. No le convenció -ni a él ni a nadie- el desempeño de internacional ghanés y finalmente el polaco recuperó la titularidad. Aunque desde finales de octubre o comienzos de noviembre tenía un dedo bien fastidiado, siempre respondió con actuaciones siempre destacadas. En silencio, con grandes dosis de profesionalidad, Pawel ofreció una auténtica lección de compromiso y sacrificio.

Al polaco le miran con el respeto que se ha ganado. No ya por su experiencia, sino por actuaciones que ayudaron a salvar puntos para amarrar la permanencia en la categoría. El ex del Estoril portugués es además, con Stefanovic (30), Carlos Caballero (32), Javi Lara (31) y Alejandro Alfaro (30) -tres de los capitanes, junto a Fernández-, el único que sobrepasa la treintena. El de Varsovia, con 33 años, es el más veterano en el plantel de Carrión.

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