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El baile continuo en el banquillo: diez técnicos en tres temporadas

Juan Sabas, en su primer entrenamiento como técnico del Córdoba | ÁLEX GALLEGOS

Jesús Ventura

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Un tango argentino, una bachata dominicana o una samba brasileña. Llámenlo como quieran, pero el baile en el banquillo del Córdoba está al nivel de los anteriores. Hasta diez entrenadores han pasado por la entidad califa desde la temporada 2017-18. Una poca continuidad al frente de una plantilla que ha visto como en los tres últimos años el objetivo de ascender a la máxima categoría del fútbol español se iba diluyendo como espuma en detrimento de una mala dinámica que ha costado el descenso a la Segunda División B. Entre medias, un cambio de propiedad y una venta de la unidad productiva, las causas de esta danza de técnicos.

Comenzó Carrión para terminar con una salvación heroica de Sandoval

Luis Miguel Carrión parecía ser ese entrenador que tanto necesitaba el Córdoba. Tras salvar al equipo en Vallecas la anterior temporada y dar oportunidades a gente del filial como Javi Galán y Bijimine, el catalán afrontaba el curso 2017-18 con el objetivo de recuperar la ilusión en una ciudad que había visto cómo el objetivo del ascenso había sido cambiado completamente de un año a otro, pero pronto esto se vio imposible. En los primeros diez partidos, la plantilla de Carrión solo había ganado tres encuentros y acusó una derrota dolorosa ante el Nàstic de Tarragona (1-5). Esto hizo que Juan Merino tomase el mando del equipo.

El gaditano solo mantuvo su puesto durante siete jornadas ya que no consiguió ni una sola victoria y el juego del equipo no mejoraba con respecto a Carrión. Por ello, la directiva, por aquel entonces de Carlos González, cambió de nuevo de entrenador para incorporar a Jorge Romero, técnico del filial. Aunque pareció mejorar la situación, entre el cambio de propiedad y la necesidad imperiosa de conseguir la victoria tras unos refuerzos desmedidos en el mercado invernal, el cordobés se vio relegado en detrimento de un Sandoval que consiguió una salvación agónica en el último partido de liga frente al Sporting de Gijón (3-0).

El límite salarial y un descenso anunciado

Tras la permanencia soñada, venía la resaca económica. Y muy dolorosa. El límite salarial hizo que el Córdoba tuviese muchas complicaciones para inscribir a cualquier jugador incluso por el mínimo interprofesional. Se antojaba una temporada muy complicada tanto en lo deportivo como en lo extradeportivo y así fue. Francisco llegó para consolidar el proyecto y se fue al mes de anunciarse oficialmente tras unas promesas incumplidas por la anterior propiedad. Por ello, se contactó de nuevo con Sandoval para llevar el mando del equipo hasta la jornada decimocuarta tras solo conseguir dos victorias.

Curro Torres y Rafa Navarro, recambios del de Humanes, no le dieron ese vuelco al equipo que tanto necesitaba para conseguir la salvación. La dura derrota de los blanquiverdes en Almendralejo frente al Extremadura (3-0) dieron la sentencia a un equipo que esperaba el descenso matemático para diseñar una plantilla que tuviera como objetivo conseguir recuperar la categoría del fútbol profesional. Con ello, otro cambio de propiedad llegó justo antes de una posible desaparición.

De Enrique Martín a Juan Sabas pasando por Raúl Agné

La temporada empezaba con Enrique Martín en el banquillo. Un soplo de aire fresco a la plantilla con multitud de bajas e incorporaciones de gran calibre, como la vuelta de Javi Flores, hizo dar la sensación de que la afición blanquiverde podría empezar a disfrutar con una temporada a lo grande, pero pronto se vio que no sería así. Tras nueve jornadas donde el Córdoba estaba fuera de play off, el navarro decidió romper su contrato y llegó un afín del director deportivo, Alfonso Serrano.

Raúl Agné tomó los mandos del barco califa en busca de una revolución en cuanto a juego y actitud ya que los blanquiverdes no habían ganado todavía fuera de casa. El técnico aragonés tuvo que soportar impagos y que le escoltase incluso la Guardia Civil al entrenamiento antes de que hubiese otro cambio de propiedad. Pese a ello, Agné recuperó  ese puesto de promoción de ascenso hasta que su juego no evolucionó como la nueva parcela deportiva quería y ansiaba. Esto tuvo como consecuencia su rescisión para traer a un Juan Sabas que ya sabe cómo es ascender en el Grupo IV. Un puesto de entrenador que está alternando en demasía para un conjunto califa que quiere volver a ser lo que era en tiempos pasados.

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