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Los ascensos cordobesistas, un espectáculo para minorías

El Córdoba CF Futsal asciende a Primera en Mengíbar | JUAN CARLOS FERNÁNDEZ

Rafael Ávalos

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Parece escrito. Está marcado por un extraño designio. La adversidad es el escenario más propicio para el éxito. Es ante situaciones plenamente desfavorables cuando se producen las mayores alegrías en blanco y verde. Como nuevo ejemplo aparece el ascenso a Primera del Córdoba CF Futsal. El equipo dirigido por Maca logra un salto histórico a la élite, sólo seis años después de su fundación, tras vencer en un campo ajeno. El triunfo que otorgara el sábado a los califales es realidad además con poco más de 100 aficionados junto a ellos. Así, el club que preside José García Román está entre los mejores del país tras superar lo que el Software Delsol Mengíbar pretendiera convertir en un infierno ambiental -siempre en el buen sentido-. Pero las encerronas no pueden con los cordobesistas. Más bien, es todo lo contrario desde el 30 de junio de 1999 en Cartagena.

Los ascensos blanquiverdes están predestinados a ser un espectáculo para minorías. Así es, de entrada, porque siempre tienen lugar lejos de casa. A este hecho cabe unir el intento siempre del rival de impedir, o al menos reducir todo cuanto sea posible, la presencia de seguidores cordobeses. Ocurrió en Mengíbar, donde las dimensiones del pabellón ya eran un inconveniente. Con un aforo menor a 800 espectadores, llevado a algo más de 1.000 con gradas supletorias, un desplazamiento masivo era descartado desde primera hora. Y eso pese a la cercanía de Córdoba con la localidad jiennense. Por si fuera poco, el Software Delsol sólo ofreció poco más de 100 localidades al Córdoba CF Futsal y lanzó a la venta las entradas para no abonados un día antes de lo previsto, casi sin aviso previo.

Tenía la estrategia bien diseñada el cuadro mengibareño: hacer del Sebastián Moya Lorca una auténtica caldera. Lo consiguió por momentos de la mano de su afición, pero el efecto fue mínimo. En campo ajeno y con poco más de 100 seguidores junto a ellos, los jugadores del Córdoba CF Futsal se impusieron por 2-3 y sellaron el ascenso a Primera sin ni siquiera necesitar un tercer encuentro. En cierto modo, la gesta hizo recordar a la realizada por el propio Córdoba hace dos décadas. Los blanquiverdes luchaban por retornar a Segunda A después de 17 años fuera de la categoría. Se lo jugaban todo con el Cartagonova, que tenía dos duelos para sumar un punto y sellar su salto a la división de plata. El segundo de los choques era precisamente en su estadio. El primero terminó con victoria califal en El Arcángel.

Una vez postergado el resultado definitivo para el último encuentro, el Córdoba se topó con la negativa del Cartagonova de reservarle localidades. Desde tierras murcianas aducían que estaba todo el papel vendido. Era la gran encerrona de un club que ya casi festejaba su ascenso a Segunda A. Pero el conjunto blanquiverde, con golazos de Óscar Ventaja y Ramos, se llevó el partido y el premio de estar en el fútbol profesional. Sucedió ante la estupefacción de miles de aficionados cartageneros y la felicidad de apenas una decena, aproximadamente, de seguidores blanquiverdes. Porque hubo pocos, pero los hubo. Unos cuantos valientes fueron capaces de lograr entrada y vivir en primera persona un regreso histórico del equipo a la división de plata.

Casi diez años después intentó repetir la estrategia el Huesca. El Córdoba aspiraba a volver rápido a Segunda A tras el traumático descenso el año de su cincuentenario. Era junio de 2007 y el cielo había de tocarse antes en El Alcoraz que en Las Tendillas. Los aragoneses sólo ofrecieron 175 localidades, pero la afición blanquiverde se las ingenió para que fueran algo más de 500 los que abarrotaran uno de los fondos del estadio oscense. Dani marcó desde el punto de penalti para aliviar la tensión tras un gol inicial de los locales, que a partir de ese momento ya necesitaban marcar más de dos para saltar a la categoría de plata.

Complicado fue también el memorable retorno a Primera, 42 años después, de la entidad a Primera. Sucedió hace poco menos de un lustro -el 22 de junio de 2014-. El cuadro califal tenía que viajar Las Palmas, lugar al que, ante la falta de apoyos del propio club y de las instituciones, sólo se pudieron desplazar unos 50 seguidores. Eran los emisarios de una afición que observaba desde la lejanía cómo en la isla se repetía de algún modo la escena de Cartagonova: en la isla todo estaba dispuesto para el festejo. Fue el anticipo de éste, con la invasión de hinchas al césped y el consiguiente riesgo para los jugadores, lo que cambió el guion. Uli Dávila apareció, tocó y marcó. Las encerronas no asustan a los cordobesistas.

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