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Antonio Valera, con el premio al trabajo callado

Antonio Valera, en un entrenamiento del Huesca | SD HUESCA

Rafael Ávalos

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Es uno más dentro de la nómina en la elite. Su plaza en la máxima categoría la tiene, al igual que sucediera tras la temporada 2017-18, después de otro gran ascenso de la entidad a la que pertenece desde hace tres años. Milita en el Huesca, una entidad que logra estar definitivamente en la rueda de los mejores por mucho que sea, por ahora, como conjunto ascensor -como se suele decir-. De esta forma, Antonio Valera es otro cordobés en Primera. Un logro que celebrara alguna semana atrás y que precede al que de manera individual obtiene más recientemente. No es otro que la renovación con el cuadro azulgrana hasta junio de 2022, lo que es un premio al trabajo callado del guardameta. La constancia es su secreto a falta de regularidad en duelos oficiales.

Natural de Bujalance (1996), el cancerbero va camino de cumplir 24 años como uno de los futbolistas que va a representar a la provincia en la elite la próxima campaña. Al menos en principio, ya que nunca se sabe si puede tocar en suerte una cesión. Pero lo importante hoy por hoy es el hecho de que está en Primera de la mano de un Huesca que muestra de manera clara y firme su confianza y apuesta en Antonio Valera, con un contrato que le liga a la entidad de El Alcoraz hasta la 2021-22. Dicha recompensa le llega al portero, curiosamente, sin debutar todavía en encuentro oficial con el cuadro aragonés. No lo hizo en la 2017-18, cuando festejó el histórico primer ascenso del club a Primera, y tampoco ha tenido ocasión durante esta última.

Con todo, los oscenses piensan en el cordobés como un valor de futuro. De ahí que el pasado viernes anunciara la prolongación del vínculo entre ambos. Valera firmó con el Huesca en verano de 2017 después de formarse en las categorías inferiores del Real Madrid, Betis y Córdoba. En Sevilla llegó a pertenecer al segundo equipo en Segunda B, si bien su debut en la categoría de bronce no se produjo hasta la campaña 2016-17 con el filial blanquiverde. Con Marc Vito con la plaza de titular, el ahora guardameta del cuadro azulgrana consiguió discutir ese rol durante una docena de partidos, en la que encajó idéntica cantidad de goles en un curso que acabó con el descenso de los canteranos -y no tan canteranos- de El Arcángel.

Su incorporación al Huesca justo después le permitió disfrutar de un inolvidable salto de división en tierras aragonesas. Básicamente porque la escuadra azulgrana accedía por vez primera, tras la 2017-18 como ya quedó escrito, en la elite del fútbol español. El estreno en Primera del club conllevó su salida bajo préstamo pero sin necesidad de cambiar demasiado de aires. Se enroló en el Teruel, equipo con el que disputó un total de 33 choques de Liga en Segunda B durante la campaña 2018-19, tras la que retornó a El Alcoraz. Y allí va a seguir un cancerbero del que su entidad destaca que es “de gran envergadura”, una circunstancia que “le permite leer a la perfección los balones por alto y ser valiente a la hora de cortar las jugadas del rival”. “Un gran portero de presente y futuro”, dice de él, de hecho, el conjunto oscense.

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