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Abel, palabra de capitán: “Unión y trabajo duro”

Abel, con un joven seguidor en la Ciudad Deportiva | ÁLVARO CARMONA

Rafael Ávalos

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El centrocampista ve la situación del Córdoba “difícil” pero “reversible” | “Queremos demostrar a todos los que nos están dando por desahuciados a estas alturas que se equivocan” | Sobre Ferrer señala que “es imposible llevarse mal con él”

Todo navío necesita de un buen capitán, de quien sepa dirigir su rumbo hacia el puerto que tiene como destino. En el Córdoba, esa función corresponde a un hombre curtido en mil batallas, veterano en los terrenos de juego y experto en combatir situaciones adversas. Quizá por ese motivo no sea de extrañar que en la actualidad mantenga la calma ante el timón a pesar de la tormenta, que es por su intensidad de las que llaman perfectas. Una tranquilidad que muestra sobre el césped de El Arcángel en el instante en que está a punto de iniciar un repaso a la evolución del conjunto blanquiverde en sus primeros meses en Primera. La cita se produce justo después del entrenamiento del equipo y el protagonista se encuentra aún con su atuendo de trabajo: el pantalón corto, la sudadera y las botas. Deja a un lado el balón y toma la palabra Abel Gómez Moreno (Sevilla, 20 de febrero de 1982), el futbolista que portó el brazalete del cuadro califal en su histórico ascenso a la máxima categoría y propietario del mismo símbolo de representación en esa nueva aventura en la elite del club.

Una aventura que comenzó con una elevada carga de ilusión y que por el momento, sin embargo, no transcurre de una manera agradable. Se sabía de la dificultad de la empresa, pero quizá nadie pensaba que pudiera deparar tanto mal sabor de boca. “Todos soñábamos o esperábamos un inicio mejor. Ha sido muy duro. Nos hemos enfrentado a grandísimos rivales y luego nos ha costado a la hora de sumar puntos más de lo que esperábamos”, confiesa Abel, que con todo empieza a dejar detalles de su mentalidad al asegurar que el Córdoba tiene “mucho margen de mejora, hay muchos partidos por delante y no queda otra que seguir trabajando y seguir peleando al máximo para revertir la situación”. Para conseguir que el barco no termine a la deriva, hace falta además de un capitán experto una buena tripulación y en este caso ésta también ocupa la grada, para la que el centrocampista siempre tiene palabras de halago. “Creo que un factor que tenemos es nuestra afición, que nos ha estado apoyando siempre y nosotros también tenemos que corresponderle ya de alguna manera”, señala antes de admitir que “es importante lograr una victoria para que la confianza en el equipo cambie”.

La necesidad del triunfo, ésa es la cuestión en estos momentos para el conjunto blanquiverde, ya que después de 11 jornadas aún no ha saboreado la miel del mismo. Lo que le hace ser colista. Pero, y después de haber estado tan cerca de conseguirlo en más de una ocasión, ¿qué sucede para que no se haya ganado todavía? “Muchas veces son pequeños detalles que hay en un partido. El otro día -el pasado viernes ante el Deportivo-, quizá si tenemos la fortuna de meter el penalti el partido hubiera sido otro. Y después nos encontramos con muchos minutos con un jugador más, en los que el otro equipo se encerró bien y no fuimos capaces de encontrar los espacios para hacer el gol. Un equipo como nosotros, pequeño, no es que vaya a tener muchísimas ocasiones de gol, pero sí es muy importante que de las cuatro o cinco que puedas tener las intentes meter. En ese aspecto creo que está la diferencia entre unos y otros”, expone para añadir enseguida que “ha habido partidos que se ha estado cerca de la victoria y se ha merecido y al final no se ha conseguido por eso, por pequeños detalles”. Con todo, y si bien el triunfo es lo primordial siempre, en el fútbol también cuentan las sensaciones y en algún momento éstas no han sido del todo positivas.

Es cuestión de dar la cara, de plantar batalla. ¿Lo ha hecho el Córdoba hasta el momento? “Sí, el equipo está compitiendo. Si nos ponemos a analizar partidos, han sido superiores rivales de los que van a estar peleando por Europa. El resto, han sido encuentros igualados, en los que no hemos conseguido la victoria, pero tampoco el otro equipo ha sido muchísimo mejor que nosotros”, contesta el sevillano, que recuerda que la Primera “es una categoría totalmente diferente -a Segunda A-, porque te enfrentas a rivales que de tres o cuatro ocasiones tienen calidad para hacerte un gol o dos”. Luego está el proceso de adaptación, que entiende está siendo más largo de lo inicialmente previsto. “Nos está costando un poco más de lo que todos esperábamos, pero no hay otra forma de mejorar que seguir trabajando fuerte. Es que no hay otra forma”, apunta para insistir en la importancia el trabajo como base fundamental para la consecución de los objetivos. Esa idea la mantiene una y otra vez, lo que es una clara muestra de su mentalidad batalladora y su capacidad por tratar de vencer cualquier adversidad. Por otro lado, resulta interesante saber si en algún instante el cuadro califal ha tenido cierto complejo de inferioridad. Con una seguridad absoluta en lo que afirma, Abel indica que no. “Ha habido partidos que por pequeñas circunstancias no hemos ganado, casos de Getafe, Almería, Español en casa, que creo que han sido partidos en los que el equipo podía haber conseguido la victoria y al final no lo ha hecho, pero no por no creérselo o por ser inferior”, expresa y apunta el detalle de que quizá en esos duelos el conjunto blanquiverde no fue capaz de “contrarrestar la forma de trabajar del rival”.

Cuando un conjunto atraviesa una situación como la actual del Córdoba, aparecen opiniones de todo tipo sobre la calidad de la plantilla o si está bien confeccionada. ¿Cómo ve el capitán que se pueda poner en duda la valía de los jugadores? “Eso son comentarios que se hacen. En todos los equipos en los que he estado también se hablaba de lo mismo y luego si el equipo encadena victorias y al final consigue la salvación los jugadores serán buenos fichajes”, sostiene al respecto para concluir que “todo el mundo es consciente de que tiene que mejorar, cada uno individualmente y después como grupo”. Entonces, ¿qué le puede estar faltando a los califales? “Hablo desde una perspectiva de que lo puedo ver desde dentro del campo: creo que nos está faltando un poco de paciencia o tranquilidad, o tomar decisiones adecuadas, en el último cuarto de campo y creo que en el momento en que consigamos eso vamos a mejorar muchísimo, porque el equipo defensivamente ha mejorado”, responde Abel, que reconoce además cierto grado de nerviosismo por no lograr el triunfo. Si bien al mismo tiempo apela a la calma. “Siempre hay esa inquietud. Se le puede llamar ansiedad de conseguir la primera victoria, porque cuando no logras el objetivo es ése el nerviosismo que entra en el grupo. Pero nosotros somos los que más tranquilidad tenemos que tener y sobre todo tener la cabeza fría y saber que cada partido es un mundo y que aunque no ganáramos el partido del otro día”, expresa.

Está claro que para revertir la situación del equipo, el estado anímico de la plantilla es importante y ésta parece saber cuál es el reto y cómo se debe afrontar. “El vestuario es consciente de la situación en que estamos, pero por ejemplo veo trabajar día a día a la gente y no se le puede reprochar nada. El equipo trabaja fenomenal, lo da todo en cada entrenamiento. Es confianza lo que necesitamos. Así que hay que transmitir tranquilidad a la gente, que no se desanime y no se ponga nerviosa y que cuando salga a jugar al campo esté lo más tranquila posible, pero sabiendo que tiene que dar el 100 por 100 o el 120 por 100”, explica el capitán del Córdoba, que además piensa que el escenario presente no es definitivo, por mucho que haya quien lo pueda creer. “Todos tenemos que saber la situación en la que estamos y saber la realidad que hay, pero también tener esas ganas y esa ilusión de darle la vuelta y demostrarle a todos los que nos están dando por desahuciados a estas alturas que se equivocan. Ése es nuestro objetivo”, apunta. Porque Abel confiesa que es duro conocer opiniones en las que no se ofrece opciones de salvación al equipo. “No hablo de Córdoba, sino de medios de comunicación de fuera, de cosas que ves en televisión. Hay comentarios que ves que al equipo se le da por descendido ya y esas cosas duelen, porque cuando uno trabaja tanto y ha luchado tanto por algo comentarios así te duelen”, se sincera.

Lo cierto es que Abel está curtido en batallas tan complicadas como la que tiene por delante el Córdoba. Es cuestión de experiencia. ¿Y cómo se sale de una situación deportiva como la del conjunto blanquiverde? “Al final la clave es la unión de todos, igual que el año pasado, en los momentos difíciles. Si ahora en situaciones malas la gente no está unida y como grupo no mira en la misma dirección es complicado. Tenemos que ser todos conscientes de lo que nos estamos jugando, estar todo el mundo mentalizado y tanto nosotros, como el club, como la afición apoyarnos al máximo para levantar esto, porque sabíamos que iba a ser difícil y estamos todos metidos en el mismo barco. Si al final se consigue, seremos felices todos y si no, será un palo para todos”, explica. Y ahí el papel de la afición es fundamental. “El otro día -el pasado viernes ante el Deportivo- para ellos fue una decepción que no se consiguiera la victoria por cómo se planteó el partido. Lo único que podemos decirles es que sigan estando con nosotros, que entre todos mantengamos esa calma, que seguro que el equipo va a mejorar y que sigan confiando, pero sobre todo darles las gracias por todo el apoyo que nos están mostrando”, comenta al respecto.

En el fútbol, el protagonismo no sólo lo tienen jugadores y aficionados, sino también, muchas veces para mal, los entrenadores. A Albert Ferrer le tocó pasar el trago amargo de una destitución hace unas semanas. El sevillano prefiere no opinar sobre si esa decisión fue o no precipita y sí opta por asumir la parte de responsabilidad que tiene la plantilla en la trayectoria del equipo. “Eso es una decisión del club y ahí no podemos entrar nosotros, pero sí es cierto que al final, cuando se toman decisiones, los entrenadores son siempre los perjudicados. Esto es el mundo del fútbol, está montado así, y cuando las situaciones no van bien siempre se busca un cambio y es más fácil poder echar a un entrenador que no a 25 jugadores”, a pesar de que “al final el que tiene que conseguir un objetivo es el vestuario”. ¿Cree Abel que con el técnico catalán se podría haber arreglado la situación? “Creo que sí. Muchas veces la cuestión no son tanto los entrenadores, sino los jugadores, que tenemos que sacar el 100 por 100 y si con eso no nos da, sacar el 120 por 100”, indica. El capitán del Córdoba sólo tiene buenas palabras para el preparador barcelonés. “Vino con muchísima ilusión y en cada partido, en cada charla y en cada momento nos transmitía esa tranquilidad y esa ilusión por conseguir el objetivo. Nos hizo creer mucho en que se podía conseguir el ascenso y así fue”, lo describe para después asegurar que la relación de los futbolistas con él era buena.

“Es imposible llevarse mal con él. Independientemente de que uno pueda entender más o menos que puedas jugar más o menos o cosas así como se han comentado. No creo que nadie tuviera una mala relación con él, porque es una buenísima persona”, concluye sobre Ferrer. El catalán se marchó y llegó Djukic, que “tiene una forma de ver el fútbol y una metodología de trabajo diferente”, pero con el que todo en el día a día va “muy bien”. “Poco a poco el equipo se está adaptando a lo que quiere y en el poco tiempo que lleva aquí todo está bastante bien y los conceptos están bastante claros”, apunta sobre el serbio, que pretende un estilo de juego diferente. Quizá eso es de lo que más le ha podido faltar al conjunto blanquiverde desde tiempo atrás, un sello propio, una identidad. Abel no lo ve así. “Muchas veces no es tanto el estilo como lo que tú eres capaz de hacer dentro del campo. Sobre una pizarra puedes plantear un partido de una forma y después el rival te lo contrarresta y tienes que tener los mecanismos para que no te sorprendan. Creo que el equipo sí tiene una idea clara de juego y lo que quiere, pero muchas veces por las características del rival no lo puedes desarrollar. Pero en esa idea estamos trabajando, que cuando el equipo juegue tenga una idea clara, un patrón de juego y lo pueda conseguir”, expone.

Con Djukic buscará el Córdoba la continuidad en Primera, que para Abel supone una gran responsabilidad, por el hecho de que se perdería una categoría que costó 42 años recuperar. “Es una responsabilidad muy grande, porque son muchos años sin estar en Primera y sería una pena que ahora no fuéramos capaces de conseguir la permanencia. Todos sabíamos las dificultades y creo que todos somos conscientes de lo que nos estamos jugando, por eso tenemos que dar lo mejor de nosotros mismos para dar la vuelta a la situación”, señala quien tiene un peso específico dentro de la plantilla. Por cierto, ¿tener el brazalete de capitán en esta etapa del cuadro califal es más un orgullo o un peso por todo lo que conlleva? “Para mí es un orgullo. No sólo por llevar un brazalete, que eso al final es algo simbólico, sino por representar al club en un año tan importante como el pasado. Ha sido un orgullo poder el capitán del Córdoba el año del ascenso y es algo que voy a tener siempre en mi corazón y ojalá que también pueda serlo del Córdoba que consiguió la permanencia, que eso será un gran triunfo para todos nosotros”, expresa. Precisamente en el aspecto personal, el sevillano afirma que después de dos temporadas -va por la tercera- está “como en casa” en la ciudad y que está “disfrutando muchísimo, porque son años muy bonitos y ojalá que este también se disfrute”.

El ascenso con la escuadra califal no fue el primero a Primera de Abel, que ya lo había logrado en tres ocasiones antes. Asegura que “especiales son todos”, aunque resulta un poco más el conseguido en Córdoba. “Quizá lo he disfrutado más porque llega ya en una etapa en la que te pilla mucho más maduro, con más edad y en ese aspecto lo disfruté muchísimo. Viendo cómo se consiguió, lo que se vivió en el campo, que creo que es algo que ninguno de nosotros -por los futbolistas- podrá vivir jamás en un campo. Luego ver cómo se vivió en la ciudad, aquí en el estadio… Es algo inolvidable para mí”, confiesa. Sin embargo, los días felices quedaron atrás y por delante hay un largo y duro camino que recorrer para que el éxito del 22 de junio de 2014 no sea flor de un día. Ahora es momento de trabajar por la permanencia, que el capitán del navío blanquiverde cree se alcanzará: “Seguro”.

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