La Zaranda y 'Quejío', identidad de la tierra para el Gran Teatro
Dos montajes emblemáticos de sendas significadas compañías cierran este fin de semana el ciclo Teatro Andaluz que se viene celebrando en el Teatro Góngora, a las 20:30. Así, este viernes, La Zaranda pone en escena Ahora todo es noche, mientras que el sábado le llega el turno a La Cuadra de Sevilla, que retoma Quejío, una de sus producciones más representativas.
Así lo ha indicado el Instituto Municipal de las Artes Escénicas (IMAE) en una nota en la que ha recordado que el ciclo comenzó con Marat-Sade, de la compañía Atalaya, que pudo verse el pasado viernes.
En Ahora todo es noche, La Zaranda Teatro reúne todo el universo creado a lo largo de los casi 40 años transcurridos desde que nació el colectivo. La obra muestra sus heridas y cicatrices, su desamparada imaginería, su desgarrada voz y sus personajes desahuciados.
Moviéndose entre el esperpento, la tragedia, un humor perturbador y un compromiso poético insobornable, enraizados en los clásicos y en continuo crecimiento hacia nuevas formas de hablarle al alma, tradicionales a la par que rupturistas, siempre a contracorriente, la compañía expone la pasión de cuatro décadas por los escenarios del mundo. A través de unos personajes mendigantes hacen esta metáfora de una liquidación de existencias consciente de que la noche se acerca.
A punto de cumplir cuatro décadas desde que se constituyeran como grupo en 1978, a lo largo de este tiempo, La Zaranda Teatro ha estrenado 12 funciones, siendo Los Tinglados de María Castaña (1983) el primero en conocerse en el ámbito nacional. Su trabajo de 1995, Obra Póstuma, tuvo un estreno a nivel mundial en Nueva York, haciéndose desde el principio con el favor de la crítica.
Regresa el Quejío de TávoraQuejío
El sábado, La Cuadra de Sevilla pone el broche al ciclo de Teatro Andaluz con uno de sus montajes más conocidos y premiados. En 1972, el director sevillano Salvador Távora se presentaba al mundo del teatro con este grito dolido, jondo y agresivo sobre un taconeo flamenco, con el que reivindicaba la identidad andaluza: Quejío. Ese que no se conocía en los festivales flamencos de la dictadura, que solo mostraban la parte alegre de un paraíso llamado Andalucía y que escondía el sufrir de todo un pueblo.
Tal y como el dramaturgo lo describe, “la lucha campesina de la que hablaba Blas Infante, el silencio dramático de la emigración, las cicatrices que causan en el alma el miedo, las bocas cerradas del medio popular, y la Andalucía aplastada por la imagen panderetera que tapaba, con un manto negro bordado en oro, el hambre, el analfabetismo y el chiste fácil de su cruda realidad”.
Quejío fue una obra decisiva que tuvo que ser estrenada en París, en el Gran Anfiteatro de La Sorbona, invitados por el Festival de Teatro de las Naciones dentro del apartado de Teatro Político y Minorías Culturales. Lo fue por presentar una Andalucía despojada de sus tópicos, que quería ser libre.
Desde el estreno de Quejío en 1972, la obra de Salvador Távora ha recibido más de una treintena de premios. El último de ellos el Max 2017 en reconocimiento a su trayectoria, en la que ha estrenado obras tan célebres como Andalucía Amarga, Nanas de Espina, Piel de Toro, Alhucema, Crónica de una muerte anunciada o Carmen.
0