El vómito rebelde y literario de Yonka Zarco
El músico presenta su novela autobiográfica 'Últimos días en el limbo' en Letras Capitales
Yonka Zarco (Eskoriatza, Guipúzcoa, 1961) se sentó a vomitar. No lo hizo a base de arcadas y convulsiones digestivas, sino escribiendo. De repente, al integrante de la mítica banda cordobesa Corazones Estrangulados y fundador de algunos de los bares más míticos de la movida cordobesa, le salió una novela de dentro. La primera. Últimos días en el limbo, se titula. Un libro de claros tintes autobiográfico publicado por Bandaparte (editorial cordobesa especializada en sacar títulos de artistas provenientes de otras disciplinas) que anoche se presentó en el ciclo Letras Capitales, organizado por la Delegación de Cultura de la Junta. “Escribí la novela de una vomitona, es cierto, sin pensarlo, sin haberlo previsto. Y lo más gracioso es que se terminó publicando”, decía humilde y natural el escritor.
Zarco es conocido en Córdoba y, probablemente, a día de hoy, un desconocido en el resto del territorio nacional. Estudió Derecho y Música y sus prometedores inicios en el grupo La Reserva, a principios de los ochenta, se consolidaron con Corazones Estrangulados (1989-1994), donde ejerció de compositor, letrista y guitarrista. Después continuó formando parte de otras formaciones: como bajista en Rakel Winchester y La Mato, y otros proyectos personales. A lo largo de los años ha pinchado en locales como: Level, África, Surfer Rosa, Dadá, Soul, Amapola... Pero se puede decir que Yonka ha hecho de todo: ha ejercido de productor de televisión, redactor de páginas webs, montó una empresa de camisetas on-line, ha sido encuestador y teleoperador, dependiente... y algunas cosas más
Con esta novela, ha seguido dando rienda suelta a su escritura, pero desde la prosa. Últimos días en el limbo es la historia de un desarraigo, de un adolescente. “En concreto, de un adolescente asilvestrado y nada ejemplar”, apunta Zarco. Un joven que, como él mismo, se cría en el País Vasco de los años sesenta y setenta para viajar, al llegar la pubertad, al sur de España. “Era un adolescente nada modélico y sí muy rupturista con los padres. Y eso quería reflejar”, recuerda el escritor que sí reconoce que esa mirada no contrasta con la percepción ingenua y la mirada limpia de los años adolescentes y que también asoman en las páginas.
“Muchos de los varones que han leído el libro me han dicho que ellos eran el protagonista. Me imagino que a todos nos pasan cosas parecidas”, explica. Historias como la iniciación al sexo con multitudinarias quedadas onanistas con amigos, la importancia de las pandillas, el acercamiento a las chicas o el trauma de las despedidas. Y todo con la sombra de una dura situación política en el mPaís Vasco y España, con el inicio del terrorismo de ETA y el final del franquismo.
“La novela manipula muchos de mis recuerdos y los cambia. Pero al terminar de escribirla me di cuenta de que la diferencia entre la realidad y la ficción es muy fina. No percibimos ni reaccionamos ni recordamos de la misma forma unos y otros. Yo mismo recordaba hechos de una forma y mis hermanos que estaban allí los recordaban de otra”, prosigue.
Últimos días en el limbo es, en definitiva, un viaje por la rebeldía. “La rebeldía es algo necesario. Lo era entonces y lo es ahora. Un adolescente ha de ser rebelde, pero en general también la sociedad. Lo otro es el conformismo y eso es muy peligroso”, zanjó Zarco.
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