De la tensión a la risa con Katurian y los conflictos morales de 'El hombre almohada'
El silencio se ha hecho este viernes en el Gran Teatro al ver aparecer a Belén Cuesta sentada en una silla y con los ojos vendados en medio del escenario. O mejor dicho, a Katurian, una escritora de cuentos en los que en su mayoría describe los malos tratos que siempre sufren menores.
En una fría celda de una cárcel Katurian ha sido interrogada por Tupolski y Ariel, dos policías que investigan a la escritora, interpretados por Juan Codina y Manuela Paso. Al comienzo de la obra el desconocimiento se ha encontrado al otro lado del escenario, donde el público no ha podido reconocer el por qué de la situación hasta que las preguntas a la protagonista han avanzado.
Una serie de crímenes a niños se han desarrollado en los últimos días, es por esto por lo que Katurian ha sido interrogada, acusada de estos por la frialdad y la muerte de niños como tema principal de sus cuentos.
La obra ha mezclado la intriga acentuada por la música en los momentos más tensos y dramáticos con la comicidad y el humor negro que han destensado el hilo inquietante de la obra. El escenario ha estado vestido durante toda la historia con los mismos elementos que han trasladado al espectador desde una cárcel a la habitación donde Katurian vivió hasta los 14 años.
La historia de la protagonista se ha mezclado con el relato de varios de sus cuentos, uno de ellos La escritora y su hermano, una reconstrucción para contextualizar y adentrar en la vida que ha tenido. Cómo desarrolló su imaginación tras años escuchando a su hermano ser torturado por sus padres. En esta, la illuminación y el sonido ambiente han jugado un papel fundamental junto al vestuario que han hecho de esta una escena estremecedora.
En este punto de la obra el espectador ha conocido al cuarto personaje, Michael, el hermano pequeño de Katurian que ha protagonizado parte de los momentos cómicos de la función. Michael, interpretado por Ricardo Gómez, es un gran admirador de los cuentos de su hermana que le relata algunos de ellos como hilo conductor, hasta llegar al famoso al de El Hombre Almohada o al Cerdito Verde.
Detrás de todos estos está la huella de una infancia marcada y ennegrecida por los malos tratos, algo que quizás es lo que ha hecho a Michael sentirse tan identificado con ellos. Otro de los momentos más aterradores ha sido la recreación de uno de los relatos, para el que se ha utilizado a los personajes así como a títeres y la proyección de las sombras de estos bajo una luz fría que creaba un ambiente macabro.
Las confesiones, no tan reales, y a medias, de Katurian hacen que la postura de los policías sea cada vez más cercana, dejando entrever también sus problemas de la infancia. Llegando en alguna ocasión a empatizar con la protagonista pero sin dejar su postura atrás. Katurian ha debatido sobre sacrificar su vida y la de su propio hermano por conseguir salvar sus libros y Belén Cuesta ha dejado ver su emoción en el relato final junto a Ricardo Gómez.
0