“Sería la leche si repitiera con Alberto Rodríguez”
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En la víspera de los Goya el juez de La isla mínima, el actor cordobés Juan Carlos Villanueva, se hace un selfie en el que recorre a fogonazos 40 años de carrera todoterreno
La isla mínima, selfie
El actor Juan Carlos Villanueva lleva corriendo una maratón interpretativa desde los años 70. Papeles en teatro, cine y televisión, además de dirección escénica, dramaturgias, doblaje, danza, ópera y zarzuela han pasado por sus manos en una carrera gestionada desde su ciudad, Córdoba. En 2014 rodó con Daniel Monzón ('El Niño') y tiene un pequeño y fundamental papel en 'La isla mínima', de Alberto Rodríguez, la película española del año que mañana es candidata a ganar 17 premios Goya.
Su personaje de juez Andrade en el filme, dirigido por el realizador por el que cada actor y actriz de este país se muere por trabajar, solo ha dado alegrías a Villanueva , además de alimentar sus sueños de recibir la llamada de grandes directores para papeles secundarios. En la víspera de los premios de la Academia del cine español, se hace un selfie para Cordópolis.
P. Una quiniela para comenzar ¿cuántos Goya se va a llevar el sábado La Isla Mínima?
R. Bueno, aquí hay dos opciones: lo que uno desea para el trabajo en el que ha participado y en el que cree y la realidad. Mi deseo es que todas las nominaciones se transformen en premios, pero sé que no va a ser así. Haciendo un poco de recuento, y teniendo en cuenta lo que ha pasado en todos los premios previos a los Goya, yo diría que mejor actor, mejor fotografía, mejor película, mejor director, mejor montaje, mejor música. Y no digo más, porque si no, se los doy todos como dije al principio y este año se ha hecho en este país muy buen cine.
P. ¿Cómo es trabajar con Alberto Rodríguez? ¿Hace honor a la nobleza que desprende?
R. Cuando se habla de este tema a los medios, siempre trata uno de quedar bien, en ser políticamente correcto, pero en el caso de Alberto no hace falta, porque es lo que muestra, no va de nada, te respeta, te admira y te lo transmite, no te intimida, te da alas, en definitiva, todo lo bueno que se diga sobre él, siempre se quedará corto. Para mí ha sido una de las experiencias más positivas de mi carrera.
P. Te eligieron como juez Andrade para esta película las dos directoras de casting más prestigiosas de este país, Eva Leira y Yolanda García Serrano, algo que debe dar mucho subidón…
R. Ellas me propusieron a Alberto y él tomó la decisión definitiva. Y desde aquí quiero expresarles públicamente mi más sincero agradecimiento, porque no ha sido la única vez que han contado conmigo.
P. ¿Eres consciente de que cada actor y actriz de este país quiere trabajar con Alberto?
R. Lo soy, y doy gracias por haber tenido esa suerte. Y ya sería la leche si se repitiera.
P. ¿Fue tan duro el rodaje en Isla Mayor como se cuenta?
R. Para mi duro, lo que se dice duro, lo fue sólo una jornada, pero sé por el estado de mis compañeros Javier (Gutiérrez) y Raúl (Arévalo) y por algunos miembros del equipo, que soportaron todo el rodaje en las marismas, que fue durísimo, con temperaturas extremas y todo tipo de inclemencias meteorológicas, mosquitos…
P.“Te va a ir muy bien con esta película” te dijo el director ¿Qué nuevos caminos puede abrir en tu carrera?
R. Yo me conformo con que un buen trabajo como este, sirva de reclamo para más trabajo, sé que tengo mucho más que dar y muchos directores con los que querría trabajar.
P. El éxito de Alberto Rodríguez, ¿está dando nuevas esperanzas al cine andaluz?
R. Es el espejo en el que algunos de los nuevos directores andaluces se miran, porque ha hecho lo que quería hacer sin complejos de ningún tipo, y ha demostrado que nos sobra talento para estar ahí arriba. Y que el acento o los acentos, no tienen porque ser una hándicap cuando hay buen cine de por medio.
P. Hablando de cine andaluz y grandes directores, trabajaste en teatro con la pionera Josefina Molina...
R. Otro de los momentos por los que me ha merecido la pena esta profesión. Un lujo tenerla enfrente y empaparte de todo lo que atesora, que no es poco. A pesar de estar haciendo Teatro, fue un curso acelerado de historia del cine y la televisión españoles. Y por supuesto una gran señora, a la que siempre agradeceré su claridad y su determinación.
P. Te vimos hace pocos capítulos en la serie 'Cuéntame' como cajero corrupto de un banco que era atracado con el matrimonio Alcántara dentro ¿Qué tal la experiencia?
R. Un lujo de equipo. Tanto el artístico como el técnico. Fueron cinco días intensos pero muy satisfactorios. Como ejemplo de lo que he dicho, el primer día de rodaje, nada más presentarnos, Imanol Arias, me felicito por mi trabajo en La Isla Mínima, creo que esto lo dice todo.
P. Aparecer en televisión ¿llama a mucho más trabajo?
R. No sé muy bien por qué, pero siempre se ha valorado más el trabajo en el cine que en televisión, de cara al currículum de los actores y actrices. Afortunadamente eso está cambiando y el mayor y más pronto poder de convocatoria de la televisión, hace que las consecuencias de esos trabajos, si son buenos, se vean antes.
P. ¿Ópera, doblaje, teatro, zarzuela, televisión, danza, cine o de todo un poco? ¿Qué te llena más?
R. ¿Qué dedo me corto, que no me duela? No sabría elegir. Yo hace tiempo entendí mi profesión como un todo, que no quiero ni puedo separar. Sé que para algunos eso puede ser contradictorio, pero tengo la capacidad de generar el mismo entusiasmo para cualquiera de las actividades de mi profesión en las que me sumerjo.
P. Has compartido secuencias con grandes actores y actrices, incluida Amparo Baró...
R. Si. Y eso, quizá por la edad, acaba por convertirse en los grandes tesoros de tu memoria. Cuando eres más joven, te intimida un poco, ponerte delante de personas a las que admiras mucho, pero después eso te debe hacer crecer.
P. ¿Alguno de los grandes que te dejara huella?
R. Recuerdo con mucho cariño, por su campechanía y cordialidad a Emilio Gutiérrez Caba. Y por su profesionalidad y cercanía al recientemente fallecido Germán Cobos. Y por supuesto, a Joan Dalmau, actor catalán, grande, que trabajó bastante en Andalucía, de hecho sus últimos años vivió en Sevilla, y con el que compartí escenario en una producción cordobesa, en la que aprendí que nunca se es demasiado bueno, ni demasiado importante en esta profesión.
P. ¿Por qué hay tan pocas compañías teatrales nacidas en Córdoba, donde existe una Escuela de Arte Dramático desde hace décadas?
R. Mi percepción es distinta, creo que de un tiempo a esta parte y dejando a un lado las históricas, sí que ha habido un creciente número de compañías que se han ido sumando a la nomina cordobesa. También es cierto que con algo más de ambición. Y eso es bueno.
P. Posees formación cordobesa y has gestionado tu carrera viviendo en la ciudad ¿un milagro?
R. Es una elección personal, que me ha facilitado el hecho de contar durante muchos años con representante en Madrid,
P. ¿Existe algo heroico en tu resistencia dentro de la profesión?
Siempre se ha dicho en los mentideros de esta profesión, que si un actor aguanta el desierto de los 30, tiene trabajo asegurado. Eso no es del todo cierto. Si es verdad que al tener cada vez más edad, hay factores externos de los que ya no te tienes que preocupar demasiado. No es lo mismo en el caso de las actrices, a las que a partir de cierta edad, la invisibilidad y la falta de personajes son sus caballos de batalla
P. Como dice el juez Andrade en su frase estrella de La isla mínima ¿seguimos sin saber cómo se organizan aquí las cosas?
R. Quiero ser positivo y creer que nos vamos enterando.
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