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Luis Casado: “La escena jazz en Sevilla es más amigable que la de Córdoba a la hora de emprender”

El guitarrista Luis Casado | MANUEL COUCEIRO

Juan Velasco

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¿Les suena The Washing Machine? Probablemente no. Es normal. Fue un proyecto de música negra que apenas duró unos cuantos meses pero que dejó impronta en todos los que tuvieron la suerte de cruzarse en el camino de aquella joven macrobanda de jazz funk surgida en Córdoba, una ciudad que apenas ha alumbrado proyectos de raigambre afroamericana.

Aquella banda tenía dos líderes, el contrabajista Juanma Domínguez, y el guitarrista Luis Casado. Apunten sus nombres. Ambos han editado durante 2019 sendos discos en dos reputados sellos de jazz del país. En enero lo hizo Domínguez con No-Land Trio (Orrua Diskak), y en mayo le siguió Luis Casado con Tiempo Presente (Blue Asteroids), un trabajo que lo coloca como uno de los guitarristas más interesantes surgidos en Córdoba en los últimos años.

Aunque Casado (Córdoba, 1992) vive en Sevilla, donde graba discos y hace bolos de jazz mientras recibe educación musical y la imparte. En la capital hispalense ha grabado su trabajo debut, que recoge ocho composiciones propias y en el que deja que su guitarra suene a los clásicos de toda la vida, de Pat Metheny a Wes Montgomery. Un trabajo de jazz maduro, cinemático y atemporal que presentará en Marula Café de Madrid el próximo mes de febrero.

PREGUNTA. Tiene sentido que me digas que, entre clase y clase, sacas tiempo para todo porque justo tu disco se llama Tiempo Presente.

RESPUESTA. Efectivamente. En realidad, cuando lo grabé y estaba buscando títulos para el disco, llegué a la conclusión de que aquello que había grabado representaba un momento muy concreto. Y me pareció que era un retrato de Luis Casado en el momento en que lo grabé. Si me hiciera la foto ahora, el tiempo sería presente, pero desde luego no sería lo mismo. En definitiva, Tiempo presente quería contar la evolución constante que uno siempre está viviendo. En cualquier aspecto de la vida, no solo cuando eres músico.

P. Es curioso porque para trazar ese autorretrato has recurrido a un sonido atemporal, clásico, casi old fashioned.

R. Sí, sí. Es un sonido con una influencia muy clara de mis referentes, que sí es verdad que son gente con un sonido que ha superado el test del tiempo. Pues, yo que sé, Pat Metheny, John Scofield, Bill Frisell, John Coltrane o Miles Davis, incluso.

P. ¿Cómo ha sido todo el proceso compositivo?

R. Ha sido largo. Si mal no recuerdo, el primer tema del disco lo empecé a esbozar en 2015. Entonces, al haber estado tanto tiempo gestándose, es algo que ha provocado muchos cambios en la mayoría de los temas. El resultado es que todos los temas han ido cambiando a lo largo de la grabación. Algunos, incluso cambiaron de manera muy drástica el mismo día que se grabaron. En el mismo momento. Porque los músicos que vinieron también aportaron su granito de arena a nivel compositivo.

P. Tiempo presente. Ahí está de nuevo.

R. Jajaja. Sí. A ver, no es lo mismo cuando estás en tu casa tocando solo, que cuando le enseñas el tema a otra gente que te pueden aportar más cosas. Así que, si tuviera que definir el proceso de grabación del disco sería “cambio constante”.

P. Entiendo por tanto que ha sido un disco más de ensayo-error que de partitura.

R. Sí. Sin duda. La intención inicial es que fuera un disco de partitura. Es decir: Aquí están los arreglos, aquí va una parte, aquí otra… Pero en realidad, como al final nunca sale como te lo esperas y eso es lo bonito, pues se convirtió en un disco de cambio toma a toma. El disco se grabó en Mikima Records, un estudio pequeñito que está en Palomares del Río, que lo llevaba José Gómez, un batería y compositor espectacular que ha hecho de técnico. Entonces, lo grabamos allí y el resultado que me tiene tan contento es, en parte, gracias a José, que es súper profesional y que se volcó en el proyecto como si fuera propio.

P. ¿El disco ya estaba firmado con Blue Asteroid o eso vino después?

R. No. Eso fue después. La primera idea era la autoedición, pero cuando empecé a decir a algunos amigos que estaba grabando disco, Jorge (Moreno, director de la compañía) me ofreció grabarlo con él. Y bueno, Jorge y yo tenemos una relación de muchos años porque él también es el dueño de Naima Café. Yo he ido a tocar mucho allí y él me ha visto crecer como artista. Y es un tío con el que me entiendo muy bien a nivel artístico. Entonces, me pareció muy buena idea formar parte de esa familia.

P. El hecho de que hayas acabado en esa familia, en Sevilla, ¿fue una decisión consciente o coyuntural?

R. Bueno, fue una decisión consciente porque vine a estudiar con Fran Mazuelos, que es un músico espectacular. Así que me vine aquí a estudiar hace ya ocho años y las circunstancias han ido evolucionando y, bueno, sigo estudiando con Fran, encontré trabajo aquí, y empecé a tocar por Sevilla y me ha ido bien. Así que, al final me he quedado aquí más tiempo del que pensaba, porque yo venía para bastante menos tiempo.

P. No sé si se puede hablar de escena propiamente en Sevilla, porque esto del jazz es muy pequeño y somos como el ejército de Pancho Villa. Pero sí que parece que hay más movimiento del que hay en Córdoba.

R. A ver, yo creo que solo existe una única escena, que es la del jazz en Andalucía. No creo que haya una escena en cada ciudad. Puede que haya micro escenas, pero que son incapaces de sostener un proyecto de carrera por sí sola. Esto es una música minoritaria. Lo que sí siento es que en Sevilla hay una escena más viva que la que hay en Córdoba. En Córdoba las cosas están muy paradas, por desgracia. Y, si bien Sevilla tampoco es una escena capaz de sostener proyectos por sí sola, sí que percibo que la escena jazz en Sevilla es más amigable que la de Córdoba a la hora de emprender. En Córdoba hay poco que hacer.

Entonces, la forma de mantener este tipo de proyectos es tomarse la escena del jazz de Andalucía como una sola. Yo siempre me estoy moviendo entre Sevilla, Málaga, Cádiz… Si estás dispuesto a viajar y a hacer kilómetros y te lo tomas todo como una ciudad gigante, así sí funciona. Y evidentemente, tienes que estar dispuesto a tocar fuera. Yo voy a Madrid, voy a Portugal… La música que yo hago no es una cosa que se pueda hacer de forma aislada y mucho menos en un solo sitio.

P. O sea, no ves posible desarrollar una carrera como la que tienes partiendo desde Córdoba. Te lo pregunto honestamente.

R. No. Yo no creo que hubiera sido capaz. Los factores que me han hecho evolucionar de esta forma… La mecha prende cuando me vengo a Sevilla. No tenía esta necesidad de crear y de expresarme, ni tenía esta forma de manifestar mis inquietudes cuando vivía en Córdoba. Quizá porque no encontraba un factor externo que me invitara a ello. En resumidas cuentas, no.

P. ¿Y qué opina tu familia de que el niño se dedique al jazz?

R. Ahora les parece estupendo. Les parece genial. He tenido que trabajar, que hablar mucho y hacer muchas cosas para que me vean como artista. Pero ahora mismo están encantados y mis padres vienen siempre que pueden a mis conciertos. Me han acompañado en infinidad de ocasiones. Mi hermana también, que está muy conectada con el mundo del arte. Así que sí. Ahora mismo mi familia está encantada.

P. Bueno, pues vamos a intentar que nos lean este lunes los programadores del Festival de la Guitarra y le hagan un favor a tu familia, para que el próximo julio tengan en cuenta que hay por Sevilla un guitarrista de jazz cordobés con un disco excelente bajo el brazo.

R. Hombre, yo no voy a ser quién diga que no a esa propuesta.

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