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José A. Campos: “Todavía no sé qué hay que hacer para que te subvencionen un corto”

El cineasta José Antonio Campos | MADERO CUBERO

Juan Velasco

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José Antonio Campos (Cabra, 1984) es una máquina de ganar premios en festivales de cortometrajes. Solo con sus dos últimos cortos, El Origen y Tres gramos de fe, acumula 30 premios en certámenes nacionales e internacionales, y más de 150 selecciones. Es decir, su cine, que puede pasar desapercibido en España, ha viajado por todo el mundo representando a la cinematografía nacional.

Y lo ha hecho, tal y como explica a CORDÓPOLIS este joven director, a partir de retratar la realidad social de este país. De todo ello ha estado hablando en la Filmoteca, en el coloquio en el que ha participado dentro de la XV edición de la Muestra de Cine Social La imagen del Sur, organizada por el Área de Cooperación y Solidaridad del Ayuntamiento de Córdoba y por el Centro de Iniciativas para la Cooperación (CIC Batá).

Campos acudía a hablar de desahucios, que es el Macguffin social que ha escogido para su penúltimo cortometraje, Tres gramos de fe, una tragicomedia protagonizada por la gran Rosario Pardo, que ha ido amasando prestigio de festival en festival, y cuyo éxito le ha servido a su creador para autofinanciar el último corto -ya rodado-, y que espera que sea el paso definitivo hacia el largometraje.

PREGUNTA. ¿Cómo es la realidad del cine social hoy en España? Si es que ese cine realmente existe.

RESPUESTA. La temática social, en mi caso, está presente en todos los cortometrajes que he realizado. Realmente lo que yo escribo son historias que le pueden pasar al vecino de al lado. Es una forma de comprender el cine, de llevar al espectador a reflexionar sobre diferentes temas que son importantes.

P. A nivel general, ¿detectas que esta forma de acercarse a la ficción prevalece, o que esta visión del cine como reflexión de lo social está un poco invisibilizada?

R. Pues creo que cada vez hay más temática social en el cine. Es muy habitual verlo en los nuevos proyectos. Al final, vivimos rodeados de conflictos y problemas sociales. Especialmente a partir de la crisis ha habido muchos debates que importan, y que el cine ayuda a poner sobre la mesa problemas que llegan a todos, e incluso buscan alguna solución. En los últimos años, en las películas siempre, aunque sean de diferentes géneros, ya sea un thriller, acción, comedia... siempre se mezcla con algo social. Yo creo que al final se intenta retratar un poco la caricatura de personas que conoces y trasladar un poco lo que está pasando. Creo que eso además le da más credibilidad a la ficción que estás contando.

P. Especialmente el cine negro está mostrando de una manera muy decidida la sociedad española.

R. Sí. Yo creo que al final el cine negro, e incluso la comedia negra, cuenta con un calado social muy importante. Al final es como la vida misma. Esa forma dramática y cómica de ver algunos problemas. Como la vida misma, por un lado la risa y por otro el drama y la preocupación.

P. En tu caso, has optado hasta ahora por la comedia.

R. Juego mucho con la comedia. Pero es verdad que Tres gramos de fe es un dramón del quince, pero que al final se convierte en una comedia porque su personaje da un giro que logra que el espectador se vea reflejado en esa persona. Ese “yo quiero ser como ella”. No me gusta que el protagonista pierda en un drama. En este caso, quería que la protagonista, que Rosario Pardo, fuese la ganadora, que no fuese otra perdedora más, como suele ocurrir con los dramas. Creo que la comedia sirve para eso. Para llevarte a otro punto a algo que ves tan oscuro. Es una forma que tiene el espectador de acabar feliz con el personaje.

P. Muchas veces al retratar la precariedad, lo que no se ve es la propia precariedad que hay detrás del cine. Los presupuestos que manejáis los cineastas para rodar vuestras historias. ¿El cine que vosotros hacéis es económicamente complejo de levantar?

R. Bueno, realmente, al final el cortometraje es a veces fruto de condiciones muy precarias. Pero en nuestro caso, los últimos dos trabajos han funcionado muy bien, en el sentido de que he obtenido premios que han permitido financiar proyectos más gordos. Antes, como tú dices, las producciones eran proyectos más precarios y poco a poco he podido avanzar y hacer lo que uno sueña, que es hacer producciones más grandes. Es el ejemplo del último que hemos rodado, Happy Friday, que está preparado para lanzarse en enero. Y este corto ha sido gracias a los premios recibidos por los anteriores y ha supuesto un salto de calidad. Es verdad que en los últimos trabajos hemos podido hacer producciones mayores. Pero es verdad que el mundo del cortometraje, la mayoría se hace sin ayuda y sin nada. Luego en la calidad final, que es lo bueno del corto, no se nota mucho. Lo bueno de los cortometrajistas es que sabemos hacer con muy poco cosas que sean muy grandes en cuanto a guion, dirección y actores.

P. Claro, aunque desafortunadamente no está a la vista de todos.

R. Pues hay un potencial enorme en los cortometrajes en España. Tiene un producto muy bueno que se mueve por todo el mundo y las mayores representaciones en la mayoría de los casos en los festivales internacionales los tienen los cortos españoles, no las películas españolas, por ejemplo.

P. Desde luego lo que a ti te debe sonar a broma es lo de que el cine español está subvencionado.

R. Yo nunca he estado subvencionado. Yo todo lo autofinancio y, poco a poco, con los premios que hemos ganado, es con lo que ahorras para financiar nuevos proyectos. El tema de las subvenciones, yo personalmente, creo que es tan complejo que yo todavía no sé qué hay que hacer para que te subvencionen un corto. Al final, te ponen tantas trabas que se quitan hasta las ganas de intentarlo, para tres duros que te dan. Pero sí, ésa es una etiqueta que tiene el cine español. Yo en el tema de largometrajes no me puedo meter, porque no lo sé, pero que en el tema de cortometrajes hay muy poco dinero destinado. A pesar de que, con la buena representación española que hace el mundo del corto, creo que se debería subvencionar más el mundo del corto. En el caso de Tres gramos de fe ha llegado a más de 100 festivales, muchos de ellos internacionales. Al final, ese corto se está transmitiendo por muchos sitios y muchos países, mientras que algunas películas no llegan ni a cuatro salas de cine. Yo creo que el corto tiene un potencial enorme en ese sentido.

P. Ahora justo estás preparando un largo, ¿no?

R. Pues acabamos de terminar Happy Friday, que es la producción más grande que hemos hecho, y que protagoniza también Rosario Pardo. Y espero que este corto sea el pasito que me queda para dar el paso al largometraje. Espero empezar a mover hilos para el año que viene. El guión está ya casi listo, pero ahora hay que buscar financiación. Las ganas, por intentar sacar un largo, están ahí. Ésa es mi meta. Mi próximo proyecto me encantaría que fuese mi primer largometraje. Es una historia bastante potente, y ojalá consiga un productor para llevarlo a cabo.

P. ¿Mencionarle a un productor la rentabilidad social del cine debe ser algo que ni se pase por la cabeza?

R. Bueno, hasta el momento mi propio productor he sido yo (risas). Productor, director, guionista y editor. Llevo diez años rodando cortos. Empecé con cuatro colegas y con pocos medios, pero poco a poco he ido subiendo el nivel y creciendo.

P. ¿Hay algún tema social en la actualidad que a ti te parezca muy susceptible de ser llevado al cine? Se me ocurre que, aunque desde otra óptica, ya trataste los nuevos nichos de empleo en Espantavidas.

R. Ese lo rodé en 2014, para que veas. Y me llevé el tema de la crisis desde una perspectiva psicológica. Con ese personaje que se hace pasar por espantapájaros para decir que está trabajando. Lo social es un abanico muy abierto. Creo que hay muchas cosas que se pueden plasmar en cine.

P. Hablando de ese corto, ¿lo de exhibir en internet te ha funcionado?

R. Yo los cuelgo una vez que han pasado por festivales. Una vez que pasan por festivales, internet es muy bueno. Pero primero hay que pasar por festivales para que ese corto tenga vida y más interés. Si lo cuelgas ya todo el mundo lo ha visto y no va a la sala a verlo. Pero claro, la difusión por internet ayuda a que te vea más gente.

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