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REPORTAJE
“En la guitarra ya no hay tanto límite”: la eclosión de mujeres guitarristas en Córdoba

Estudiantes de guitarra flamenca del conservatorio de Córdoba

Rosario Ostos

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La presencia de la mujer en el flamenco ha estado marcada por el cante y el baile, en primera línea del escenario, donde el público pueda apreciar el arte propio de esas voces y taconeos. Sin embargo, en gran parte de las actuaciones, detrás de la guitarra siempre se sentaba un hombre. ¿Dónde han estado las mujeres guitarristas? Unos dicen que nunca ha habido y otras, que no se las ha reconocido. En cualquiera de los casos, las mujeres guitarristas siempre han sido minoría.

Este curso académico, el Conservatorio Superior de Música Rafael Orozco cuenta con siete mujeres en el itinerario de guitarra flamenca, el mayor número hasta la fecha. “Ya somos más mujeres en el conservatorio. Son pasos pequeños, pero creo que vamos avanzando”, comenta Silvia Brenner, guitarrista en el tercer curso de conservatorio. “La mente se va abriendo y en la guitarra no hay tanto límite como antes. Cada uno puede expresarse como quiera”, añade.

En el Centro de Flamenco Fosforito en Córdoba se han reunido cuatro de estas siete estudiantes para poner voz a esa minoría que continúa haciendo fuerza y cada vez está más presente en espectáculos y agendas culturales.

A ellas les une la pasión por este instrumento, con el que coincidieron durante su infancia y ahora, en plena época de exámenes finales, ocupa la mayor parte de sus días.

Falta de mujeres referentes

La historia no ha contado con muchas mujeres guitarristas y a las pocas que subían al escenario las hicieron invisibles. Esto ha creado un vacío de referentes en este campo que ahora notan las más jóvenes. “Ser minoría siempre es difícil. Nosotras tenemos menos referentes que ellos”, critica Laura Calderón.

Además, asegura que “durante un periodo de tiempo no ha habido mujeres guitarristas, hasta la nueva generación de Antonia Jiménez o Mercedes Luján”. Una diferencia que no existe en el cante o en el baile.

Este desequilibrio también lo notan en el conservatorio, sobre todo cuando ven que en otros itinerarios el número entre hombres y mujeres está más igualado. “Echas en falta a más mujeres, ese apoyo femenino para vivir algunas situaciones”, destaca la estudiante de segundo año, Celia Malagón. Aunque afirman que la relación con sus compañeros de promoción es buena, valoran cuando pueden compartir sensaciones con otras mujeres.

“Conforme pasa el tiempo, las mentes están más abiertas”, comenta Yolanda Mozos en referencia a la entrada de mujeres en este campo. Todas ellas animan a aquellas mujeres que deseen dedicarse a esto que se den esta oportunidad. “Creo que hay que ser valiente para estar ahí porque es un mundo difícil, hay que hacer el camino que otras guitarristas ya han hecho”, afirma Laura Calderón.

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