Góngora vuelve a casa para quedarse
Una exposición permanente en la sede de la cátedra del poeta recoge la esencia de la gran muestra 'La estrella inextinguible'
En 2012, tras más de dos años de trabajo, se recreó en una sola muestra el universo externo e interno de uno de los poetas más grandes en todas las lenguas: Luis de Góngora (1561-1627). Acción Cultural Española, en colaboración con el Ministerio de Cultura, el Ayuntamiento de Córdoba y su Universidad, llevaron a la ciudad una de las exhibiciones más importantes organizadas en la cuna del poeta: Góngora. La estrella inextinguible. magnitud estética y universo contemporáneo. Las piezas procedían de numerosas colecciones públicas y privadas. Compuesta inicialmente por 224 obras que se expusieron por primera vez en Madrid entre el 30 de mayo y el 19 de agosto de 2012, la Sala Vimcorsa y el Centro de Arte Pepe Espaliú exhibieron gran parte de ellas hasta noviembre de ese año. Desde ayer, toda la esencia de aquella magna exposición permanece en forma de paneles en la casa que lleva el nombre del escritor, en la calle Cabezas. Góngora, ahora sí, regresa a su hogar para quedarse.
“Esta exposición es un ejemplo de que con colaboración y trabajo se puede dar vida a un centro com la Casa Góngora”, señaló ayer el concejal de Cultura, Juan Miguel Moreno Calderón, en la presentación oficial. El edil se propuso, cuando llegó al cargo, dar vida a este inmueble pensado, inicialmente, para ser la sede del Centro de Estudios Gongorinos. Recortes presupuestarios, sobre todo, cambiaron los planes, pero no dejó el edificio sin vida. Además de las exposiciones temporales, poco a poco la figura del poeta va ganando peso gracias, sobre todo al trabajo de la Cátedra Góngora, que dirige Joaquín Roses, quien fue, además, comisario de la gran exposición de hace tres años. “Me gustaría que el Ayuntamiento promocionase la muestra que hoy inauguramos y que invite a los colegios a venir y a los turistas a descubir a Góngora, una de las almas de Córdoba”, dijo.
La exposición, de nuevo comisariada Joaquín Roses, se presenta con una escenografía que envuelve los textos de Góngora en un espacio contemporáneo sugerente, mediante 45 paneles expositivos que recogen lo que supuso aquella muestra original, divididos en cuatro áreas. Tras un telón hecho de hojas de libros antiguos, amarillentas y desgastadas, pegadas entre ellas formando una cascada que baja del techo hasta el suelo, el visitante se va adentrando en el mundo gongorino, atravesando un espacio blanco y reflectante en el que algunos objetos, como un escritorio lleno de libros, parecen estar hundidos en el suelo, señala una nota de prensa.
El telón da paso a la primera área, En orbe de oro luminosa estrella: vida y contextos, donde se narra la vida del poeta. Aquí el visitante puede ver, sentado en un tronco de árbol, el Manuscrito Chacón en una pantalla interactiva apoyada sobre unas raíces de árboles.
Aquel que tiene de escribir la llave: el triunfo de Góngora en el siglo XVII es la segunda sección que, envuelta en hojas de libros que se van diluyendo poco a poco en el suelo, reconstruye los contextos literarios, históricos y sociales que determinaron la trayectoria vital del poeta; los manuscritos e impresos que contienen obra suya, y otros documentos del siglo XVII que demuestran su fecunda influencia.
De una manera sensorial, la tercera área, Motivos cotidianos, poemas estelares, mitos inagotables, sumerge al visitante en los poemas de Góngora. Así, una gota de agua se oye caer mientras se nos muestran los tópicos pastoriles, cinegéticos y musicales que nutren su poesía y en la que se establece un diálogo continuo entre sus grandes obras (Polifemo y Galatea, Soledades, Píramo y Tisbe) y otras expresiones artísticas.
Unos libros-lámpara colgados del techo marcan la última etapa de la exposición, La galaxia de Góngora en el siglo XX, en la que se aborda la proyección de su estrella hasta nuestro días, donde su poesía genera una verdadera galaxia gongorina que nos revela su radical importancia en la creatividad contemporánea.
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