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REPORTAJE

‘La galaxia Góngora’: viaje al multiverso gongorino desde la Córdoba del Siglo de Oro al Uruguay de siglo XXI

Cartel de 'Góngora estuvo aquí', obra de teatro basada en 'La galaxia Góngora'.

Juan Velasco

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El escritor Gustavo Espinosa (Treinta y tres, Uruguay, 1961) cuenta parte de la sinopsis de su último libro entre sonrisas. Al menos, la parte que motiva que le contacten desde Córdoba, España. “Gracias a unos experimentos científicos daneses, el alma de Don Luis de Góngora acaba viajando por el tiempo hasta un rincón fronterizo entre Uruguay y Brasil, donde viven 5.000 habitantes”, relata con una voz pausada y grave y un tono lento y preciso.

El pueblo se llama Vergara y ahí mismo vive Gustavo Espinosa, narrador, poeta, novelista e intelectual uruguayo, ganador, entre otros galardones, del Premio Nacional de Literatura en su país, donde publicó el año pasado La galaxia Góngora (HUM), un híbrido entre novela y poesía en el que rinde homenaje y pleitesía a Don Luis de Góngora, al que se atreve incluso a convertir en un personaje del libro gracias, como relataba, a un extraño experimento científico.

En realidad, un juego metaliterario. La galaxia Góngora se divide en dos partes: la primera cuenta la vida del poeta olimareño Evergisto Richar Cuenca hasta su muerte, mientras la segunda es el extenso poema que el tal Cuenca deja inédito y que da nombre a la novela. Un total de 1.902 versos que alternan el endecasílabo y el heptasílabo y que es la continuación alucinada y alucinante de Las Soledades, obra cumbre de Góngora y de la poesía del Siglo de Oro.

La poesía absoluta

A este lado del océano, la pregunta es obvia: ¿Por qué Góngora? “Afortunadamente no existen en la literatura esos ránkings que tanto gustan en el entretenimiento, lo de mejor batería o mejor guitarrista, pero yo creo que Don Luis es un hito en haber llevado a un nivel de excelencia la lengua poética en castellano”, responde Espinosa a través de videollamada, antes de precisar que cuando tiene que transmitir a alguien que no ha leído la obra de Góngora por qué habría de ser leída, él suele recurrir a una analogía con la música de Bach.

“Es la poesía absoluta porque lleva al castellano a una cumbre”, afirma este escritor, que confiesa sentirse “mimado por la crítica” y que ha vuelto a destacar con esta última obra entre los mejores libros publicados en Uruguay durante el pasado año. Que lo haya hecho ayudado del poeta cordobés no es tan raro, ya que, como explica, en Uruguay ya enseñan en secundaria el duelo entre Góngora y Quevedo para explicar la literatura del Siglo de Oro.

Don Luis es un hito en haber llevado a un nivel de excelencia la lengua poética en castellano

En su caso, además, no tardó en sentir interés tras profundizar en aquel “poeta supuestamente oscuro, al que persigue la leyenda de que en algún momento se volvió loco y eso lo hizo pasar del ángel de luz al ángel de tinieblas”. “Empecé a sentir cierta curiosidad, hasta que en la universidad tuvimos un curso sobre la Fábula de Polifemo y Galatea, y ahí fue cuando confirmé ese enorme interés por su obra. Y fui profundizando en Góngora y el gongorismo”, cuenta Espinosa, que en 2018 llegó a viajar a Córdoba para visitar la tumba de “Don Luis” como una peregrinación.

En este ámbito, resalta de Córdoba que es una ciudad que tiene figuras como Maimónides, como Séneca, Averroes, que “sin duda contribuyen a formar a una figura como Góngora”, capaz de trascender la poesía para entrar en otros planos filosóficos y humanísticos. “La obra de Góngora en el siglo XVII inmediatamente genera una enorme polémica. Y sorprende que llegara a ser objeto de grandes discusiones incluso humanistas, partiendo de algo como es la poesía”, reflexiona el escritor uruguayo.

Frente a Borges

Espinosa, rendido admirador de Borges, se sitúa aquí sin embargo en frente suya a la hora de mostrar su admiración ante Góngora, a quien el gran autor argentino le dedicó alguna que otra pulla desdeñando su tecnicismo. “Yo creo que Borges exageraba un poco, le gustaban las boutades, y lo cierto es que, si tan poco le interesaba Góngora, no le hubiera dedicado tantos artículos a la poesía de Góngora, que son varios desde los años 20 hasta los años 80 en que murió”, razona el autor uruguayo.

Para el autor de La galaxia Góngora, no hay ninguna duda: Las soledades es una de las obras cumbre de la literatura y la poesía en castellano, un libro-río que, como el Góngora de su última obra, es capaz de cruzar el espacio y el tiempo. El multiverso este del que se habla ahora, ya está presente en la capacidad de trascendencia de la obra de Góngora. “Su huella se percibe incluso en el siglo XX con Alberti y con Lorca”, apunta Espinosa, que, en su libro, habla de “Soledad n, la enésima soledad, en la que el peregrino perdido en el tiempo es Góngora”, a quien, al haber atravesado los siglos, “se le han pegado como moluscos, cuestiones que no son del siglo XVII”.

Así es, además, como La galaxia Góngora trasciende la literatura y acaba siendo parte de la obra de teatro Góngora estuvo aquí, que la compañía Teatro del Umbral representará en el Festival de Almagro a principios de julio. De este modo, Góngora volverá a cruzar el océano de nuevo al trozo de tierra donde se enseña literatura hablando de sus duelos dialécticos con Quevedo. “La controversia entre Góngora y Quevedo no tiene valor literario, aunque ha sido positiva para ambos”, dice Espinosa, quien, como si fuera una película de Marvel o DC, tiene claro en qué bando se situaría: en el multiverso Góngora.

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