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Que de la fuente no dejen jamás de manar coplas

Comparsa 'La Galería'. | TONI BLANCO

Rafael Ávalos

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Arranca el Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas con el brillante regreso de Miguel Amate al Gran Teatro | Como punto de inicio, un sentido homenaje al histórico Antonio Navajas El Pelos

El Pelos Brota con fuerza, con más fuerza que nunca. Sale en abundancia y corre sin mesura. Es un río o casi más un torrente. El agua lo cubre todo en el justo instante en que el caudal recupera su curso. El manantial de la lírica, de la protesta, del sentimiento, del idealismo… El manantial de nuevo tiene vida. Como esa fuente del barrio de San Agustín, unas calles más allá de Montero, de la que manan coplas. De la que vuelven a manar coplas. El sello propio, el que encandila y emociona, está de regreso. Es la noche del retorno, de la voz recobrada. Es la noche de la ‘Piedra Escrita’, ésa en la que Miguel Amate encuentra su inspiración; la misma que da nombre a la comparsa que desembocó en Cádiz y este año redirige su corriente a Córdoba. “Mi fuente siempre está abierta, mi agüita fresca ahora se la vengo a ofrecer, el que quiera que la beba (bis) y el que no que tenga sed”. Todos los presentes saciaron su necesidad.

El Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas (COAC) ya está en marcha. Tuvo su punto de partida este jueves con una primera función que arrancó con el sentido homenaje al histórico chirigotero Antonio Navajas El Pelos, quien fue recordado por la Asociación de Autores y Directores del Carnaval de Córdoba con un vídeo que repasó su trayectoria carnavalesca. Merecido reconocimiento a la memoria de quien en 1968 lograra con su grupo ‘Los Bebés’ el tercer premio de chirigotas regionales de Cádiz o que en 1983 se impusiera, en la misma modalidad, con ‘Los Jaimitos’ en el regreso del COAC a la ciudad, entonces celebrado en el antiguo cine Góngora. Varios miembros de ‘Los Bebés’, junto con su hijo, también Antonio Navajas El Pelos, cantaron una de las coplas de finales de los setenta. Fue antes de que la familia del que es uno de los padres de la fiesta en Córdoba recogiera un cuadro conmemorativo. Fue el inicio perfecto para la noche y para todo cuanto viene por delante. El comienzo resultó positivo en afluencia de público, pues en algunas fases de la sesión se registró un 80 por 100 de aforo ocupado.

De un histórico se dio paso a la cantera. Los que llegan. La chirigota infantil ‘Los elementos de los elementos’ se encargó de abrir el certamen. Estos inventores de corta edad divirtieron a los asistentes en el Gran Teatro con coplas entretenidas y muy adecuadas a su edad. Destacó el pasodoble que dedicaron al homenajeado, que es un “hombre genial, un hombre inmortal”. No fueron los únicos pequeños que subieron al escenario en la apertura del COAC, pues también lo hicieron los superhéroes de ‘Los que saltan de azotea en azotea pa que nadie los vea’. Gran segundo pasodoble el que cantaron a la figura de los abuelos: “Porque ustedes han sido siempre y serán lo que más quiero’. Entre una y otra agrupación actuaron una comparsa y otra chirigota. En la primera modalidad aparecieron unos estudiantes que lograron graduarse en el Carnaval cordobés. Se trata de ‘Los Juntaletras’, grupo que se estrenaba en el Concurso. Lo hizo con buen pie y buena voz. Con la dirección de Rafael Banderas Melli, cuenta con Javier Guisado, Pepín Carrillo y Pepe Caballero como autores. En su repertorio sobresalió el segundo de sus pasodobles, con una letra realmente valiente acerca de un joven que cuenta a su madre el sin vivir del matrimonio: la mujer le acusa de maltratador ante sus amigas y no es así. ”Hasta he pensado en quitarme la vida y descansar a tu lado“, cantaron.

Tras estos juntaletras llegó el turno de la chirigota ‘Los Comecocos’, de Écija. Estos tipos, conquistadores que naufragaron en una isla, estaban hasta ahí de, como el propio su propio nombre indica, comer cocos. En esta modalidad presentaron también sus propuestas ‘Los Hisptanos’, gitanos hipster de Rute, que mostraron una idea con continuidad en tipo y letras; la femenina de Tomate, que con ‘Welcome to Córdoba’ cerraron la noche; y ‘Si se me cruzan los cables te reviento’… Las chicas, guías turísticas enseñaron la ciudad al Gran Teatro y en el popurrí recorrieron su historia. En Medina Azahara desvelaron que Azahara protestó a Abderramán III cuando vio el palacio: “Todo muy bonito, pero el salón lo veo chico”. En cuanto al último grupo, éste era uno de los más esperados del jueves: el de Fae, Marco y Albaceteño, o de Fleky, como se prefiera, que fuera primer premio el pasado año con ‘Cordobeses por el mundo’. Eran unos artificieros un tanto alocados, que tuvieron para todos y que levantaron a gran parte del patio del público por vez primera en la noche. Todavía recordaban a la ex concejala de Tradiciones Populares, Amelia Caracuel, que ahora “ha recibido una oferta para trabajar en el tren de la bruja”.

En cuanto a comparsas, ‘La Galería’ de Peñarroya ofreció un muy buen repertorio, cargado de contenido social. A estos mineros quizá les faltó algo más de voz, pero sus letras merecieron la pena. Como mereció desde luego la espera para disfrutar del retorno de Miguel Amate al Gran Teatro. El autor regresó con gran parte de miembros de la denominada como La Comparsa de Córdoba. Su ‘Piedra Escrita’ fue sin duda la agrupación más aplaudida de la noche. El teatro en su totalidad terminó en pie tras un pase brillante. Volvió con fuerza, con letras cargadas de buen contenido y un conjunto de voces, afinación y música para el deleite. Estos copleros, que son aguadores del siglo XVIII, están de nuevo en Córdoba tras su paso por Cádiz, cuya falta de entendimiento por parte de la ciudad criticaron. Y reivindicaron su lugar en este COAC, el suyo al que regresan como fuente que mana talento. “Quiero ser loco de atar que hablaba con la luna”, fue la declaración de intenciones en el popurrí. Hay que estar loco para no congratularse del agua limpia de Amate, que dedicó un emocionante pasodoble a la figura de la madre. Brotan las coplas, brotan los aplausos. Da igual que se esté al filo de la medianoche.

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