Flora bajo la lluvia
Al artista floral belga Tomas De Bruyne le dijeron que en Córdoba no llovía, pero no se lo creyó. Su instalación Paraiso, Delirio y Deseo, Segundo Premio de Flora, Festival Internacional de las Flores de Córdoba, está hecho a partir de crisantemos, azaleas y papel y elementos a prueba de agua. Simula un jardín del edén floral, inspirado en Córdoba y en la tradicional filigrana, y ubicado al aire libre en la entrada de Vimcorsa, un espacio en el que se empezó a trabajar el pasado martes y que sufrió los chubascos tormentosos de esa noche.
Solo fue un susto, afortunadamente, y la instalación, una de las más fotografiadas desde que abrió sus puertas este viernes, luce esplendorosa, incluso a pesar de las gotas que han caído esta pasada noche, que no han hecho sino añadir luz a los crisantemos y las azaleas, y refractar sobre el delicado trabajo que ha hecho De Bruyne en el patio.
Un trabajo en el que han participado una veintena de personas y que ha sido reconocido por el jurado de esta primera edición de Flora, formado Daniël Ost, uno de los padres del arte floral; Eugenio Domínguez, catedrático de Botánica de la Universidad de Córdoba; Jacqueline Boerma, directora del Boerma Instituut; Pieter Toebaert, responsable de la dirección artística de festivales como Ghent Floralies; y el británico Robin Lane Fox, columnista de jardinería en Financial Times desde 1970. En la justificación del fallo estaba “la integración de Córdoba en su diseño y el uso del color en consonancia del edificio”.
Un montaje bajo amenaza de lluvia y con numeroso púbico
El patio de Vimcorsa es uno de los más accesibles y también de los más desprotegidos del festival, ya que no cuenta con toldos de ninguna clase. Los primeros días de montaje, la amenaza de lluvia complicó un poco la tarea, aunque De Bruyne y su equipo, fogueados tras haber trabajado en todo el mundo, no estaban nerviosos. Y, si lo estaban, no lo parecían.
Los operarios, además, han vivido unos días de montaje en directo, ya que han sido centenares los curiosos que se han acercado a ver cómo avanzaba la instalación. “La gente se detiene porque lo primero que ven es el color, y saben que algo ocurre ahí. Ven los rosas, los fucsia y se acercan”, explica De Bruyne en un receso del montaje, cuando su instalación apenas va al 50 por ciento.
El artista belga justifica esta curiosidad en que todos somos un producto de la naturaleza. “¿Quién puede decir que las flores no son bonitas? Nunca he conocido a nadie que diga que odie las flores”, reflexiona De Bruyne, que ha basado su instalación en el flechazo que le provocó la filigrana cordobesa. Hay algo que une el trabajo de un artista floral con el del joyero que trabaja los hilos de oro y plata y De Bruyne lo captó al momento, cuando, entre patio y patio, en pleno agosto, un escaparate de una tienda llamó su atención, y descubrió la filigrana. “Ése fue el punto de partida de Paraíso, delirio y deseo”, reconoce.
La lluvia no prometida
La instalación se podrá visitar hasta el 29 de octubre y se esperan miles de visitas estos días, ahora que el agua ha dado tregua y vuelve a lucir el sol que se le prometió al artista. “Es cierto que me dijeron que nunca iba a llover en Córdoba, lo cual, como hemos podido comprobar, no es cierto”, bromea Tomas De Bruyne.
Por su parte, el director de Flora, Emilio Ruiz, confiesa que las primeras lluvias trajeron cierto “pánico”. El martes por la noche, con las aguas torrenciales no tanto, ya que sólo afectó a los toldos de algunas instalaciones, pero sí que ha generado nerviosismo la posibilidad de que volviera a llover del mismo modo el jueves, día en que se estaban colocando las flores en la mayoría de las 8 instalaciones de Flora en Córdoba.
Al final, todo lo contrario. Ruiz señala que la lluvia ha llegado a hacer un favor a algunas instalaciones, como en el Patio de Turismo, donde la ha logrado que se abran las begonias, o como para otros artistas que han conseguido que el liquen se ponga verde cuando no tenían esperanza en ello, haciendo bueno el dicho de que nunca llueve a gusto de todos.
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