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Fito: “Las cárceles de un país normal no están para encerrar la expresión artística”

Fito Cabrales

Juan Velasco

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Cuando Fito Cabrales, nacido como Adolfo en Bilbao hace una transición y media, coge el teléfono, sorprende la calidez y afectuosidad que desprende y que viaja en la corriente telefónica a través de una voz aguda igual de sorpresiva. Son las 9:30 de un martes y casi se puede oler el café a ambos lados del teléfono para esta entrevista, que precede al concierto de Fito en Córdoba de este viernes.

El buen ánimo con el que rememora los veinte años de carrera que recoge su último disco, y otros tantos más que le pido que explore por curiosidad personal, solo se rompe cuando hablamos de la confusa detención e identificación de su compadre Evaristo Páramos, cantante de La Polla Récords y de Gatillazo, y otro de los nombres más importantes del rock vasco y español de los últimos 30 años.

Aunque la seriedad se rompe ya fuera de micro, cuando le digo que estoy seguro de que en su concierto del viernes no se va a detener a nadie y que en Córdoba en junio solo hay que temerle al calor, que suele presentarse sin avisar. Lo digo en alto pero con la boca pequeña, pues coincido con el análisis que hace el gran Fito Cabrales de la situación de la creación artística en tiempos de Ley Mordaza.

Y como, sin querer, he empezado la casa por el tejado en esta entrevista, mejor dejar que Fito explique de viva voz los motivos que le han traído a Córdoba.

PREGUNTA. Bueno, pues de nuevo en la carretera, y de nuevo por Córdoba.

RESPUESTA. Sí. Además mira, todos los que somos del norte estamos deseando irnos al sur a tocar porque no estamos acostumbrados a tanta euforia. El otro día estuvimos en Graná y Málaga y notamos el calor del sur de inmediato. Los norteños somos gente muy buena pero somos más sosos.

P. Vienes presentando Fitografía, que es casi una declaración de intenciones, además de un disco recopilatorio.

R. Sí. A ver, ésta es una gira muy emocionante para nosotros porque no tocaba hacer gira. Tocaba hacer disco. Y de repente, el verano pasado, me llamó Polaco y me dijo que este año hacía 20 años del primer disco de Fitipaldis. Y yo les dije que mucha ilusión, pero que me dejaran en paz, que estaba intentando hacer canciones. Pero Charli, de Aviador Dro, insistió y empezó a hacer el proyecto de una caja recopilatorio, aun sabiendo que no me gustan los recopilatorios. Claro, me vino con una portada súper bonita, y con que iba a ser una caja y una edición muy cuidada... Pero al final, lo que me empujó a hacer el recopilatorio fueron las colaboraciones. Ahí dije: “¡Hostia, pues eso sí que me gusta!”, porque hablamos de, yo que sé, unas 38 o 40 colaboraciones, algunas de ellas casi maqueteras. Y ahí empezó a quedarse el germen. Después vino la idea de la gira. Y lo decidimos, y bendita decisión, porque lo estamos pasando bomba.

P. Igual no eres muy amigo de esto de los recopilatorios, pero te habrá gustado recuperar parte de un material que a lo mejor ya no tocabas.

R. Sí. Bueno, a ver, no es que sea muy amigo de los recopilatorios. Es porque tenemos la sensación de que son una forma de vender la misma pata de conejo todo el rato. En plan, le cambio la portada y ya está. Y porque me ha pasado con Platero. Pero en este caso, como empezaron a engañar a la gente y a muchos amigos para que dieran su punto de vista sobre estos veinte años, me pareció un proyecto muy apasionante. Sobre todo teniendo en cuenta que estos recopilatorios y estas cajas se hacen para los fans y siempre resulta un producto caro y difícil de vender. Se hace artesanalmente, recopilando cada foto, y el material... No sé... La verdad es que ahora que veo, en mi casa tengo un montón de recopilatorios (se empieza a reír). Estoy viendo de Paco de Lucía... De todo dios. A lo mejor ni los he abierto.

Meter una canción nueva es la mejor forma de joder un recopilatorio

P. Sí. A mí también me pasa que tengo discos que son de pura colección.

R. Sí. Pues eso. Ahí nació todo. Las colaboraciones eran casi todas de amigos, y han hecho unas cosas preciosas. La gente ha hecho un esfuerzo tremendo y a eso sí le veo sentido. Por eso esto me parecía una caja de celebración que iba a gustarle a la gente que nos sigue desde hace 20 años.

P. Antes has mencionado a Platero y Tú, y de hecho, en Fitografía recuperas Entre dos mares. ¿Por qué recuperas esta canción y no otra? ¿Hay alguna de tu repertorio antiguo que te joda que se haya quedado fuera del disco?

R. Pues seguro que alguna otra habría entrado, pero había que elegir una. Cuando estábamos en el proceso surgió lo típico de meter una canción nueva en el disco, pero yo me negué. Es que si tuviera una canción nueva que me gustase de verdad, no la iba a meter aquí porque meter una canción nueva es la mejor forma de joder un recopilatorio. Porque los medios iban a poner esa canción que iba a acaparar todo el protagonismo. Y en este lance-trance de convencer a la discográfica de que no iba a caer una canción nueva, sugerí la posibilidad de hacer una versión de Platero. Y a ellos les pareció genial. Y ahí empezó una criba para buscar una canción que, más allá de que entrara en el disco, la pudiera meter en la gira. Había muchas candidatas y hubo unanimidad con que a todos nos gustó Entre dos mares, aunque podría haber entrado otra, la verdad.

P. Lo que no está sobre la mesa es una reunión de Platero y Tú, ¿no?

R. No. Claro que no. Es que, además, yo entiendo que hay gente o chavales que no vivieron una gira de Platero, pero bueno, existen los discos y a mí me sigue pareciendo algo mágico que haya chavales que se reenganchan a esos discos y llevan camisetas de Platero que se harán ellos, porque no sé dónde la encuentran... Pero eso ya está haciendo que esa banda no esté muerta y va con la máxima mía de que las bandas no se mueren, se mueren los músicos, la llevo hasta el extremo. No necesitamos resucitar a Platero. Platero sigue sonando en los bares y sigo sintiendo que hay chavales que quieren habernos visto.

P. Los hay, sin duda.

R. Claro. Pero igual que a mí me gustaría haber visto a Otis Redding, por ejemplo. O a Jimmy Hendrix. Pero simplemente porque no lo vivieron. Pero la verdad es que hoy en día no podríamos ofrecer lo mismo porque no somos los mismos, aunque seamos las mismas personas. Ya se pasó. El gran encanto de Platero y Tú, aparte de sus canciones, era la actitud que teníamos. Éramos cuatro tipos muy jóvenes y muy alocados que era muy divertido vernos. Yo ahora, aunque me lo paso bomba, no estoy a eso, y creo que no funcionaría.

No necesitamos resucitar a Platero

P. Entiendo. ¿Estás trabajando en nuevo material?

R. Pues ahora no. Ahora lo tengo parado. Ya sabes que yo me busco excusas echando hostias, pero la realidad es que no tengo mucho tiempo. Viajamos los jueves para currar el fin de semana, y llegamos los domingos a última hora, y de lunes a miércoles estoy repasando las cosas que tenemos que hacer el fin de semana, porque esta gira es de las más divertidas que he hecho en mi vida, pero también de las que más curras, porque tienes todo tu repertorio y hay que estar preparando las colaboraciones que tenga el fin de semana. La verdad es que tengo la excusa perfecta y no tengo que disimular.

P. ¿Con la edad te cuesta más componer o tu universo poético y lírico ya está asentado y te resulta más fácil?

R. No. No es por la edad. Yo es que nunca he tenido mucha facilidad, lo que pasa es que yo antes le dedicaba 25 horas al día a pensar en música y textos y ahora no quiero hacerlo. Realmente veo el mundo de otra forma y no quiero estar pensando 24 horas en los fitipaldis. Al final, si hago más extenso el tiempo entre disco y disco es porque ya no necesito estar 12 horas para hacer una frase, como me ocurría antes. Pero bueno, me siento bien porque creo que puedo hacer las cosas y no tengo la necesidad económica que tenía cuando estaba empezando. Cuando tienes una banda y si no haces disco, no haces gira, y si no haces gira estás pelado. Ahora tengo la suerte de poder tener todo el tiempo del mundo y de poder hacer un disco cuando yo siento que hay que hacer un disco y una gira cuando yo digo que quiera salir de gira, y eso me permite vivir de otra forma tanto la vida musical como la vida familiar.

P. Me imagino que cuando empezaste a cantar, lo último que te imaginabas es poder vivir de esta manera.

R. Nadie podía imaginar nada de esto. Lo del éxito cuando eres un chaval es tocar y que vaya alguien a verte. Luego, cuando llevas unos años, el éxito es simplemente poder llevar esos años. Y luego hay otras cosas que ya ni imaginas. Yo no sabía ni que existía un mundo en el que te vas de gira con 80 personas. Esas cosas no es que no las imaginas, sino que no las conoces. Para mí el éxito es ir a cada ciudad, a la sala de rock de cada ciudad, y llenar esa sala. Ése es el éxito y es lo máximo a lo que uno alcanza que puede llegar en su vida. Y entonces, ahora somos bien conscientes de que no es normal y tratamos de no normalizar esta situación.

Ahora la gente solo quiere primer plato

P. Y de la industria ni hablamos lo que ha cambiado en estos 30 años, hasta la era de Spotify o Apple Music. Los jóvenes ya no piensan en términos de industria.

R. Pues mira. Yo tengo un hijo de 20 años que tiene una banda, y hacen metal y claro, ellos no están pensando en una discográfica. Ellos hacen lo suyo por su lado, y todo digitalmente.

P. Es todo más punk, en el sentido de hazlo tú mismo.

R. Sí. Claro. Antes lo punk era que uno se encargara de los carteles, otro de la furgo... Todo se hacía desde la banda. Y hacíamos maquetas y las vendíamos en distribuidoras alternativas, y ésa era la parte punk. No entrábamos dentro de las discográficas. Antes mandábamos los carteles a los garitos y luego nadie los pegaba y nadie se enteraba de que íbamos a tocar a La Coruña. Y eso es ya obsoleto total. Aunque yo sigo pensando en discos, quizá de una manera equivocada. Sigo pensando en discos, en caras A y caras B. Y digo de una manera equivocada, porque sé que es el fin de los discos, que no de la música o las canciones. Pero quizá a nadie le interesa ya ofrecer paquetes. Ahora la gente solo quiere primer plato.

P. Ya que estamos hablando de punk se me hace obligatorio preguntarte por Evaristo y su reciente identificación.

R. Esto ya va siendo de traca. Yo estoy totalmente sobrepasado. Estoy tratando de localizar el momento en que esto ha empezado. De saber cómo hemos llegado hasta aquí y cuál ha sido el punto de inflexión hasta un retroceso tan vergonzoso. No es solo por lo de Evaristo, que ha sido esta semana, sino por todo lo demás. Yo me siento abochornado lo primero, avergonzado de vivir en un país que mete en la cárcel a cantantes y que piensa que las instituciones penitenciaras son para encarcelar a gente que canta. Es que es una cosa muy seria. Porque yo creo que las cárceles de un país normal no están para encerrar la expresión artística de un ser humano, que nunca debería tener la pena de cárcel. Esto es algo que se debería pensar muy seriamente. Y sigo pensando en cuál ha sido el punto de inflexión en el que nos hemos ido a tomar por el culo. En el que uno escucha discos de hace 20, 30 o 40 años que motivarían que hoy en día saliera una plataforma afectada por una frase que no le cae bien. No sé cómo hemos llegado hasta aquí. Creo que un ejercicio bueno sería culparnos a todos por haber dejado que eso ocurra.

P. Hombre, siendo un tema muy serio, yo tiendo a ver la parte positiva. No sé si has hablado con Evaristo, pero tiendo a pensar que el propio Evaristo, que es un punki de toda la vida, puede sentir hasta cierto orgullo de que lo detengan por sus letras.

R. Sí. Pero colectivamente es muy triste que eso suceda. Porque si te dicen que eso pasa en un país que es una dictadura, pues dices que es algo que se sabía. Pero, joder, de alguna forma no veo ningún motivo ni alegría. Aunque Evaristo esté súper orgulloso de que le haya pasado, pensará qué mierda está pasando. Es que Evaristo es el tótem de esas historias y ahora, de repente, alguien se ha fijado en que Evaristo hace frases que incomodan. ¡Hostia! Vaya mente privilegiada la del que se haya dado cuenta ahora de eso.

P. Totalmente.

R. Es que me vuelvo a repetir. Las cárceles y los jueces tienen trabajo para pensar en cosas serias y en gente peligrosa, que está a hacer el mal. Evaristo es el tío más punki del mundo pero es el tío más amable y más majo del mundo a la vez.

P. Yo no sé si ahora que le has dado una vuelta a tu repertorio has encontrado alguna canción tuya que ahora te pudiera traer una multa o una denuncia.

R. No. No he hecho nunca canciones demasiado punks. Aunque sí. Mira, yo hice una canción que era un guión de un cómic, que era La maté porque era mía. Para mí era un cómic, pero ahora seguro que dirían que incita a matar a tu novia o cosas de ésas. Es que habría tantas... Son cosas que pienso escuchando un disco de la Mondragón, en el que dicen cosas súper divertidas pero muy canallas, o cuando leo El hombre de los dados y es un tipo que hace lo que le dictan los dados y hay cosas súper brutas. Y nunca se me ocurre pensar que el autor es un hijo de puta. Pienso en qué imaginación tiene el tío, en si me gusta. Y si no me gusta lo tiro y ya está. No pasa nada. Solo son discos, son libros, son películas. No ha muerto nadie y no ha pasado nada.

Sigo pensando en cuál ha sido el punto de inflexión en el que nos hemos ido a tomar por el culo

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