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ENTREVISTA

David Lorente: “Los mensajes entran mejor desde las risas”

David Lorente.

Rocío Aguilar

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Inseguridades, percepciones y mucho humor. Los amigos de ellos dos aterrizará este sábado en el Teatro Góngora, una obra que ha colgado el cartel de ‘localidades agotadas’. Los actores Malena Alterio y David Lorente, bajo la dirección de Daniel Veronese, serán los encargados de hacer reflexionar al público sobre su rol en la sociedad. Eso sí, desde la más absoluta comedia. 

Con más de treinta años en la profesión, David Lorente ha participado tanto en series como en teatro o cine. Además, de en el exitoso musical Billy Elliot. En 2023 fue galardonado con un premio Feroz por su actuación en No me gusta conducir donde dio vida a Lorenzo. Un profesor de autoescuela de lo más divertido.

Ahora, el actor cuenta a Cordópolis cómo es ponerse en la piel de Nicolás y cómo gestiona, también, sus propias inseguridades.

PREGUNTA. ¿Cómo ha sido la preparación de esta obra?

RESPUESTA. Los ensayos empezaron en noviembre, pero también hicimos un trabajo previo de casi un par de meses para conocernos un poco. Malena y yo nos conocíamos de hace tiempo, pero no habíamos trabajado juntos. Yo no conocía a Veronese, pero ella ya había trabajado con él. A partir del 27 de noviembre empezamos a ensayar y muy intenso todo.

P. Y ¿cómo ha sido trabajar tan mano a mano con Malena?

R. Tengo muchísima suerte porque Malena es una excelente actriz y una excelente compañera. Y, lo digo con mucha alegría porque estas funciones, si no te entiendes con el compañero o la compañera, son imposibles de llevar. Hay verdaderamente un buen entendimiento. Luego, el resultado que el espectador lo juzgue, que es quien lo tiene que juzgar. Por mi parte, no hablo de que lo hagamos muy bien o muy mal, hablo que el entendimiento ha sido muy grande y con el director también. Eso hace que la función que nosotros ofrecemos, sí que la firmemos. Somos responsables.

Uno es distinto cuando está con su mejor amigo que cuando está con su jefa

P. ¿Quién es Nicolás?

R. Pues Nicolás es un tipo casado con Elisa desde hace unos veinte años. Es un matrimonio común como el resto de los mortales. Nicolás está en un momento, como tiene que ser en el buen teatro, muy crítico de su vida. Muy conflictivo con su existencia de cara a su pareja. Creo más bien de cara a la sociedad que les rodea y a los elementos concretos que nos configuran como persona. Es decir, uno es distinto cuando está con su mejor amigo que cuando está con su jefa. Ese es, para mí, el gran retrato que pretende hacer la función. Más que la relación de pareja en sí misma. A Nicolás lo que le pasa es que no puede más consigo mismo. Es algo que a quien más o quien menos le puede resonar. Quiere cambiar, pero cambiar no es tan fácil.

P. La obra toca mucho también el tema de las inseguridades,

R. Claro, claro. Yo tengo una gran admiración por el autor Sinisterra de teatro y él tiene una frase que dice: “Yo, somos muchos”. Las inseguridades son más yo que las seguridades, muchas veces. Y, sobre todo, cuando lo que te ocurre alrededor te provoca más inseguridad. Desde luego, de eso va la función. Ahora, no quiero dejar de decir, que va de eso, pero desde una carcajada casi constante. Desde donde suelen entrar mejor los mensajes es desde las risas. Eso, Veronese lo tuvo muy en cuenta.

P. ¿Cuál es la inseguridad más fuerte a las que has tenido que enfrentarse durante tu carrera?

R. Bueno, ayer mismo, yo soy un nido de inseguridades. Esto no se cura con el tiempo. Tengo compañeros y compañeras que se valen de su seguridad a la hora de trabajar y yo me valgo de mi inseguridad. Este trabajo no es un trabajo matemático, este trabajo es muy arbitrario, depende de cómo entres al público. Todos sabemos que en este trabajo, no trabajan más los mejores, depende de más factores. A mí eso me provoca mucha inseguridad. Yo cada trabajo que empiezo, lo primero que pienso es “ahora es cuando se van a dar cuenta de que no soy buen actor”. No puedo evitarlo.

P. Hablando de los años de profesión… ¿Qué crees que es lo primero que debe de aprender un actor?

R. A escuchar, sin duda alguna. Actuar es escuchar. Hay un malentendido en cuanto a la escuela, a la tradición del actor. Esta cosa de lucirse, de reclamar, de estar ahí, de tener brillo. Lo más difícil y lo más importante para entender e interpretar a un personaje es saber escuchar lo que te rodea. Al fin y al cabo, en la vida nos pasa eso: reaccionamos en base a lo que nos pasa. Y, para saberlo, tenemos que escuchar. A mí el trabajo falso de salgo y reclamo y “aquí estoy yo”, que vale más el actor que el personaje, no me interesa. Me interesa contar una buena historia y para eso tengo que escuchar tanto al resto de personajes como al público.

P. ¿Qué ha cambiado en David desde que le llegó su primer papel hasta el día de hoy?

R. Interesante pregunta, no me la había planteado. Yo creo que, sobre todo, saber relativizar más lo que me pasa. Tomármelo con más calma. Relativizar el miedo a no saber hacerlo. Relativizar, también, el éxito de haberlo hecho bien. Al principio, buscaba ávido las críticas sobre lo que yo hacía. Cuando me ponían mal lo pasaba fatal y cuando me ponían bien pues no había quien me tosiera. Pues ahora, no me pasa, ni las busco. No porque no me interese, pero interesa más saber que piensa el espectador.

P. Series diarias, teatro, dirección, ¿qué más te queda por hacer?

R. Bueno, sí que es verdad que me gusta que me pasen cosas distintas. He estado estos últimos tres años más metido en la tele. No soy un actor que pueda elegir lo que hacer. Esta cosa que escucho de los compañeros de “me leo guiones y elijo”, me da envidia, yo no. Todavía no estoy en esas. A día de hoy, sí que puedo no elegir del todo, pero sí elegir lo que no quiero hacer. Eso sí que, por lo menos, me lo he ganado. Me quedan bastantes cosas, sobre todo personajes.

Soy un nido de inseguridades

P. ¿Qué tipo de personajes?

R. Bueno, por ejemplo, hasta hace poco pensaba que podía hacer Hamlet pero me parece que ya soy mayor. Ahora, empiezo a mirar con cariño el Rey Lear

P. Este 2023 ganaste un Feroz por la interpretación de Lorenzo en No me gusta conducir

R. Una gran alegría hacer ese personaje. Durante el rodaje fue muy divertido, muy gustoso de hacer. Fueron seis semanas. Ya haciendo el rodaje daba la sensación que íbamos por buen camino. Desde luego, la respuesta que ha tenido ha sido la soñada.

P. ¿Con qué sensación van a salir los espectadores que vayan a veros al Teatro Góngora?

R. Bueno, por lo que llevamos visto en distintos bolos, la gente va a salir con sensación de habérselo pasado muy bien porque se han reído mucho. El miércoles pasado, cenamos en un bar que estaba lleno de espectadores que acababan de ver la función. “Que bien me lo he pasado, cuanto me he reído con vosotros”, esta es la frase que iba de mesa en mesa. Y, también, sí que hay algo para el aficionado al teatro, creo que puedo afirmar que lo que van a ver es puro teatro. Veronese es un tipo que sabe muchísimo de teatro, de hacer llegar lo que quiere contar al público de la manera más teatral y en el mejor sentido de esa palabra. Hay mucha verdad ahí dentro y es lo que engancha al espectador. Hace que se metan dentro de los que les pasa a estos personajes tan locos. La traducción que tiene para llegar al espectador es la risa. Con humor entra todo.

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