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“Cuenta lo que te pasa e intenta que rime”

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Marta Jiménez

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El rockero granadino recorre  la evolución que han tenido los textos en el rock en castellano en el BuleBar poético

¿Retirado?, pregunta Ramón Medina. De la boca de Miguel Ríos sale una risa. Así comenzaba anoche la charla en el BuleBar poético entre el periodista musical y el rockero que nunca muere en la Polifemo, la sala que ocupa la antigua azotea del Góngora, ante un aforo repleto. El plan era transitar por alguna de las bandas sonoras de la vida del granadino, ya que en toda lista “siempre faltan muchas canciones”. Dentro de la que escogió Miguel para Córdoba faltaron mujeres. No sonó ni una sola voz femenina.

La playlist del rockero pretendía mostrar su visión de la evolución que han tenido los textos en el rock en castellano. Por eso, la primera que pinchó fue El rock del cárcel de Los Teen Tops, acompañada de una explicación sobre la dificultad de cantar rock en castellano dentro del corsé, “casi camisa de fuerza”, sajón. El secreto: “acentuar la palabra como si fuera anglosajona”. En Bien-ve-ni-dos el acento al cantarla va en la primer sílaba.

Justo antes, Ríos confesaba no ser un gran lector de poesía. Hablaba de una “deuda generacional” a causa de una “mala educación” docente. Un profesor, don Baldomero Berlanga, solía decirle que leer era “muy pernicioso”. Y entre que la poesía era cosa “de afeminados” y lo que costaba entenderla, los versos no entraron en los primeros años de su vida. Sin embargo, el músico quiso destacar a aquellos que tienen la poesía “incorporada a su ser”. Como Enrique Morente. Un hombre “no cultivado” que adaptó a Góngora o San Juan de la Cruz.

El rock de barrio de final de los 70 se hizo presente con Agradecido de Rosendo; siguió con Alarma, la banda que lo acompañó en su gira mítica Rock en ruedo, y en donde se deshizo en toda clase de alabanzas al letrista Manolo Tena.

 El lenguaje no verbal del músico tocó una guitarra imaginaria al sonar La chica de ayer de Nacha Pop, momento en el que puso en un altar a Antonio Vega: “Los cantautores llevaron la batuta de las buenas letras”.

Las voces de Enrique Urquijo, en un poema de Luis García Montero, o del “juglar” Santiago Auserón con Radio Futura también pasaron por la Polifemo; asimismo lo hizo Sabina, Lapido, Los Rodríguez, Quique González y Vetusta Morla. Y hubo mención para los granadinos Niños Mutantes y Lori Meyers.

En el bis, Oda a la tristeza y el Macki Navaja del propio Ríos. La experiencia de la noche bulebaresca podría encerrarse en la definición de canción que nos dejó el rockero hablando de Asfalto: “Cuenta lo que te pasa e intenta que rime”.

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